La destacada historiadora y cronista María Luisa Herrera Casasús, colaboradora también de la Revista Praxis, Cultura y Medio Ambiente, recibió un merecido reconocimiento a su trabajo cultural por la Universidad Autónoma de Tamaulipas en el marco del “Segundo Encuentro de Historia de Tamaulipas”, que bajo el título “Historia, Crónica, Patrimonio, Cultura e Identidad”, se llevó a cabo en Ciudad Victoria, capital de ese estado.
María Luisa Herrera Casasús es autora de entre otros libros “Entorno Mágico de la Huasteca”, “La colonización del Noreste: Indios y Encomenderos del siglo XVII”, “Presencia y Esclavitud del Negro en la Huasteca” y “Raíces Africanas en la Población de Tamaulipas”.
En el 2019 la historiadora recibió en Monterrey, Nuevo León, la medalla “Capitán Alonso de León” por su gran aportación cultural.
La vida de Herrera Casasús ha sido precisamente consagrada al rescate histórico y a la promoción de la cultura, es una de las principales investigadoras de las raíces de la afrodescendencia en México.
El magno evento cultural se desarrollo como parte de la conmemoración por los 200 años de Tampico y los 60 del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, teniendo como sede el Museo Regional de Historia de Tamaulipas.
En la ceremonia, la UAT hizo entrega por primera vez del nuevo Reconocimiento al Mérito del Quehacer Historiográfico Carlos González Salas, precisamente a la historiadora María Luisa Herrera Casasús, por sus aportes a la investigación y divulgación de obras sobre la Huasteca.
Octavio Herrera Pérez, director del Instituto de Investigaciones Históricas, resaltó que el IIH es un garante de la memoria colectiva de Tamaulipas.
Por su parte, la homenajeada María Luisa Herrera Casasús manifestó también su agradecimiento a la UAT por el reconocimiento, afirmando que la historia necesita nuevos puntos de vista y que eso solo se puede lograr a través de un diálogo constante entre las instituciones académicas y los historiadores, remarcando que la historia regional requiere ser reescrita, reinterpretada de frente a una historia de futuro significativa, comprometiéndose los historiadores con el mejor de los futuros alcanzables, a través de este diálogo con el pasado.