La región de Tuxpan y la vasta Huasteca Veracruzana resplandecen no sólo por su riqueza cultural y natural, sino también por la seguridad que hoy ofrecen a sus visitantes. En esta tierra de ríos caudalosos, danzas ancestrales y ecos de la historia nacional, el glorioso Ejército Mexicano ha tejido una alianza profunda con su pueblo desde los días en que la patria se jugaba en los campos de batalla.
Fue aquí, en estas tierras fértiles y combativas, donde se gestó una de las más tenaces resistencias contra la intervención francesa. Los hijos de Tuxpan y la Huasteca, convertidos en soldados, empuñaron las armas al lado de figuras como el general Desiderio Pavón y el coronel Francisco Mascareñas, enfrentando con valor al que entonces era considerado el mejor ejército del mundo. Desde el arribo de las fuerzas imperiales hasta su derrota definitiva en esta región, el coraje de los huastecos marcó el principio del fin del imperialismo francés en México.


Hoy, el Ejército Mexicano continúa su compromiso en defensa de la nación, aunque con un nuevo rostro: el de garante de la paz, la justicia y el estado de derecho. En estrecha coordinación con la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional y cuerpos policiales estatales y municipales, se ha desplegado una estrategia de seguridad efectiva que distingue a esta región del resto del país. En contraste con otras latitudes, aquí la tranquilidad se ha convertido en un valor palpable, que ha detonado un auge turístico sin precedentes. No es casualidad que Tuxpan se posicione entre los destinos más seguros de México.
Los resultados de estas operaciones conjuntas durante el presente año son contundentes: más de 280 personas han sido detenidas y puestas a disposición de las autoridades competentes por su presunta participación en actividades ilícitas, muchas de ellas relacionadas con el crimen organizado. El aseguramiento de armamento de alto poder —48 armas largas, 32 cortas, granadas y artefactos explosivos improvisados— se suma a un arsenal logístico que incluye más de 3,000 cartuchos útiles, vehículos, semirremolques, motocicletas y equipo táctico de sofisticación considerable.

La lucha contra los delitos de alto impacto también ha tenido expresión en el combate al narcotráfico: se han incautado miles de dosis de marihuana, metanfetamina, cocaína y psicotrópicos, además de artículos asociados al narcomenudeo y al robo de hidrocarburos. Se han desactivado tomas clandestinas de combustible, asegurado inmuebles, y rescatado personas privadas de su libertad. En paralelo, se han desmontado más de 160 cámaras clandestinas empleadas por organizaciones criminales para vigilar y controlar zonas urbanas.
Estos logros no serían posibles sin la integración de inteligencia táctica y acción operativa. La coordinación entre instituciones ha sido clave para desarticular estructuras que, desde la sombra, pretenden someter a las comunidades mediante la extorsión, la violencia y el miedo. Las detenciones han alcanzado a generadores de violencia que, hasta hace poco, alteraban la vida cotidiana de comerciantes y familias enteras.

A lo largo del territorio que abarca desde Gutiérrez Zamora hasta Pueblo Viejo, los visitantes han descubierto en esta franja costera un destino de paz y asombro: Papantla, el místico Tajín, las playas de Tecolutla, el esplendor natural de Tamiahua y la vitalidad portuaria de Tuxpan compiten —y superan en seguridad— a otras zonas turísticas del país. Aun sin contar con la infraestructura masiva de otros polos turísticos, la región ha conquistado el corazón de quienes privilegian la tranquilidad, el contacto con la naturaleza y la herencia cultural viva.
Es cierto: aún hay desafíos en materia de seguridad pública. Pero los avances son innegables, y el mensaje es claro: en el norte de Veracruz no habrá impunidad y todas las corporaciones trabajan unidas como un solo ente. Cada operativo, cada detención y cada aseguramiento representa una grieta más en el muro de la delincuencia.

En esta región donde la historia se entrelaza con la esperanza, la presencia permanente del Ejército y de la Guardia Nacional junto al resto de nuestras instituciones de seguridad, no es solo un símbolo de fuerza, sino un garante del porvenir. Para Tuxpan y la Huasteca, el futuro se escribe con orgullo, compromiso y paz.