José Martí y el asalto al Moncada

El pasado 26 de julio en Xalapa, la capital del estado de Veracruz, se reunieron frente a la escultura del poeta y libertador José Martí dirigentes e integrantes del Instituto de Relaciones Culturales Mexicano Cubanas “Flores Magón-Mella” además de autoridades municipales y estatales, el evento fue encabezado por la Senadora de la República Maestra Gloria Sánchez Hernández, fundadora de esta organización civil; el mensaje alusivo lo dijo el maestro Francisco Guzmán Márquez, Presidente de este Instituto Cultural.

Por Francisco Guzmán Márquez

Compañeros y compañeras

El 26 de julio de 1953, las ciudades de Cuba y Bayamo, fueron el escenario de dos cruentos combates entre el Ejército de la tiranía batistiana y un contingente de jóvenes patriotas que en nombre de su pueblo explotado y humillado, en medio de tanta pobreza, ignorancia, desempleo, prostitución, analfabetismo y múltiples enfermedades, decidió tomar el camino de las armas para reivindicar tantos años de marginación, sometimiento y discriminación colonial.

El asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes no fue una acción aislada, En América Latina y en el mundo se venían dando hechos políticos muy importantes que debemos recordar.

En Europa se registran el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del nazismo; comienza la lucha por la instauración de la democracia en nuestro continente; en Guatemala asume como Presidente Jacobo Árbenz de tendencia nacionalista que decreta la reforma agraria, impone límites a los monopolios y promueve el desarrollo industrial.

Ante estos acontecimientos, Estados Unidos centra su interés en el Continente. En 1946 crea la Escuela de las Américas en Canadá para entrenar a los militares latinoamericanos en métodos de tortura que liquidaron a miles de luchadores sociales. Surge la OEA para mantener el dominio estadounidense sobre nuestros pueblos. En Bogotá miles de manifestantes reclaman cambios profundos, es asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán y se desata una guerra civil.

El 10 de marzo de 1952, se produce en Cuba el golpe de estado encabezado por Fulgencio Batista, acontecimiento que agravó la situación política y agudizó la persecución, la represión policiaca, la pobreza, la salud, la educación y el desempleo. Las clases pobres carecían de lo más indispensable para vivir. Las condiciones materiales existentes propiciaban las manifestaciones de rebeldía y el alzamiento de los desposeídos y humillados.

De las filas de la “Generación del Centenario” del nacimiento de José Martí, surge el joven abogado Fidel Castro Ruz, con su rico bagaje de ideas del Maestro de América y la concepción de la necesidad de emprender la lucha armada en su país como única vía para liberar al pueblo cubano de la pobreza, de la crisis política y de la dependencia del imperialismo norteamericano.

Con base a esa tesis, surge la idea de llevar a cabo el asalto a las fortalezas militares más importantes de la isla, el cual se preparó con mucha discreción. Se eligió a Santiago de Cuba por su ubicación geográfica y por formar parte del territorio oriental que fue escenario histórico de muchas acciones de rebeldía popular y con bastos antecedentes de insurrecciones campesinas contra los latifundistas.

Para  lograr el objetivo se organizó un movimiento que llegó a contar con mil doscientos miembros, formado fundamentalmente por jóvenes, obreros, campesinos, empleados y profesionistas honestos e incorruptibles.

El plan del asalto se organizó con absoluta secrecía. Las armas y los uniformes se adquirieron con los escasos recursos de los futuros combatientes, que se guardaron en la granjita Siboney, junto con los automóviles que serían utilizados para el día del asalto.

El contingente de ataque se distribuyó en tres grupos. El primero, al mando de Fidel Castro, atacaría la fortaleza; el segundo, dirigido por Abel Santamaría, tomaría el Hospital Civil y el grupo de Raúl Castro, el Palacio de Justicia.

Los grupos de Abel Santamaría y de Raúl Castro lograron sus objetivos, pero el de Fidel Castro fracasó en el intento.

La acción armada fue ejecutada por 135 jóvenes al mando de Fidel Castro misma que terminó en una estruendosa derrota  para los intrépidos sublevados. La mayoría fueron asesinados y los sobrevivientes hechos prisioneros, enjuiciados y sentenciados a prisión. Entre los atacantes destacan dos valerosas mujeres, Haydée Santamaría y Melba Hernández.

El heroico asalto a os cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, son demostraciones palpables de que los pueblos sometidos de Nuestra América siempre han estado dispuestos a luchar para conquistar sus derechos de igualdad y de justicia social.

Tal fue el inicio de un proceso revolucionario que culminó en Cuba con el triunfo del Ejercito Rebelde en 1959 dirigido por el Comandante Fidel Castro Ruz,  después de su exilio de preparación en México, de la intrépida expedición en el yate Granma que zarpara de Tuxpan, Veracruz, asentando una tremenda derrota al ejército de la dictadura auspiciada por Estados Unidos, destacando los heroicos comandantes Ernesto Che Guevara, Raúl Castro Ruz, Juan Almeida Bosque, Camilo Cienfuegos, entre otros aguerridos combatientes, que con sus hazañas contribuyeron a lograr la victoria del pueblo cubano.

A partir del triunfo, el gobierno de la Revolución emprendió inmediatamente las transformaciones reclamadas por las masas populares y esbozadas en “El Programa del Moncada”, que proponía solucionar los problemas de la tierra, de la vivienda, de la industrialización, del desempleo, de la educación y de la salud del pueblo.

Con la Reforma Agraria y la Reforma Urbana se entregaron la tierra y la vivienda a quienes no las poseían y fueron, además de las nacionalizaciones de las refinerías, de la compañía de luz y de teléfonos, las que concitaron el odio más despiadado por parte del imperio del Norte que en un acto de soberbia, decretó por decisión del Presidente Eisenhower, el 3 de enero de 1961, el rompimiento de relaciones diplomáticas y el embargo de la cuota azucarera. El 7 de febrero de 1962, el Presidente John F. Kennedy declaró unilateralmente el bloqueo de ese país contra Cuba. A partir de entonces, hasta nuestros días, el pueblo hermano de Cuba padece el más despiadado y cruel bloqueado económico, comercial y financiero que pueblo alguno haya padecido en la historia de la humanidad.

Mientras el pueblo cubano derrama su solidaridad por el mundo con médicos y maestros, el bloqueo económico se endureció en plena pandemia durante la administración de Donald Trump, causando millonarias pérdidas económicas y vidas humanas, dañando profundamente al sistema de salud, la educación, el deporte y el turismo del hermano pueblo que resiste heroico.

Ante tales abusos del imperio, exigimos junto con la mayoría de los pueblos del mundo, que de manera incondicional Estados Unidos levante el infame y criminal bloqueo económico, comercial y financiero que tantos perjuicios ha causado al pueblo de Martí y de Fidel y elimine a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo en que la colocó Trump endureciendo más el bloqueo impidiendo que más países puedan tomar acciones concretas y humanitarias para salvar al pueblo digno y ejemplar para América y el mundo.

¡Que vivan los héroes y mártires del Moncada!

¡Que viva Cuba socialista y solidaria!

¡Que viva el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz!

¡Que viva el Maestro de América, José Martí, autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada!

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