El cine negro es una de las obsesiones de Rafael Aviña (Ciudad de México, 1959). Su afición por asuntos de nota roja viene de tiempo atrás, “desde que era muy pequeño”, recuerda; también desde niño viene su pasión por el cine, disciplina a la que ha dedicado buena parte de su vida profesional.
Como crítico e investigador, Aviña sabe que el cine dialoga directamente con la realidad de una sociedad y en ese sentido, el cine de género tiene mucho que decir. A manera de continuación de su anterior libro Mex noir: Cine mexicano policiaco (2017), ahora publica Neo-Mex Noir: Cine mexicano policiaco moderno (Cineteca Nacional), una investigación donde hace un recorrido histórico que abarca de los años setenta hasta la actualidad.
¿De dónde viene tu relación con el Centro Histórico?
En una ocasión, cuando era niño caminaba de la mano de mi papá, vivíamos por el Centro Histórico y al ver una multitud de gente me solté. Corrí rumbo a las personas y alcancé a ver a un tipo que estaba muerto. Más que el cadáver y la sangre, lo que más me llamó la atención fue la reacción de la gente, esa imagen se me quedó grabada. El Centro siempre ha sido un punto de fascinación y horror. Creo que de ahí viene mi fascinación por las películas policíacas y los asesinos en serie, pero poco a poco también he descubierto que lo que realmente me gusta es el cine mexicano y en particular el cine popular.
¿Cómo ha cambiado el cine policíaco mexicano a lo largo del tiempo?
El cine policíaco en los años cuarenta o cincuenta manejaba la idea de que el crimen no paga. Tarde o temprano los criminales o aquel que se saltaba las trancas de la ley, terminaba en prisión. Al final de la película El automóvil gris de 1919, de Enrique Rosas, termina con el fusilamiento real de los integrantes de la banda del automóvil gris, para mí este es el inicio del cine snuff, y concluye con una narración donde se advertía que los criminales la iban a pagar siempre. Arturo de Córdova en películas como En la palma de tu mano o en La diosa arrodillada, de manera azarosa termina confesando sus crímenes. En cambio, en el cine contemporáneo sucede lo contrario. Ahora parece que el crimen paga y bien, los policías ya forman parte del imaginario de la corrupción. El cine documental ha retratado muy bien está realidad, ya no vemos a los ladrones que roban de noche, ahora tenemos a cárteles y psicópatas que matan por simple pasión. Las películas Temporada de Huracanes, de Elisa Miller y Desaparecer por completo, de Luis Javier Henaine, apuntan a cosas sobrenaturales y la vez a temas realistas. Ahora hay una desesperanza absoluta y una visión muy amarga de la realidad en cuanto a la justicia. Actualmente las películas apuestan a eso, en el documental Soles negros, de Julien Elie, en Sin señas particulares, de Fernanda Valadez y en La civil, de Teodora Mihai, el final es desesperanzador. Vivimos en un México que está cada vez peor y eso es algo que arrastramos de muchos sexenios atrás.
Incluso ahora vemos una cuestión aspiracional respecto a los criminales.
Por ahí de 2012 o 2013 me impresionó mucho un documental de Shaul Shwarz llamado Narco cultura, entrevistaban a niños que comentaban sus aspiraciones de ser narcos. En la película Fiesta en la madriguera, de Manolo Caro, se muestra la relación entre un padre que es líder de un cártel en Sinaloa y su hijo quien vive en una especie de burbuja que le permite tener todo lo que quiere. El crimen se volvió atractivo en tanto que te permite tener todo tipo de lujos. El documental La libertad del diablo, de Everardo González, habla de los adolescentes a quienes se les paga muy bien por cometer asesinatos, pero que a la vez prefieren gastar el dinero rápido porque saben que no van a vivir mucho tiempo, algo similar vemos en Los plebes, de Eduardo Giralt Brun y Emmanuel Massú.
¿En términos de calidad cómo está el cine negro mexicano actual y cuáles son tus cinco películas favoritas de este género?
En la actualidad se hace muy buen cine en México, el problema es que la gente no está acostumbrada a verlo, entiendo que prefieran escaparse de la realidad y por eso ven comedias románticas. Entre las películas que me gustan te menciono Carmín Tropical, de Rigoberto Perezcano, es excepcional; también La jaula de oro, de Diego Quemada-Diez. Los albañiles, de Jorge Fons y Matinée, de Jaime Humberto Hermosillo, son notables. La ciudad al desnudo, de Gabriel Retes, a pesar de que es muy polémica creo que tiene que ver mucho con la criminalidad actual. Soles negros, de Julien Elie es muy impactante, así como Señas particulares, de Fernanda Valadez y La civil, de Teodora Mihai.
Contenido obtenido de: Aristegui Noticias