El linchamiento del joven Daniel Picazo González de 31 años, egresado de una maestría en la Universidad Complutense en Madrid, España en Papatlazolco, municipio de Huachinango, Puebla, por “un rumor adelantado, por desinformación y por la exacerbación de los ánimos de la comunidad” como lo declaró la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana Federal (SSPC), no debe verse como un hecho fortuito o aislado.

El hecho ocurrió el pasado 10 de junio cuando a través de redes sociales se esparcían audios como falsas noticias que alentaban el rumor  donde se llamaba a la población para cuidar a sus hijos por la presencia de “robachicos” a bordo de vehículos extraños que se habían llevado a 5 niños a una comunidad vecina, el efecto del rumor reunió a 200 personas en la explanada de su pueblo, mientras replicaban las campanas de la iglesia, el joven Daniel Picazo fue golpeado y amarrado y llevado a la cancha de la comunidad acusándolo en un juicio sumario de secuestrador de menores y quemado vivo junto a su vehículo ante la impotencia de la policía municipal.

Lo anterior sucedió en el municipio de Huachinango, pueblo mágico que por el esparcimiento de una Fake News (noticia falsa) que se potencializó en rumor, se convirtió en un pueblo que parecía embrujado. Joan-Carles Mèlich en la “Lógica de la Crueldad” destaca que la alegría festiva más antigua de la humanidad proviene precisamente del gozo que sentían contemplando el sufrimiento ajeno, parecía en esos tiempos que sin crueldad  no hay fiesta.

Para este autor, la crueldad manifiesta de los perpetuadores del crimen y del público que lo aplaudió, no es un sentimiento o una ira pasajera, sino que tiene un fundamento más profundo, afirma que la crueldad es una forma de pensar, de normalizar, de vivir y de ser, puntualizó que casos como los de Huauchinango no son un mero acto de violencia o de destrucción, que es una forma de vida, es el “ordenamiento de su propia vida y modo de ser”, sin la menor compasión hacia los que son diferentes.   

Lamentablemente la calcinación de Picazo considerada por el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa como “un acto de barbarie, totalmente aberrante”, no es más que uno de los 115 intentos de linchamientos  y 11 consumados que reporta  en los primeros 6 meses del 2022 la ONG Causa en Común.

Lo peor es que esta historia no es nueva en Puebla, en el 2018 en Acatlán, dos personas; un campesino y un universitario de 53 y 22 años, también por un rumor infundado fueron víctimas de un terrorífico crimen que exhibió el comportamiento social no de una o de diez personas, sino de toda una comunidad.

Al grito de “el pueblo unido jamás será vencido” y “maten a los perros”, dos seres humanos inocentes fueron quemados vivos y los numerosos espectadores disfrutaron como en los ritos satánicos, viendo como la carne humana se calcinaba, despojados de cualquier mínimo humanismo, se deleitaban con el infernal espectáculo; jóvenes y adultos gritaban de júbilo y aplaudían, cuando en lugar de cubetazos de agua para apagar el siniestro, arrojaban cubetazos de gasolina, para avivar más las llamas mientras filmaban con sus celulares la trágica agonía de las víctimas, sin inmutarse del dolor ajeno, como si no estuvieran en la realidad y fuera solo una filmación de película.

A las personas linchadas no se les comprobó el delito por el que los golpearon, torturaron y mataron, fue un acto de barbarie declaró la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien documentó que en 2018 se realizaron 174 linchamientos en el país, creciendo un 190% la incidencia con respecto al año anterior, lo que confirma el fortalecimiento de las condiciones culturales para estos escenarios.

Porque este hecho no es representativo sólo de la realidad de Acatlán de Osorio, Puebla, donde ocurrió el linchamiento, sino del oscurantismo de un clima de odio contra los diferentes, de nuevos códigos de conducta popular donde resalta la intolerancia, el fanatismo, el crecimiento de contenidos idiotizantes en las redes sociales (Umberto Eco).

Qué es el Deontologismo de Immanuel Kant?
Immanuel Kant

La libertad no significa que tengamos por ley una patente, para transformarnos o volvernos verdaderas bestias, Emmanuel Kant en “Teoría de la Justicia” considera que la libertad es en esencia la “autodirección racional”, es decir “obediencia a las leyes de la razón” que se presentan como imperativo moral. Pero qué pasa cuando nos convertimos en instintivos y no sabemos, ni queremos saber de razones, degradamos nuestra existencia al hombre natural, a un simple animal.

Es este tipo de especie, al convertirse en hombre-masa, pierde su individualidad, su autonomía racional. Así pasó con los alemanes que Himmler organizó para cometer los crímenes masivos más monstruosos de la historia, así ocurrió en Acatlán de Osorio y en Papatlazolco (Huachinango)  a la voz de alguien, el pueblo se convirtió en demonio.

Estos hechos perpetuados el 29 de agosto de 2018 y el 10 de junio de este año, respectivamente, conmovieron al país y al mundo, sin embargo, en México, hemos sido testigos de otros linchamientos, en las redes sociales, el espejo de la sociedad,  en donde a quien, en múltiples ocasiones, se ha atrevido a pensar diferente, se le ha etiquetado de enemigo, públicamente se le ha deseado hasta la muerte, se le ha amenazado, se ha convocado a su exterminio, ante el aplauso de navegantes y el silencio cómplice de quienes no han querido ver esta realidad, como  la realidad que no quisieron ver en estas  comunidades de Puebla, pero si videograbaron.

Gramsci explicó que una multitud de personas dominada por intereses inmediatos o de la pasión suscitada por impresiones de momento, trasmitidas de boca en boca, sin crítica racional alguna, se unifica en la peor decisión colectiva, en la que corresponde a los más bajos instintos bestiales, como ha ocurrido en algunos sectores de nuestro país.

La muchedumbre turbulenta ante la incitación de un líder o una voz fuerte adquiere un contagio emocional activo, que deja fuera razonamientos.

Luis Recasens Siches en su obra sociológica resalta que esta concepción de formar parte de una multitud, es algo muy semejante a la intoxicación alcohólica, la mayor parte de los seres humanos ansían evadirse de las limitaciones de su propio ser y descansar periódicamente de su flaca personalidad y como no saben hacer lo necesario para ascender desde su propia personalidad hasta una región supra-personal, y carecen de voluntad suficiente para hacerlo, se dirigen hacia el camino descendente, el camino que conduce hacia las tinieblas del sentimentalismo subhumano y del pánico animal.

Detalla que la aglomeración, impide movimientos voluntarios, perdiendo sentido de su propia personalidad, siendo presa fácil del contagio emocional.

Recasens destaca que la necesidad de evasión de las limitaciones de su propia personalidad, llevan al hombre al hallarse avasallado por la multitud, a sentirse respaldado y fortalecido, lo cual contribuye a suprimir sus frenos morales y acallar  todo sentido de responsabilidad individual, obedeciendo a líneas psicológicas que tienen que ver con traumas sociales, afirma el sociólogo.

Explica que estos resortes psíquicos hacen que los integrantes de la masa al hallarse formando parte de una muchedumbre activa y turbulenta sienten fuertes motivos de satisfacción y de intenso placer, llegándose a convertir la masa hasta en una bestia enfurecida.

Sistemas de dominación económica y totalitarismo han estado históricamente en lucha por borrar la humanidad del individuo y las mínimas  condiciones para vivir una vida humana, intentando sistémicamente degradar a los seres humanos a nivel de una especie animal o de un autómata consumidor.

Ante estos antecedentes, siempre que se presente algún intento reduccionista de la condición humana, debe salir a la luz pública, al debate intelectual, a la resistencia a perder los valores que configuran una civilización abierta, nuestro rechazo rotundo a convertirnos en una oferta animal segura, se debe manifestar.

No podemos aceptar nunca los dictados conductuales de ningún totalitarismo, ni tampoco actitudes demoniacas bajo ningún pretexto. Philip Zimbardo en su libro “El Efecto Lucifer” sobre la naturaleza del mal, opina que la pasividad también puede ser una forma de maldad, detalla que el coro silencioso que mira, pero que no ve, que oye, pero no escucha, cuando se comete un hecho destructivo, violento o maléfico, agrega un colaborador fundamental en la escena infernal, cuya presencia silenciosa hace que la línea borrosa entre el bien y el mal sea aún más difusa.

Para este renombrado psicólogo la deshumanización aparece siempre que un ser humano considera que se debe excluir a otro ser humano de la categoría moral de ser persona, que es entonces cuando los objetos de este proceso psicológico pierden su condición humana a los ojos de quienes los deshumanizan, quienes previamente los han etiquetado de enemigos, de diferentes, de simples objetos, recuerda que el genocidio nazi de los judíos empezó mediante la creación por medio de películas, carteles de propaganda y del discurso, de una imagen a escala nacional que los presentaba como formas inferiores de vida animal, como alimañas y como ratas voraces.

Por causa del odio generalizado, en Ruanda escuadrones de la muerte hutus en 1994 mataron a un millón de tutsis, a quienes eran sus anteriores vecinos y amigos, entre ellos mujeres y niños con machetes y garrotes con clavos, el hombre en su más mínima y monstruosa expresión.

Ahora que hablamos del “canibalismo” moderno, y del papel del esparcimiento de la cultura del odio, y del “linchamiento” a quienes piensan diferente en algunos sectores de las redes “sociales”, no debemos olvidar  que en los Balcanes, en los territorios de la ex Yugoslavia, la exacerbación de los odios y de la intolerancia en los grandes medios de comunicación llegó a incentivar el exterminio de quienes pensaban diferente en esa región del mundo, siendo masacradas más de 200,000 personas como lo consignó la ONU y Reporteros sin Fronteras.

El linchamiento de Huachinango como lo de Acatlán de Osorio, reviven  otras escenas dantescas como las de San Miguel Canoa, que fueron llevadas al cine, y exhibe en un México, que en el discurso aspira a ser del primer mundo, pero que en la realidad observa una degradación como civilización, de la cual nadie puede permanecer ajeno. El caso de Puebla y la prominencia de la cultura del odio, masivamente, muestran al diablo, como león rugiente, buscando a quien devorar.

Ante estas actitudes colectivas o particulares, tenemos que proyectar nuestro humanismo, los valores universales, nuestros principios morales y espirituales y la trascendencia de la cultura como agente de transformación social, rechazar el discurso del odio y cualquier acción maléfica, que busque dañar la integridad física y los derechos de cualquier ser humano.

Giovanni da Modena, ‘El infierno’, 1410

En el “Infierno de Dante” los que en vida solo se ocuparon de ver por sí mismos y no por los demás, se encuentran congelados en el lago de hielo, en el noveno círculo del averno,  penando por los “pecados del lobo insaciable” la condición espiritual en el interior de uno mismo, que es un agujero negro tan profundo, que nunca se podrá llenar con cantidad alguna de poder de dinero, satanás y sus seguidores hacen apartar la mirada de la armonía de amor que debe unir a todos los seres vivos, apartándose de la gracia divina y haciendo del ego su único bien, que acaba siendo su propia prisión.

Será lago de hielo o de fuego, pero la maldad tiene consecuencias, así la cometamos nosotros, o seamos cómplices silenciosos de la misma, protagonistas del hecho maligno o simples colaboracionistas, permanecer pasivos mientras se comete una injusticia, o se afecta la integridad o la dignidad de cualquier persona, no nos excluye del pecado, nos hace cómplices.

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Ramón Rodríguez Rangel
Director General de la Revista PRAXIS Cultura y Medio Ambiente, sus trabajos periodísticos han sido publicados en FORBES, El Financiero, en la sección cultural de PROCESO, y Diario de Xalapa entre otros. Ha sido Director de Diario de Tuxpan en 1990, Semanario Norte de Tuxpan 2000-2004, Director del periódico digital Expreso de Tuxpan a la fecha. Fue Director fundador de la Dirección de Educación y Cultura Municipal en Tuxpan Veracruz 1985 y fundador de la primera Compañía Municipal de Teatro en Tuxpan en 1985, Director de Educación y Cultura en Tuxpan de 2004 al 2010