El estreno mundial del espectáculo multidisciplinario Noyollo Opus 52, que conjuga ópera, música y danza, tendrá lugar en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
El coreógrafo Fernando Melo, cuenta a MILENIO que la obra incluye música de los Liebeslieder Walzer, de Johannes Brahms. Esos valses conocidos como canciones de amor para piano a cuatro manos y voces estilo Länder, un género folclórico austriaco, son una analogía de cómo se paralizó el mundo con la pandemia.
Melo, ex director de la compañía sueca Göteborgsoperans Danskompani, comenta que Noyollo Opus 52 brindará solo una función en el Teatro Esperanza Iris. Se trata una pieza que se gestionó desde 2020 entre la compañía Danza Visual y él, brasileño radicado en Suecia, que viene a trabajar en esta coproducción en México.
El escenario, que busca generar empatía, cobra magia al contar con un dispositivo giratorio de 360 grados de la autoría del reconocido artista Mauricio Ascencio, encargado también de la iluminación y el vestuario, dice Patricia Marín, directora artística de Danza Visual.
La bailarina detalla que se usan paneles de madera como metáfora para exponer cómo la pandemia nos confinó en casa, en una sinfonía de emociones. “El movimiento poético, que de manera armoniosa dan bailarines, cantantes y músicos a esos enormes lienzos de madera, muestra cómo estaba aislada la humanidad.
¿Cómo se dio esta colaboración?
Melo: Patricia Marín y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, la primera vez que trabajamos juntos fue en Chicago con la Compañía Luna Negra. Yo hice una coreografía en donde Patricia era bailarina, después volvimos a trabajar en Mérida y durante la pandemia hablamos de colaborar en una obra inspirada en las sensaciones que teníamos en el momento del confinamiento.
El concepto de la coreografía, con música en vivo y experiencias sensoriales, parte de la necesidad de tener una conexión con otras personas porque los seres humanos necesitan relacionarse con otros individuos, ese el punto de partida en Noyollo, que en náhuatl significa corazón.
¿Cómo integraron danza, ópera y música?
Marín: Nos encanta trabajar en esta simbiosis de distintas disciplinas. Yo soy bailarina de danza contemporánea; Rogelio Marín, codirector de la compañía y tenor de la pieza que vamos a estrenar en Teatro de la Ciudad, es mi hermano, y el otro codirector es Leonardo Beltrán, ex bailarín de la Compañía Nacional de Danza. Entonces tenemos esta visión tripartita desde que iniciamos como compañía y ahora unimos una visión más que es la del coreógrafo internacional Fernando Mello.
Noyollo Opus 52 se estrenará el 10 de julio, a las 20:00 horas en el Teatro de la Ciudad, y ofrecerá funciones también en el Museo del Barroco (Puebla), en el Teatro Raúl Flores Canelo y cerrará temporada en la Sala Miguel Covarrubias en la última semana de agosto.
La música es en vivo, estarán al piano los maestros James Pullés y Karina de la Peña; los cantantes Pedro Aranday, Rogelio Marín, Paola Danae y Wendy Oviedo, artistas de trayectoria internacional, con la participación de los bailarines Anivdelab Ponce de León, Samantha Nevaréz, Tlathui Maza, Jonathan Alaves, Fernando Zárate y Patricia Marín.
Danza Visual
Sobre su trabajo con Danza Visual, Patricia Marín dice que la compañía tiene un corte multidisciplinario. “Llevamos trabajando 15 años, nos enfocamos en el público infantil, ya tenemos varias obras, la más conocida es El caparazón de la tortuga, que ha estado unos 10 años en temporada continua”.
Contenido obtenido de: El Milenio