Cuenta Christian Peña (CDMX, 1985) que cuando tenía 15 años solía hurtar las enciclopedias de su padre para luego intercambiarlas en las librerías del Centro Histórico de la Ciudad de México por libros de literatura, especialmente de poesía, los cuales terminarían por convertirse en los cimientos de su oficio como poeta.
Sin embargo, jamás pensó que aquel acto de inocente clandestinidad, lo llevaría a obtener un reconocimiento tan importante como el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores, el cual recibió el pasado 23 de julio el Palacio de Bellas Artes, por su más reciente libro, “Quirón” (Vaso Roto Ediciones), elegido como la mejor obra literaria publicada en México durante 2023.
Se trata de un poemario, cuyo tema principal es, según explicó el autor en la ceremonia de premiación, “la relación entre el padre y el hijo”, al evocar la figura del centauro desde dos perspectivas: “la mitológica y la astronómica”.
“(En la mitología) el centauro por excelencia está condenado a curar el dolor de los demás, a pesar de vivir con una herida eterna, es un mentor, un maestro de héroes abandonados por sus padres, un lector del mapa nocturno del cielo.
“Por otra parte, en la astronomía, un centauro es un cuerpo menor que puede pasar por asteroide o cometa”, explicó. En su libro se unen y desarticulan las fuerzas primarias “del nacimiento y la irremediable destrucción, el maestro y el alumno, el padre y el hijo”.
Como ejemplo, Peña recitó, con voz sosegada, el primer poema del libro, el cual, según relató, surgió del acto cotidiano de llevar en hombros a su hijo y ver su sombra proyectada sobre una superficie: “Mi hijo es la mitad de mi cuerpo: /cuando lo llevo en hombros me convierto en caballo,/ me recuerda que un hombre/ es mitad bestia y mitad lo que su padre hizo de él…”.
Tras referirse a otros poemarios que ha escrito como proyectos y no como poemas sueltos, “Veladora”, en el que confeccionó un rosario al poeta de México, Ramón López Velarde; o “Expediente X.V.”, que indaga la muerte de quien fue una de sus mayores influencias: Xavier Villaurrutia, Christian Peña mencionó que en esta ocasión lo que trató de hacer fue una especie de “vasija” como aquellas de origen griego o latino, en que se pintan representaciones humanas y mitológicas.
UN CLÁSICO Y NUEVAS MASCULINIDADES
En el evento también estuvieron la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Giménez, Felipe Garrido, director de la Sociedad Alfonsina Internacional —que otorga el galardón—, el poeta Ernesto Lumbreras y la escritora Tanya Huntigton, quien formó parte del jurado.
Esta última, señaló que parte de las razones por las que el jurado tomó la decisión de premiarlo son su actualidad, en un contexto necesario de nuevas masculinidades, que Peña expresa en la relación del padre con su hijo. “Los poemas filosóficos de Christian nos invitan a reflexionar sobre el mundo que nos rodea, cuestionando nuestra realidad y nuestra percepción de ella”.
Durante su intervención, Lumbreras recordó y aplaudió que este premio, considerado el más importante del país en su tipo, había permanecido 13 años sin que fuera ganado por un libro de poesía, siendo el último poeta ganador, el morelense Sergio Mondragón, con su poemario “Hojarasca”.
Tanto por la relevancia del premio, que fue inaugurado con el reconocimiento a Juan Rulfo en 1955, por su novela “Pedro Páramo”, y luego Octavio Paz, en 1956, por el libro de ensayos “El arco y la lira” y ha reconocido a otros grandes nombres como Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Elena Garro, José Emilio Pacheco, Efraín Huerta, Juan Villoro o Cristian Rivera Garza, como por su afinidad estética con ganadores anteriores, Lumbreras se aventuró a augurar que este libro de Peña se convertirá en un clásico de la literatura mexicana.
“La poética de Peña no responde a las tentaciones de la aventura verbal o la extrañeza de paisajes sensoriales, se trata de un ejercicio en todo rigor de las formas expresivas: el dominio de la métrica española y del poema en prosa son notables en sus libros (que superan la quincena), sobre ciertos tópicos abordados sin cortapisas a los que impone una visión personalísima. En otras palabras, veo y celebro una conciencia de la composición poética”, dijo.
Contenido obtenido de: El Sol de México