Mario García Torres, crear nuevas narrativas en el arte

Uno de los artistas contemporáneos de más relevancia dentro y fuera de México, busca crear nuevas narrativas entre el curador, el espectador y el artista

A Mario le gusta jugar con el pasado y con el presente, al tiempo que se cuestiona sobre lo que es verídico. Se ha consagrado como un artista que interactúa con su público, y se ha vuelto una especie de mentor, con el toque accesible y fortuito que lo caracteriza, para todos aquellos jóvenes que quieren acercarse al mundo del arte. Un ejemplo es el caso de los Premios Gorrita Azul, que comenzaron como una broma en redes sociales con una pregunta sencilla hecha por el artista: “¿Cuál fue la exposición más interesante del año?”. Esto abrió un debate entre las opiniones de sus seguidores, y así nació una plataforma con una participación cada vez mayor del público. En 2023 se formalizaron los premios, que se llevaron a cabo de manera oficial ante diversos medios de comunicación en el Museo Franz Mayer.

Otra de las peculiaridades del artista originario de Monclova, Coahuila, es que dejó de fechar sus obras a principio de la década de 2000, firmando con un simple “s/f” (sin fecha), separándose así de la linealidad del tiempo.

A lo largo de su trayectoria Mario ha participado en bienales internacionales, como la de Venecia o la de São Paulo, así como en la Documenta de Kassel. Su trabajo ha sido expuesto en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, el MoMa en Nueva York, la Tate Modern en Londres y el Centre Pompidou en París, entre otros. En exclusiva para M Revista de Milenio, nos habla sobre sus nuevas exposiciones, planes a futuro y, ¿por qué no?, un poco sobre sí mismo.

¿Cómo defines el arte conceptual?
Es un conjunto de herramientas, de muchas que hay, que te permiten leer y también producir; es una manera de ver el mundo.
¿Qué tipo de artista te consideras?
Soy un artista conceptual, que a veces pareciera desertor.
¿Se ha creado un sistema de comunicación nuevo entre artistas y su público? Como sucedió con los Premios Gorrito Azul.
Totalmente. ¡A raíz de una broma conceptual! Y ha revelado una verdad: la falta de reconocimiento de la labor de artistas, curadores y críticos en nuestra comunidad, y también entre los que formamos parte de ella. Se ha convertido en un proyecto que apareció sin buscarlo, y sorpresivamente me ha regalado momentos increíbles.

¿Qué papel ocupan los museos en el arte y cómo te gustaría verlos evolucionar?
Los museos siguen siendo el lugar más importante del sistema. Son el espacio donde se cuentan las historias de la manera más clara, pero están pasando por una difícil reinvención, probablemente la más radical desde que nacieron. Para bien, cada vez los veremos con más características híbridas, más cerca de la cultura popular, siendo más flexibles en la concepción de sí mismos y de su papel en la sociedad.
Cuéntanos un poco sobre tu futura colaboración en la Bourse de Commerce en París, ¿cómo es tu relación con el Arte Povera?
En algún momento de mi carrera me puse a investigar sobre el One Hotel, un tipo de hostal que el artista italiano Alighiero Boetti tenía en Afganistán durante en los 70, esto era casi un secreto. La curadora de la exposición, Carolyn Christov-Bakargiev, con quien he trabajado previamente, me invitó a intervenir en una muestra histórica sobre el movimiento Arte Povera, del cual Boetti era parte. No puedo decir mucho más, pero mi obra estará relacionada con Reme, un búho que Boetti tuvo como mascota en Kabul en aquellos años.
¿Puede una obra conceptual existir si nadie la interpreta o percibe?
Mientras exista en la mente de alguien, existe como obra. Aunque el arte conceptual pretende otra cosa, es el movimiento más romántico del siglo pasado.
¿Cuál es el mejor consejo que le has dado a alguien?
No se lo he dado a nadie, pero el otro día, un meme me dejó pensando. Yo lo editaría para que dijera: “Nunca permitas que tu educación te quite lo irracional”.
¿A qué cinco personas (vivas o muertas) invitarías a cenar?
Invitaría a Rosalia, a Marcel Duchamp, a Mariangeles Reygadas, a Andy Warhol y a Larry David. Creo que sería una mesa divertida. La haría en mi casa, sin música; en la mesa de la cocina.
¿Crees en el concepto de placer culposo?
Creo en el placer, y aunque a veces tengo que recordármelo, quisiera quitarme de encima la culpa. Siento que seríamos mejores personas si no tuviéramos juicios sobre lo que es moral, correcto o benéfico.
¿De qué estás más orgulloso en tu trayectoria?
Tengo una relación complicada con el orgullo. Siento que no veo mucho hacia atrás, no reviso lo que he hecho. Trato de vivir en el presente, y de hacer lo mejor que puedo en el proyecto que estoy trabajando en el momento.
¿En dónde te ves en 10 años?
No lo sé, espero estar en un lugar que hoy mismo no pueda ni siquiera imaginar.

Contenido obtenido de: Milenio



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