Televisa y su Casa de Pandora

La “Casa de los Famosos” de Televisa, huele a pudrición; la apología de la violencia verbal y psicológica, la violación de los derechos humanos y de la mujer, el clasismo, la xenofobia, el odio sistemático, el individualismo inhumano, las amenazas a la integridad de la persona, el daño emocional como deporte, le parece gracia a los productores de la televisora mexicana, quienes la consideraron con orgullo como un nuevo paradigma de lo que debe ser la comunicación para las futuras generaciones.

Amparados en los 35 millones de votos por teléfono que han logrado y los más de 200 millones de horas vistas en streaming, Televisa lo hace después de su rotunda derrota electoral el pasado 2 de junio, donde la mayoría de mexicanos, pasó por alto su opinión, su marketing político y la información o propaganda que suministro.

Ahora con un “reality show” y todo el aparato de marketing en redes sociales, pretenden mostrar sus capacidades para nuevos negocios con circos mediáticos como este.

La “Casa de los Famosos” no puede verse solo como un fenómeno o un experimento social aislado, porque no lo es, es parte de los últimos estertores de un capitalismo salvaje y una globalización en agonía, en franca decadencia, es la industria cultural que en su ocaso usa uno de sus tentáculos; la televisión privada y  las redes sociales, para jugar con las emociones de sus espectadores, como ya lo han venido haciendo desde hace medio siglo con las telenovelas lucrando y promoviendo en el consumismo estereotipos conductuales que pretenden pasar como normal la violencia verbal y física, la violación de los derechos de la mujer y hasta los más elementales derechos humanos, los que han sido muy negados por empresarios para los que todo debe ser negocio y ganancia a cualquier costo.

Algunos de los “famosos” de esta casa de la televisión privada, han sido reclutados precisamente por su perfil esquizoide, hasta delictivo, que se ha descubierto; es evidente que los productores no lo han hecho como un fin educativo y honesto, sino por el contrario perverso, buscando generar un ambiente en esa pantalla, peor que en cualquier cárcel, donde la ofensa, la humillación y las amenazas, así como la falta de respeto al prójimo condimenta el platillo, que como dijo la “Jefa,” de ese cartel televisivo, se trata de potencializar al máximo las emociones de los espectadores.

Endemol y Televisa Univisión, los hambrientos empresarios que le apuestan a la perversión de un público al que han intentado sin éxito, despojarlo del humanismo, para despertar sus instintos más naturales, en una regresión a su animalidad, siguiendo la trama de seres humanos enjaulados con verdaderas fieras o hienas sedientas de infringir dolor, de darle muerte emocional a sus propios compañeros de cautiverio, en franco canibalismo humano.

Estas actitudes más que salvajes, son paradigmáticas para los “jefes” de este cartel televisivo que representa como lo anticipó Aranguren la tiranía de las máquinas, con las nuevas tecnologías impuestas por un mercado que no busca la construcción de una sociedad democrática con autonomía, sino una sociedad mercantilizada, deshumanizada.

“La Casa de los Famosos” es una pantalla de la industria cultural tecno-mediática que reproduce a distintas escalas dentro de la sociedad imágenes de violencia y odio y agresión, que multiplica permeando el imaginario colectivo rompiendo toda perspectiva ética.

Durante 7 semanas la “Casa de los Famosos” estuvo mandando mensajes bañados en excremento humano, exhibiendo la degradación humana como espectáculo, violando la normatividad constitucional alusivas a la responsabilidad social y educativa de los más media, pero, además, todo un decálogo de leyes contra la violencia y los derechos de la mujer, empresa televisora que tiene una concesión del estado mexicano para transmitir señales televisivas o radiofónicas, como lo destaca Victoria Camps:

“El mercado (Televisa) por sí solo, no puede crear otra relación con la sociedad, que no sea la mercantil, ni la solidaridad ni la justicia merecen su atención, el mercado es inconsiderado respecto a las personas, no se le puede exigir razonabilidad y cooperación para con lo humano, a sistema que fábrica seres alienados y carentes de otra pasión que no sea la de potenciar el juego que les favorece”.

La conducta de los participantes dentro de “La Casa de los Famosos” al hacerse visible, está mandando un mensaje a los televidentes de legitimación de sus actos, de sus dichos y de su relación con “los otros”, que permea el inconsciente de una gran parte del público, que mueve su escala de lo que es bueno y permisible en la sociedad.

La televisión asume tanto en sus telenovelas, como en sus “reality show” funciones mitopoyeticas e iconopoyeticas que antes cumplía la escuela y hasta las iglesias.

Para Erich From en “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea”, el hecho que sean millones de personas las que comparten la misma patología no los hace gente equilibrada, para Bauman la dieta a la que nos somete la televisión en un mundo líquido es la técnica de la depravación que fábrica millones de gente inerte, que genera servidumbre, pero que esta, es sentida como libertad de expresión.

La “Casa de los Famosos” nos ha mostrado la capacidad del mercado o la televisión para crear monstruos y lograr que millones de personas estén atentas a su salvajismo, esta casa bajo el lente de decenas de cámaras nos ha mostrado lo deshumanizante de este programa.

Philip Zimbardo en “El efecto Lucifer” detalla que “la deshumanidad aparece siempre que un ser humano considera que se debe excluir a otro ser humano de la categoría moral de ser una persona, porque los objetos de este proceso psicológico pierden su condición humana a los ojos de quienes los deshumanizan”.

Como sucedió en el proceso electoral reciente, en “La Casa de los Famosos” los cálculos no le salieron bien a Televisa, se generó un rotundo rechazo entre los millones de espectadores a la trama de este programa, que motivó a qué, las empresas patrocinadoras de este evento televisivo anunciarán su retiro del grotesco espectáculo, que culminó con la salida del líder de “los malos” de esa jaula y un posterior comunicado de Televisa donde después de un mes de circo mediático, de violaciones a derechos, códigos y a la más elemental ética, se dice ajena a lo ocurrido y muy respetuosa de los derechos de la mujer, por ejemplo, sonó a burla su mensaje, Televisa no solo permitió las violaciones constantes a los derechos humanos y la dignidad de muchas de las personas encerradas en su cárcel de oro,  sino que consideró a través de su representante en el programa como paradigmático o ejemplar lo que ocurría dentro de la casa.

La televisión comercial en México y en especial Televisa, ha sido comparsa de los peores crímenes de estado que se han cometido en el México contemporáneo, siempre del lado del poder dictatorial, nunca del lado del pueblo, verdaderamente de la sociedad mexicana, ¿Por qué lo habría de estar hoy?  tampoco es un medio de comunicación, lo es de simulacro de comunicación, como dice Mattelart “la televisión atribuye al espectador un espacio estéril, un lugar de imposible reacción, un espacio muerto, lo que viene a darnos una televisión totalitaria”.

En “La Casa de los Famosos” el villano no es Adrián Marcelo, como ahora la misma televisora se desmarca y lo señala, lo es Televisa que propició, permitió y alentó ese comportamiento en aras de mayor rating televisivo, en los juegos la casa siempre gana, reza el dicho, pero en este caso, la casa, que es Televisa, perdió, porque enseñó en pocos días lo que la voracidad empresarial puede hacer, si se le da espacio, si se le permite hacerlo, si lo ocurrido es paradigmático para ellos, para la próxima serie si no les ponen un alto, podrían encerrar a sicarios con estudiantes, lo importante para la empresa es la ganancia, los daños colaterales no les importan y a los que debiera de importar han guardado sospechoso silencio.

Bibliografía

Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Hacía una sociedad sana.- Erich Fromm

Ceguera moral. La pérdida de la sensibilidad en la modernidad liquida.- Leonidas Donskis y Zygmunt Bauman

El efecto Lucifer.- Philip Zimbardo

Comunicación, cultura y lucha de clases.- Armand Mattelart

Paradojas del individualismo.- Victoria Camps

Teoría general de la información.- Gonzalo Abril

Maldad líquida.- Leonidas Donskis y Zygmunt Bauman

El estado actual de la protección de expresión en México.- Freedom House

La comunicación humana.- José Luis L. Aranguren 

Editorial Praxis
Editorial Praxis
Revista de Cultura y Medio Ambiente.
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