Pablo Neruda, el gran poeta del amor

Pablo Neruda fue uno de los poetas más fecundos que ha dado la literatura latinoamericana y mundial. Ganador del Premio Nobel en 1971, a Neruda le tocó vivir uno de los momentos más difíciles de la historia de su país.

Un halo de misterio envuelve la muerte de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, conocido universalmente como Pablo Neruda, nacido el 12 de julio de 1904 en la localidad chilena de Parral. Personaje lleno de luces y sombras, se dijo de él que abandonó a su primera esposa y a su hija, nacida con hidrocefalia.

Sin embargo, Neruda ha pasado a la historia como uno de los grandes poetas del amor, título que empezó a ganarse ya desde muy joven, cuando publicó una obra que se ha convertido en inmortal: Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Julio Cortázar, otro genio de la lírica escrita en castellano, lo definió de este modo: “Neruda nos devolvía a lo nuestro, nos arrancaba de la vaga teoría de las amadas y las musas europeas para echarnos en los brazos a una mujer inmediata y tangible, para enseñarnos que un amor de poeta latinoamericano podía darse y escribirse hic et nunc, con las simples palabras del día, con los olores de nuestras calles, con la simplicidad del que descubre la belleza sin el asentimiento de los grandes heliotropos y la divina proporción”.

EL CÓNSUL POETA

Pablo Neruda fue criado por sus abuelos tras la repentina muerte de su madre dos meses después de su nacimiento. Con 13 años publicó su primer escrito en el periódico La Mañana de la ciudad chilena de Temuco.

A los 23 años, y con algún que otro conocimiento de inglés y de francés, aunque con escasez de recursos económicos, Neruda partió a bordo del buque Baden rumbo a Rangún, en Birmania, por aquel entonces parte del Imperio británico. Allí tomó posesión como cónsul electo y de tercera clase en 1927.

Según el escritor chileno Jorge Edwards en su libro Oh, maligna: “Neruda deseaba salir de Santiago de Chile como fuera. En Santiago parecía que iba a pasar algo, pero nunca pasaba nada”.

Neruda deseaba salir de Santiago de Chile como fuera. En Santiago parecía que iba a pasar algo, pero nunca pasaba nada, cuenta Jorge Edwards en su libro Oh, maligna.

La carrera consular de Neruda lo llevó a residir en varios países del Extremo Oriente como Birmania, Sri Lanka, Java y Singapur, y, entre los años 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Miguel Hernández y otros de los componentes de la llamada Generación del 27.

Durante su estancia en Madrid fundó la revista Caballo Verde para la poesía, una publicación que tomó partido por una “poesía sin pureza”. Cuando estalló la guerra civil española, Neruda apoyó al bando republicano y en 1937 escribió España en el corazón.

EL WINNIPEG

La guerra civil española obligó a miles de personas a exiliarse. Uno de los países que acogió más refugiados españoles fue Francia. Dejando su vida atrás, muchos de ellos cruzaron la frontera a pie para llegar sanos y salvos al país vecino, donde no fueron del todo bienvenidos.

El creciente auge del fascismo en el viejo continente obligó al poeta chileno a implicarse en la ayuda a estas personas. Gracias a las presiones a las que Neruda sometió al gobierno de Chile, éste accedió a recibir a refugiados españoles.

De este modo, Neruda cambió el destino de más de 2.000 personas, que sobrevivían en campos de refugiados franceses, al colaborar en la gestión de los visados de familias separadas por la guerra.

Además consiguió la financiación necesaria para pagar a estas personas un pasaje en el buque Winnipeg, que zarpó del puerto fluvial de Pauillac el 4 de agosto de 1939. Tras una travesía de casi un mes, el barco llegó el 3 de septiembre a Chile, cuando en Europa hacía dos dos días que había estallado la Segunda Guerra Mundial.

Neruda ayudó a gestionar los visados de dos mil refugiados españoles y logró la financiación necesaria para pagar sus pasajes en el buque Winnipeg.

A su regreso a Chile, en 1939, Neruda ingresó en el Partido Comunista. A partir de entonces su obra experimentará un giro de carácter político. Esta etapa, que se había iniciado con España en el corazón, culminaría con la publicación en 1950 de Canto General, un libro de poemas que Neruda consideró como un proyecto poético monumental y que aborda la historia de Latinoamérica.

En 1945, Pablo Neruda fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Pero las cosas se complicaron para el poeta cuando hizo pública su enérgica protesta por la persecución del presidente Gabriel González Videla a los sindicatos. Aprovechando su cargo de senador, Neruda hizo gala de su oratoria para denunciar dichos abusos, lo que provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina.

CAMINO AL EXILIO

Tras su paso por Argentina, Neruda marchó a México y más tarde viajó a la URSS, China y otros países de la Europa del Este. Durante su periplo, Neruda escribió una serie de poemas propagandísticos que le valieron el Premio Lenin de la Paz.

De nuevo en Chile, la poesía dePablo Neruda daría un vuelco hacia la simplicidad y adquirió una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad. La obra central de esa época fue Odas elementales, escrita entre 1954 y 1957. En 1956 se separó de su segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que sería su compañera de viaje hasta el final de sus días.

En 1956 se separó de su segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que sería su compañera de viaje hasta el final de sus días.

El reconocimiento internacional a su trabajo tuvo sus frutos en 1971, cuando se le concedió el Premio Nobel de Literatura. El año anterior, Pablo Neruda había renunciado a la candidatura a la presidencia de su país en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París.

Dos años más tarde, aquejado de cáncer de próstata, Neruda regresó a Chile y falleció en Santiago el 23 de septiembre de 1973, profundamente afectado por el reciente golpe de Estado perpetrado por el general Augusto Pinochet, que doce días antes había derrocado a Allende.

¿MUERTO DE PENA?

Una querella presentada por el partido comunista y otra por uno de sus sus sobrinos, referida a un posible asesinato, obligó a exhumar los restos del escritor.

Sin evidencias claras de que Neruda hubiera sido realmente asesinado, el profesor de Filología de la Universidad de Navarra y experto en Literatura Hispanoamericana Javier de Navascués afirmó que esta hipótesis podría obedecer “al deseo íntimo de tener un Lorca en Chile”.

Y añadió: “A mí me explicaron que Neruda se murió de pena. Sin duda, estaría muy apenado. Evidentemente, la situación del golpe de Estado de Pinochet le debió de influir, pero no lo asesinaron”.

En este sentido, el profesor y autor José Daniel Barquero Cabrero recuerda en su reciente ensayo sobre Pablo Neruda que días antes de haber sido ingresado en el hospital, los militares asaltaron dos de sus casas, la del Cerro San Cristóbal y La Chascona, en Santiago, donde confiscaron sus libros y sus colecciones, algunas de las cuales fueron destruidas. La junta militar ordenó retirar sus obras de las librerías y algunos de sus libros fueron quemados “como escarmiento público a los ideales comunistas y socialistas”.

La junta militar ordenó retirar sus obras de las librerías y algunos de sus libros fueron quemados ‘como escarmiento público a los ideales comunistas y socialistas’.

Según sostiene Barquero: “Neruda entra de urgencias en un hospital con fiebre. No se sabe si le ayudaron a morir por miedo a un levantamiento de masas”. Cabe destacar que Neruda mantenía una estrecha amistad con Salvador Allende, que falleció el mismo día del golpe de Estado de 1973, tan sólo doce días antes que el poeta.

Sin embargo, el profesor se decanta por la hipótesis de que la dolencia que padecía el poeta “probablemente se acrecentara con el disgusto al ver el dolor de su pueblo”.

Un amargo final para el autor de poemas de gran intensidad y sentimiento, poemas que llegaron al corazón de millones de personas: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche / Escribir, por ejemplo: ‘La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos’ / El viento de la noche gira en el cielo y canta / Puedo escribir los versos más tristes esta noche / Yo la quise, y a veces ella también me quiso”.

Contenido obtenido de: National Geographic

Editorial Praxis
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Revista de Cultura y Medio Ambiente.
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