Carlos González Gándara
La riqueza marina del estado de Veracruz supera las 1500 especies, incluye a todos los reinos, desde bacterias hasta vegetales y animales, cuyos componentes corresponden principalmente a la provincia biogeográfica Caribeña y una pequeña proporción a la Carolineana, que se distribuye en los ecosistemas costeros y marinos. Los atributos sedimentarios, geomorfológicos y ecológicos de estos ecosistemas, manifiestan la influencia de los aportes fluviales, la actividad volcánica, la deposición aérea y atmosférica, las masas de agua y las actividades humanas. De esta forma, las 10 cuencas hidrológicas que vierten sus aguas a la costa son determinantes en la formación y permanencia de los sistemas estuarinos, donde destacan 17 lagunas costeras y entre éstas, Tamiahua (88 000 ha) y Alvarado (12830 ha) por la superficie que ocupan y por su importancia pesquera.
Estas algunas al igual que los estuarios resultan de la mezcla de agua dulce con el mar, generando sistemas de salinidad variable y son utilizadas por diferentes especies para la crianza y alimentación; otro espacio ambiental importante en la zona costera, corresponde a los arrecifes, muchos de ellos de origen coralino. Recientemente, se ha documentado que forman un corredor arrecifal compuesto por tres grandes conjuntos: Sistema Arrecifal Lobos Tuxpan; Sistema Arrecifal Veracruzano y Sistema Arrecifal Los Tuxtlas, constituyendo el sistema marino de mayor riqueza biológica; y finalmente la parte estrictamente marina que abarca desde la playa hasta mar adentro.
El conocimiento de la diversidad biótica de Veracruz, es el resultado de la investigación científica y las primeras investigaciones marinas en Veracruz datan del siglo XVIII y XIX, aunque fue hasta 1926 que se crea un espacio para la investigación:
La Estación de Biología Marina del Golfo en el puerto de Veracruz. Entre sus productos destacan las publicaciones sobre peces y pesca comercial. Posteriormente, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana.
Universidad de Texas, Instituto Politécnico Nacional y Universidad Veracruzana entre otros, han generado el conocimiento biológico de los ambientes marinos veracruzanos. Los resultados han permitido valorar la importancia de la biota marina de Veracruz, por lo que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) considera seis regiones marinas prioritarias (47, 48, 49, 50, 51 y 52) en el estado, debido a que albergan especies endémicas o catalogadas en alguna categoría en el libro rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza o en la Norma Oficial Mexicana.
A partir 2002, la Universidad Veracruzana ha incrementado sus esfuerzos para estudiar la riqueza biológica del estado, con la habilitación de profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (Tuxpan) y de la Facultad de Biología (Xalapa) así como la creación del Instituto de Ecología y Pesquerías, produciendo más de 200 publicaciones que dan cuenta de la biota, destacando los registros de nuevas especies, algunas de ellas que habitan exclusivamente en los ambientes de Veracruz, como es el caso de Hypoplectrus castroaguirrei, H. atlahua, Elacatinus jarocho y Tigrigobius redimiculus, que habitan en las formaciones arrecifales.
Como resultado del intercambio comercial e industrial que ocurre a nivel mundial, muchas especies han sido movilizadas de manera intencional o accidental de una región geográfica a otra y a estas especies se les conoce como invasoras o no nativas. En los ecosistemas marinos veracruzanos se ha detectado la presencia de al menos cuatro especies no nativas procedentes del IndoPacífico, que posiblemente hayan sido trasportadas por barcos, plataformas petroleras o personas y dada su capacidad adaptativa, sus poblaciones se han establecido exitosamente, por ejemplo: el pez león, la Pterois volitans (pez león) y Neopomacentrus cyanomos (damisela real), especies no nativas de México que ocurren en ecosistemas marinos veracruzanos Algunos problemas que enfrenta la diversidad biótica marina de Veracruz A nivel global, los ecosistemas marinos y sus habitantes están expuestos a los cambios ambientales, donde destacan:
El calentamiento global que implica un aumento de la temperatura superficial del agua que modifican la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos (ciclones y frentes fríos) y ejercen una mayor presión en las especies poco tolerantes a los cambios térmicos (estenotérmicas), alterando su fisiología y los efectos se reflejan en la reducción de sus tasas de sobrevivencia o de natalidad; la acidificación del océano, producto del incremento en la concentración de dióxido de carbono atmosférico repercute en los patrones de distribución de las especies.
De particular importancia es el efecto en las tasas de calcificación de los organismos con esqueletos calcáreos (corales, moluscos; y la contaminación generada por las actividades productivas (agricultura, ganadería, industria, etc.) que produce compuestos químicos (plaguicidas, metales pesados, etc.) que cambian los atributos del ambiente o se incorporan a los tejidos de los seres vivos modificando su biología. A escala local, las actividades industriales para la exploración y explotación de petróleo y generación de energía eléctrica, además de la agricultura, ganadería, pesca y turismo son clave para el desarrollo del estado de Veracruz. Sin embargo, sus prácticas desordenadas, con poco sustento técnico científico han conducido a asentamientos urbanos no planeados o en áreas de riesgo, generando consecuencias en el entorno ambiental.
Las actividades agrícolas y ganaderas así como los asentamientos humanos en Veracruz han propiciado modificaciones en los ecosistemas terrestres y éstos han repercutido en los marinos, ya que las partículas de suelo, plaguicidas, fertilizantes, metales pesados, entre otros son arrastrados por las lluvias o por los cauces fluviales hasta la zona costera, donde se acumulan y generan cambios en las condiciones fisicoquímicas del agua, por ejemplo, en el pH, en la concentración de nutrientes, el oxígeno disuelto en el agua, que finalmente modifican la biología de los organismos, provocando la migración o afectando sus tasas de mortalidad y la conducta de las especies, entre otras alteraciones.
Los fertilizantes aumentan la concentración de fósforo y nitrógeno favoreciendo el florecimiento de microalgas nocivas, por ejemplo la que producen la marea roja y esto genera decrementos en la concentración de oxígeno disuelto, acumulación de toxinas que pueden incorporarse a los tejidos de los peces y finalmente llegar al ser humano provocando enfermedades, como la ciguatera. La alta concentración de nutrientes en los arrecifes de coral, puede favorecer la presencia de patógenos, que afectan de manera progresiva a los corales.
Actividad industrial y agrícola que pueden afectar la riqueza biológica de Veracruz. (Lo anterior, ya ha sido expuesto en diferentes publicaciones desde hace al menos tres décadas y se han propuesto estrategias para aminorarlas, sin embargo, los problemas ambientales se han incrementado, dado el crecimiento de la población humana y la necesidad de producir alimentos o establecer industrias en la zona costera. Esto conduce a cambiar los paradigmas de políticas públicas y especialmente su aplicación. Esto es, se requiere planear el desarrollo regional a partir de información confiable y actual que incluya: la valoración de la vocación del uso de suelo; la definición de las áreas para asentamientos humanos, poniendo limites a su crecimiento; la educación para cambiar los insumos usados para la agricultura y ganadería; la generación de programas de educación ambiental que permitan no solo generar conciencia sino modificar la conducta humana con relación al ambiente; la formación de cuadros de expertos en las diferentes áreas de la ciencia y la tecnología y el fortalecimiento de la investigación científica; la ubicación de los perfiles académicos adecuados para la función pública que desempeñan los tomadores de decisiones entre otras.