Tuxpeñismo y ciudadanía del mundo

El tuxpeñismo es sinónimo de gente que le apuesta al futuro, que trabaja por transformarlo, por acondicionarlo mejor para la vida humana, que ama la naturaleza y la cultura, que abre su corazón al prójimo, que se hermana con todos los ciudadanos del mundo, que promueven con su conducta la proyección de la humanidad y no su perdición.

“El hombre libre está consagrado al prójimo, nadie puede salvarse sin los otros”

EMMANUEL LEVINAS /HUMANISMO DEL OTRO HOMBRE/
Siglo XXI Editores

El tuxpeñismo por muchos años fue sinónimo para algunos en esta ciudad puerto de la huasteca veracruzana de localismo, de una cesta de cangrejos donde ninguno se podía salir o trascender, porque los otros lo jalaban hacia el fondo, de ser una aldea tribal donde al diferente o al extraño se le rechazaba, se le excluía.

Pero fue una idea equivocada de quienes promovieron esta visión, esta actitud, porque lejos de ser una aldea aislada, Tuxpan desde la primera mitad del siglo XIX es una ciudad del mundo, vinculada con más allá de ultramar, con el viejo continente.

Grandes barcos de vapor surcaron el Atlántico y el Golfo de México, desde el Mare Nostrum, trayendo bienes materiales, pero también cultura, a través de libros, periódicos, gastronomía y hasta modas, que marcaban la pauta en eventos sociales y en fiestas tradicionales de la época en esta población.

La comunicación era mayor con ciudades como Hamburgo, Londres, Liverpool, El Havre, Burdeos, Bremen, Santander y Marsella, desde donde se traían los famosos vinos, y las tejas que cubrirían y embellecerían  los techados de las casas porteñas. Con la Ciudad de México la comunicación tardaba más de 12 días, transitando por viejos caminos de herradura, construidos para trasladar ganado, bordeando las faldas de la entonces invencible Sierra Madre Oriental.

En esos vapores partían elementos fundamentales para la comunicación entre los países europeos y para la transmisión de la cultura, el ferrocarril, desde este puerto se transportaban las maderas preciosas con las que se construirían  las famosas guitarras valencianas, pero también, las de chijol y cedro, con las que se construirían precisamente los durmientes para las vías de estos trenes, maderas fuertes de los bosques frondosos que cubrían los contornos de la ciudad y puerto de Tuxpan.

También enviábamos de regreso en esas embarcaciones los aromas de la vainilla de Papantla que perfumarían al mundo entre otras cosas el intercambio material, pero también cultural fue muy importante.

En este puerto veracruzano había consulados de diversos países del orbe como Prusia, Inglaterra, Francia y Estados Unidos; familias de extranjeros formaban parte de la población tuxpeña, después más tarde, llegarían las compañías petroleras inglesas y estadounidenses, principalmente a la explotación petrolera, la región de Tuxpan llegó a ser una de las zonas más productivas económicamente del mundo, grandes capitales en Gran Bretaña y el vecino país del norte se formaron con las riquezas naturales de esta parte huasteca, hasta la corona de Inglaterra estaba pendiente de su representante en estos lugares Weetman Pearson, un auge económico efímero, que no le dejó la región grandes beneficios y si muchas injusticias, pero indudablemente una convivencia entre varias culturas diferentes, pero confluentes en Tuxpan y la antigua región de “La Faja de Oro”.

Julián Emeterio Montiel

En  1924 cuando en Tuxpan no había radio, televisión, ni energía eléctrica, mucho menos internet, con una población de 10 mil personas, había en hogares tuxpeños más de 100 pianos de cola, de las marcas más excelsas en calidad como los rusos Petrof, Juan M. Montiel tenía ya su academia de música, de donde saldrían hasta directores del Instituto Nacional de Bellas Artes, como Aurea Pacheco, en las casas de Tuxpan no llegaban las ondas hercianas, pero ya se tocaba la mejor música del mundo, Beethoven, Mozart y Chopin armonizaban la vida citadina.

Personajes que hicieron historia y leyenda en Latinoamérica y el mundo como Fidel Castro y el “Che” Guevara, iconos de las luchas sociales y las protestas de la juventud en el orbe, partieron precisamente de Tuxpan, en el legendario yate “Granma” hacia la revolución cubana, con sueños libertarios en ese momento. Así esta ciudad se hermanó culturalmente con Cuba, cuya relación fraternal continua.

Fidel y el “Che” en Tuxpan, Escultura en el museo México-Cuba

Así se forjó una ciudad de la cual presidentes de la república, como Adolfo Ruiz Cortines cuando fue Diputado Federal por el Distrito de Tuxpan, soñó que esta ciudad se convertiría en un Nueva York chiquito por sus potencialidades de crecimiento.

Hoy en día empresas internacionales y personas de distintas nacionalidades, fincan sus proyectos en el puerto de Tuxpan. No es un “Nueva York chiquito”, pero indudablemente es una ciudad del mundo.

Por ello, el aldeanismo y el primitivismo tribal no pueden tener cabida en un lugar por esencia y de origen cosmopolita, porque por el contrario, en la mayoría de los tuxpeños impera un sentido de los valores humanos universal, culturalmente hemos aprendido mucho de nuestras raíces y nuestras tradiciones, pero también de la convivencia con el mundo que de mucho tiempo atrás ha existido.

Los sentimientos neotribales no pueden más que evidenciar miedos profundos ante un enemigo en puerta que amenaza nuestro orden interior e inconsciente, “nuestra fortaleza asediada” como lo describe Zygmunt  Bauman en “Sobre la educación en un mundo líquido”, Fustel de Coulanges en “La Ciudad Antigua” detalla que en la antigüedad en las tribus se excluía al extraño y se alentaba el aislamiento, al diferente lo podían estar cocinando sin inmutarse, le era natural, como naturales y primitivos son los que puedan alentar el aldeanismo en nuestros días, regresar al hombre en su ceguera y egoísmo al principio siempre amenazante de su animalidad.

Carlos Fuentes escribió en su libro El Espejo Enterrado que “Nuestra modernidad más exigente nos pide que abracemos al otro a fin de ensanchar nuestra posibilidad humana. Las culturas perecen aisladamente, pero nacen o renacen del contacto con otros hombres y mujeres, los hombres y mujeres de otra cultura, otro credo, otra raza. Si no reconocemos nuestra humanidad en los demás, nunca la reconoceremos en nosotros mismos.”

En la ciudad todos, desde los sectores periféricos, los de los barrios que no se deben perder, los de las zonas residenciales de las grandes y vistosas viviendas, hasta los del centro que viven unidades habitacionales o edificios departamentales, los que conservan hermosas casas tradicionales y los de las chozas de palos y cartón de los suburbios, integramos una comunidad de vida, hace siglos, milenios, la ciudades se amurallaban contra los bárbaros, los brutos, ahora esas murallas han desaparecido, pero en su lugar están además de las normas legales, las de urbanidad, las de civilidad, la educación y la cultura que nos debe defender del hombre natural, del bárbaro, de la animalidad que llevamos dentro, para posesionarnos en la sociedad a la que pertenecemos como verdaderos ciudadanos con derechos, cierto, pero también con responsabilidades que tenemos que asumir en nuestra convivencia diaria.

Jürgen Habermas

Afortunadamente, culturalmente sabemos muy bien de la importancia que tiene para el avance como civilización la cultura que se nutre con la relación con los otros, hasta con los diferentes, coincidimos con el filósofo alemán Jürgen Habermas “somos lo que somos gracias a nuestra relación con otros”.

Se promueve en Tuxpan  una ciudadanía que rescata de los pensadores de la revolución francesa el sentido de fraternidad, que incorpora el de pertenencia a la comunidad, el de la comprensión al otro. La ciudad está destinada a producir, a crear civilización y cultura, a generar bienes materiales, pero también espirituales, educación para una convivencia  superior, para promover las causas comunes de las que solo el “idiota” del que hablaban los griegos, que solo ve su esfera individual, no estará de acuerdo.

Coincidamos con Immanuel Kant que la humanidad tiene un destino, el forjar una ciudadanía cosmopolita posible, como lo afirma la filósofa Adela Cortina, en una república ética universal, que proyecte nuestro humanismo, sobre nuestra animalidad.

Una ciudad como organización social, más que como un espacio material, como un proyecto reflexivo del hombre para humanizar las formas de existencia y convivencia citadinas, para no perdernos en una nueva jungla urbana, donde no haya tiempo para estrechar los lazos afectivos, donde el ruido y la sordera pueda atrofiar nuestros sentidos y nuestros pensamientos, donde la indiferencia social y la incomunicación aun en nuestro propio hogar, nos pueda reducir a simples autómatas.

Promovemos una ciudadanía que más que un estatus legal, sea un estatus moral y una identidad  cultural en una comunidad donde el laissez-faire no debe ser aceptado. Una ciudadanía que tenemos que seguir construyendo, ladrillo por ladrillo, aprendiendo a gobernar nuestras emociones no positivas, la ira, la envidia, la intolerancia a quienes no piensan como nosotros, el odio al diferente, el egoísmo, la alegría por el sufrimiento de un animal o una persona ajena, como lo enseña Victoria Camps, pero si debemos seguir teniendo las positivas, como la indignación ante una injusticia en nuestra ciudad o en cualquier parte del mundo al que pertenecemos, la solidaridad para quien la necesita, más allá de nuestro traspatio debe ser lo deseable.

Tuxpan surgió de Tabuco, su origen está ligado a la navegación, es el primer puerto prehispánico del golfo, del que se tenga noticia, los huastecos fueron una cultura con mucha interacción con las culturas totonaca, olmeca y los mismos aztecas, nuestra identidad original ha sido eminentemente social, una cultura que conservamos como tradición y de la que estamos orgullosos, pero ahora formamos parte ya no de una aldea o una cultura prehispánica, sino de una ciudad del mundo.

Tuxpan es una ciudad  del mundo, en constante crecimiento y transformación, con grandes proyectos industriales y portuarios, pero también culturales y ambientales, como el Observatorio Marítimo Internacional Jack Cousteau, un lugar en movimiento, donde más allá de las actitudes neotribales que se pudieran dar, hay muchas personas, muchos tuxpeños  proyectando y trabajando desde sus respectivos campos civiles, por elevarla aun más, un grado como civilización.

Tenemos un río que como el “Delta”, arropa un paraíso natural que debemos conservar y proyectar, porque la ciudad del mundo que edificamos con nuestras actitudes, no es un conjunto de avenidas encementadas y cuadros de concreto y ladrillo, es mucho más que eso, es un espacio ideal de vida, donde el entorno natural, es insoslayable, donde el agua que fluye desde las serranías, es bendición  que purifica el alma colectiva de la ciudad puerto, y que nos une a través del Atlántico con las culturas ya no lejanas, muy cercanas que confluyen en el mediterráneo, entre otros mares que son vasos comunicantes del humanismo que nos integra.

Tuxpeños forman la avanzada de científicos sociales que están trabajando en la construcción de nuevas fórmulas para una mayor calidad de vida en el mundo, han sido coautores de la encuesta  mundial de valores y han realizado propuestas de vanguardia en busca de un desarrollo más pleno y la verdadera felicidad en el orbe, como el Índice Objetivo de Desarrollo IOD que propone Miguel Basáñez Ebergenyi  en “Un mundo de tres culturas”.

Miguel Basáñez Ebergenyi

La ciudad de Tuxpan es espacio simbólico que ha  proyectado la creatividad de artistas, pintores y fotógrafos, pero de manera especial de grandes poetas vanguardistas que le han cantado a ese Tuxpan de rojizos tejados, de naturaleza viva y de un majestuoso río, como fuente de inspiración.

Tuxpan no debe ser nunca lo que han sido otras ciudades  para sus moradores, ni sodomita, ni jauja para lo ilícito, ni centro de explotación, ni manicomio social, ni cárcel urbana. Debe ser siempre espacio de  libertad, que rompe cadenas de ignorancia y de esclavitud virtual, que proyecta y no reduce las potencialidades humanas de sus ciudadanos.

Julián Adem Chaín

El tuxpeñismo no lo identificamos para nada con los cangrejos, si con las águilas que despliegan sus alas y conquistan las alturas, con inteligencias como las de José y Julián Adem Chaín, tuxpeños que ganaron los premios nacionales en ciencias e inventaron fórmulas universales algebraicas y matemáticas como “Las relaciones Adem”. Y la “Teoría Termodinámica de prevención del clima por la temperatura del mar”.

José Luis Rivas

El tuxpeñismo lo asociamos con la sensibilidad humana y el talento literario de grandes poetas porteños que han ganado premios y reconocimientos nacionales e internacionales como José Luis Rivas, con  prestigiosos escritores que promueven la cultura en el país como Braulio Peralta y el también tuxpeño Guillermo Chao galardonado como novelista histórico, pero también de mujeres como Patricia Rosas Lopátegui, valor cultural tuxpeño de la academia en Estados Unidos y Juan Francisco Hernández en la de Bélgica.

Y muchos otros personajes de esta ciudad puerto que ya están triunfando en alguna rama de la literatura como Pedro Paunero y jóvenes que se proyectan como grandes escritores que radican en esta localidad, en la ciudad de México o en el extranjero, el tuxpeñismo es también cultura.

El tuxpeñismo es sinónimo de gente que le apuesta al futuro, que trabaja por transformarlo, por acondicionarlo mejor para la vida humana, que ama la naturaleza y la cultura, que abre su corazón al prójimo, que se hermana con todos los ciudadanos del mundo, que promueven con su conducta la proyección de la humanidad y no su perdición.


Bibliografía:


El espacio social de la ciudad
Raymond Ledrut
Amorrortu

Sociologia
Luis Recasens Siches
Editorial Porrúa

Sobre la educación en un mundo líquido
Zygmunt Bauman
Editorial Paidós

Elogio de la Duda
Victoria Camps
Arpa Ideas

Ciudadanos del Mundo
Adela Cortina
Alianza Editorial

Poder y sociedad civil
Raúl Hernández Vega
Editorial UV

El Espejo Enterrado
Carlos Fuentes
Fondo de Cultura Económica

Un Mundo de Tres Culturas
Miguel Basáñez
Siglo XXI Editores

Print Friendly, PDF & Email