Fiel ninfa que galopa por mis venas
con jinetes de mares y de arenas.
Tuyo es el alba de cobres crepúsculos
el ocaso se funde entre tus músculos.
Cielo de palmas que abanican brisa,
visita el invierno y sale de prisa.
Solsticio de verano en las praderas
llueven los nardos sobre tus laderas.
Van a tu costa intrépidas gaviotas
y reparan en tu tierra, alas rotas.
Tu suelo firme suave primavera
se vuelve mío desde la bandera.
Guárdame tuya y a tus quince aureolas
no importa el día en que de ti yo muera.


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