Jesús Reyes Heroles a 100 años: la cultura como movimiento perenne por la libertad

Reyes Heroles se rebela desde el interior de ese monstruo sistémico, a través de la cultura como praxis de la libertad, promoviendo una reflexión-acción colectiva hacia el cambio social.

La cultura es la única capaz de desafiar la realidad y pedir una significación de justicia, libertad y bondad profundas, considera Zygmunt Bauman. Con ese concepto de cultura, Jesús Reyes Heroles buscó transformar el monstruo, representado por Hobbes en el Leviatán, desde sus mismas entrañas.

El Leviatán, símbolo del poder al que el sociólogo Raúl Hernández Vega caracteriza así: “El poder cuando es sistémico pierde sus rasgos de idealidad, su dimensión ético-racional, se expresa por categorías de totalidad, estructura y función, las relaciones que guardan sus unidades son funcionales, esquemas preestablecidos, en cuanto no cuentan, son sólo operadores cibernéticos, lo que importa es la visión sistémica, el equilibrio y complejidad del propio sistema”.

Jesús Reyes Heroles buscó romper, cambiar la lógica de ese sistema, que ha sido una lógica funcional que carecía de sentido ético, promoviendo al igual que Hegel en la Sittlichkeit, la comprensión del otro, no sólo su conocimiento. Lo que para Lévinas fue sufrir por el otro, el humanismo de tenerlo al cuidado, fue para Reyes “el reconocimiento del hombre por el hombre a través de la cultura, lo que implica —dijo en la Asamblea Mundial de la UNESCO— reestructurar al mundo proponiendo preponderantemente fines humanos, que empiezan por crear las condiciones para el crecimiento del propio hombre, de sus capacidades de saber y hacer, ambas estrechamente conectadas”.

En Las Leyes, Platón consideraba que la tiranía y la arbitrariedad del poder nacen precisamente de la ausencia de paideia, la educación en el dominio de uno mismo y en la vitalidad de la justicia.

Si Hannah Arendt afirma que el monstruo del poder hobbesiano en su búsqueda de la “dominación total” de los seres humanos, borra la humanidad del individuo y las condiciones necesarias para una vida buena, Jesús Reyes Heroles plantea humanizar al hombre a través de la cultura, proyectándolo a niveles superiores de conciencia y libertad. Para ello se sustenta en la historia como maestra de la vida.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Reyes Heroles propone transformar al monstruo de 7 tentáculos, ese despotismo del poder que ha buscado reducir al homo sapiens al infantilismo permanente, al nivel de la bestia, y ha pretendido llevar a los hombres a la desvinculación social, al individualismo, para que sean sólo actores de reparto sobre un tablero preestablecido, para su perpetuación, a través de la representación teatral.

Reyes Heroles se rebela desde el interior de ese monstruo sistémico, a través de la cultura como praxis de la libertad, promoviendo una reflexión-acción colectiva hacia el cambio social.

La cultura que impulsó Reyes Heroles como agente de cambio social, es la que refiere Miguel Basáñez en Un Mundo de Tres Culturas. No se trata sólo de una tabula rasa inerte de valores, puesto que es dinámica, producto de la acción humana y sobre todo de la interacción social, ya que la cultura es colectiva por naturaleza. Esta obra resalta que, en la analogía musical, los valores humanos son notas y la cultura la sinfonía donde todos los valores se armonizan y dan pie a las transformaciones, precisamente en ese dinamismo que implica la evolución de la sociedad. El otro camino conduce inexorablemente a la deconstrucción social, a la decadencia, a la barbarie, a la catástrofe de la humanidad.

Jesús Reyes Heroles, a través del estudio de la historia desde el siglo XVII  en el mundo y XIX en México, descubre la libertad como un concepto profundo. Asume el liberalismo, pero no la doctrina economicista que alimenta la idea del pequeño burgués al que aludía Marx, el que no puede pensar en el otro, porque representa una amenaza para su propia existencia, ese individualismo preñado de egoísmo, que nos hace sordos e indiferentes a las expresiones de injusticia, de intolerancia y de racismo.

El tuxpeño difiere, rompe, con ese liberalismo del laissez faire, del dejar hacer y dejar pasar, con ese emblema del capitalismo salvaje que no se detiene a ver las necesidades del otro; abandera el liberalismo que tiene como objetivo la maximización de la libertad e igualdad, un movimiento semejante al que Gladstone refiere cuando dice que una nación no se engrandece sólo porque extienda su comercio a todas partes o manche el mapa de rojo, sino porque es portavoz de la justicia y protectora de los oprimidos, un régimen de libertad y de conciencia social.

Reyes Heroles sabe que el Estado moderno nace de bases autocráticas y que la protesta contra ese autoritarismo es la conducción política, económica, social y ética de la sociedad que surge con el liberalismo, el cual aspira desde sus orígenes a liberar a la humanidad oprimida. 

Desde 1789, en la Declaración de los Derechos del Hombre de la Francia revolucionaria, se consigna que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Pero no ha ocurrido así, porque los pobres carecen de vivienda digna, de empleo, de cobertura de sus necesidades elementales, de servicios públicos de calidad, de oportunidades de crecimiento intelectual, personal, familiar, laboral y profesional. Aunque cualquier Constitución diga que son libres, en realidad no lo son y mucho menos se puede decir que haya igualdad.

Si el Nuevo Testamento abre las puertas del reino de Dios a los pobres, a los hambrientos, a los débiles y a los humildes de la tierra, el Estado no puede sustraerse de su gran responsabilidad social. Así lo entendía Reyes Heroles. Por ello le dio forma, arraigado en la historia, al liberalismo social.

Para él, el Estado es la organización jurídica del poder, la fundamentación de este poder, legitimación de este poder como organización jurídica de la sociedad, la búsqueda de la razón de Estado que propicia un orden más justo, ética y funcionalmente, sustentándose en la historia como matriz cultural y filosófica. Ese concepto de Estado fue asumido como una constante en la vida de Reyes Heroles, en sus estudios teóricos y en la práctica política, la que concibió como una actividad cultural, no sólo como una actividad funcional, vacía de contenidos éticos, desligada de la reflexión y de valores humanos.

Diputado federal por Tuxpan, secretario de Gobernación y de Educación Pública, Jesús Reyes Heroles conminó siempre a revisar y evolucionar el concepto de razón de Estado, para evitar que se siguiera usando como una leyenda siniestra, desvirtuada de su espíritu racional original.

Reyes Heroles enfrentó al autoritarismo más rampante del México contemporáneo, al monstruo del poder desbocado que masacró estudiantes en 1968: “Mantengámonos en una actitud abierta a lo que proponen las avanzadas de la contemporaneidad, aprendamos de aquellos a los que pretendemos enseñar”, dijo en ese aciago año ante el propio Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz.

En su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Historia, llamó a reafirmar la libertad y la justicia como valores imperecederos, porque de lo contrario advirtió, “estaremos en los linderos de periclitar”. La rebeldía de la juventud, su grito de protesta, fue silenciado con la metralla que inició una gran crisis en el Estado mexicano, de la que el país no termina de reponerse.

Política como cultura, democracia no como un fin, sino como proceso de expansión de los derechos humanos, ocuparon siempre un lugar vertebral en el pensamiento y acción de este distinguido veracruzano.

Reyes Heroles cree en la creatividad de la historia viva, no petrificada; cree no en iluminismos intelectuales alejados de la realidad que no trascienden en propuestas y acciones para el bienestar colectivo, en una praxis cultural.

Difiere también de los historicistas que solo pretenden santificar el pasado, que no ven el sentido del deber, que alientan el conformismo, que no eliminan la servidumbre ante el acontecer, que no ven en la historia el potencial creador de la acción cultural transformadora hacia un bienestar general, hacia estadios de vida más dignos.

Reyes Heroles se manifiesta lo mismo contra un Estado gerencial, capataz de un capitalismo salvaje, que contra un Estado autoritario que cancela las libertades, un Estado policía. Perfila en El Liberalismo Mexicano la génesis de un Estado democrático social de derecho, hacia lo que él denominaría un progreso histórico.

Quien fuera también integrante de la Academia Mexicana de la Historia y de la Real Academia de Historia de Madrid, coincidía con Hegel en que el Estado debe tener entre sus funciones esenciales el servir de matriz para que el ser humano pueda realizar todas sus potencialidades. En este sentido, el filósofo alemán llegó a destacar que un Estado que no cumple con tal función, no es en realidad Estado, coincidiendo este autor también con el tuxpeño, en que la cultura es la única manera en que el hombre llegue a su plena libertad.

Jesús Reyes Heroles con Adolfo Suárez

A 100 años de su nacimiento en Tuxpan, Veracruz, el espíritu de Jesús Reyes Heroles sigue vivo, en México y en el mundo; su pensamiento sigue vigente. Tenemos que seguir avanzando, como lo resalta Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, en la eliminación de las principales fuentes de privación de la libertad, la pobreza, la escasez de oportunidades económicas, hacia el bienestar general, calidad de vida y justicia social. El germen de la libertad que significa el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano ya ha sido sembrado.


Bibliografía


El Liberalismo Mexicano, Jesús Reyes Heroles.
Liberalismo, L.T Hobhouse.
Poder y Sociedad Civil, Raúl Hernández Vega.
Un Mundo de Tres Culturas, Miguel Basáñez Ebergenyi.
La Cultura como Praxis, Zygmunt Bauman.
Desarrollo y Libertad, Amartya Sen.
Los Orígenes del Totalitarismo, Hannah Arendt.
Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Historia, Jesús Reyes Heroles.
En Busca de la Razón de Estado, Jesús Reyes Heroles.
El Individualismo, Victoria Camps.
El humanismo del otro hombre, Emmanuel Lévinas.

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