¡La insensibilidad!; mal de nuestro tiempo

La insensibilidad, es la incapacidad perceptiva y emocional de no saber identificar y evaluar los sentimientos que el infortunio o la adversidad producen en nuestros semejantes.

Zaida Alicia Lladó Castillo

La insensibilidad, es la incapacidad perceptiva y emocional de no saber identificar y evaluar los sentimientos que el infortunio o la adversidad producen en nuestros semejantes. O dicho de otra manera, es la capacidad para no sentir nada ante el dolor y sufrimiento de los demás. El continuo que existe entre la sensibilidad –vs–la insensibilidad, está dependiendo de factores que se adquieren a través de la historia de vida de cada persona. Los aprendizajes sociales o las circunstancias de la naturaleza –o del propio medio– que enfrentan las personas en el tiempo, condicionan las respuestas emocionales, haciendo que cada quien tenga una forma distinta de reaccionar frente al dolor y el sufrimiento, propio o ajeno.

Las personas insensibles pueden serlo en su trato con los de su misma especie y ser sensibles con otras. Pueden serlo también para los casos del dolor ajeno, pero no así cuando se trate de circunstancias que acontecen en su propia vida. Pero sea en uno u otro caso, dichos individuos han desarrollado a través del tiempo, la capacidad de presenciar las desgracias de los demás, bloqueando sus emociones –derivado de diferentes factores—y adoptando en muchos casos conductas en donde predomina el desinterés, la frialdad, el morbo, el sarcasmo o en caso de patología severa, manifestar placer al disfrutar de las situaciones lastimosas que las personas o animales padecen.

Los aprendizajes sociales o las circunstancias de la naturaleza –o del propio medio– que enfrentan las personas en el tiempo, condicionan las respuestas emocionales, haciendo que cada quien tenga una forma distinta de reaccionar frente al dolor y el sufrimiento, propio o ajeno. Las personas insensibles pueden serlo en su trato con los de su misma especie y ser sensibles con otras. Pueden serlo también para los casos del dolor ajeno, pero no así cuando se trate de circunstancias que acontecen en su propia vida. Pero sea en uno u otro caso, dichos individuos han desarrollado a través del tiempo, la capacidad de presenciar las desgracias de los demás, bloqueando sus emociones –derivado de diferentes factores—y adoptando en muchos casos conductas en donde predomina el desinterés, la frialdad, el morbo, el sarcasmo o en caso de patología severa, manifestar placer al disfrutar de las situaciones lastimosas que las personas o animales padecen.

Se ha perdido la capacidad de asombro y se avanza por el peligroso camino de la insensibilidad social ante el sufrimiento y el dolor.

Y podemos dar diversos ejemplos. En Florida un 21 de julio de 2017 un grupo de adolescentes grabó un video, en el que se muestra a un hombre discapacitado ahogándose en un estanque, y frente a ese hecho los chicos en lugar de hacer algo por evitar la tragedia se burlan del hecho. 2 Pero eso no es todo, el video fue www.eloccidental.com.mx/analisis/la-insensibilidad-1282942.html publicitado por ellos en redes, para lograr notoriedad. Dicho caso, se trata sin lugar a dudas, de una acción indignante que solo obedece a conductas que han sido adquiridas y reforzadas a través del tiempo, en donde se evidencia en los jóvenes la carencia de valores familiares, la ausencia de sentimientos de solidaridad y el bloqueo de emociones positivas, dando paso a la frialdad y el placer de ver sufrir a otros. Circunstancias que son fomentadas desde los modelos que se reciben desde la familia y la propia sociedad.

Y ello es lo preocupante. Tal parece que la indiferencia social y la insensibilidad ante el sufrimiento, es un mal propio de nuestro tiempo, un tiempo en el que innumerables personas, al vivir los problemas que hoy padecemos en donde la delincuencia y la violencia llega a niveles extremos y se consumen visualmente las noticias trágicas, como accidentes, asesinatos y agresiones en todas sus grados, expresiones y circunstancias, etc., desde que amanece y hasta que anochece, así tiende a producir en las personas, lo que los psicólogos conductuales conocen como habituación. La habituación se refiere al proceso por el que, ante la presencia de un estímulo repetido, la respuesta de resistencia al mismo es cada vez menos intensa. Es decir, al acostumbrarnos a la presencia del estímulo, lo vemos ya como natural a tal grado de que pasado el tiempo, éste ya no nos afecta. Es como el sonido del tic tac del reloj cuando vamos a dormir, al principio lo percibimos pero pasado el tiempo ya no lo oímos.

El llegar a acostumbrarnos a ver, hechos violentos, emergentes o tóxicos, como naturales, siendo tolerantes e insensibles a la desgracia de las personas y conforme nos habituamos a ellos, la capacidad de asombro se pierde y las emociones se bloquean volviendo a las personas desinteresadas, frías, incluso adictivas o morbosas en la búsqueda de la noticia trágica. Y ese el camino a la insensibilidad social que conforme avanza, se vuelve cada vez más peligrosa, siendo el principal “logro” de este lamentable mal, que está presente en un sinnúmero de personas de nuestro tiempo, que transforma el corazón de carne en uno de piedra, sin afectos, sin remordimientos, desvinculado absolutamente de todo y de todos. Pero

¿cómo recuperar la sensibilidad en este mundo que nos genera tanto evento deletéreo y que nos afecta de manera severa en nuestras emociones y comportamientos?

¿Cómo hacer que los niños y jóvenes que por su contacto con el internet -tienen acceso a todo tipo de noticia y formas de convivencia y que en la búsqueda de reconocimiento, generan competencia en esas comunidades, buscando llamar la atención, haciendo cualquier cosa para liderar una historia https://www.unotv.com/noticias/portal/internacional/detalle/video-viral-adolescentes-rien-mientras- discapacitado-muere-ahogado-en-estados-unidos-812617/ (CNN 21 de julio /17 aunque ésta sea perversa?

Pues empecemos por decir ¡Cuidado padres de familia! Tomemos en cuenta que estamos acostumbrando a las nuevas generaciones a ser insensibles frente a las circunstancias dolorosas y las consecuencias de sus actos; como también les estamos permitiendo ser muy irresponsables del uso de las tecnologías o medios de comunicación, haciendo que éstas se utilicen como herramientas destructivas de sus emociones y relaciones sociales. Y ese es el problema que está padeciendo hoy nuestra sociedad. Pero ¿cuáles son las causas de la insensibilidad social? Todas las especies de animales que viven en grupo están dotadas de la capacidad para sensibilizarse ante el dolor de sus pares. La solidaridad forma parte de su equipo genético como garantía para la supervivencia de la especie 3 . Ahora bien, si esto es así en la mayoría de las especies ¿por qué entonces cada vez más nos volvemos insensibles? Las causas que están detrás de la insensibilidad, van desde la existencia de graves patologías, tales como la alexitimia y hasta la vulnerabilidad extrema. Salvo que exista una enfermedad mental muy incapacitante, las personas no son totalmente insensibles. Varía el grado, varia el objeto y varían las circunstancias.

Frecuentemente tildamos a las personas insensibles de frías, antipáticas e incluso como falta de emociones, sin embargo, es necesario por ello conocer más del perfil de estas personas. Por ejemplo los alexitimios, son personas que viven encerrados en un inusual sufrimiento donde a pesar de experimentar emociones, no pueden identificarlas ni demostrarlas. Son personas que aun viendo morir a la persona más querida, no demuestran dolor. En la mayoría de estos casos suelen existir alteraciones genéticas, o cargas biológicas que las personas adquieren por herencia y que pueden resurgir en terceras o cuartas generaciones. 4 Otras causas son los traumas y las inexperiencias emocionales. Se parte de la premisa de que, quienes han experimentado grandes sufrimientos emocionales, suelen ser más empáticos y sensibles al dolor de los demás. Pero también se puede producir el sentido inverso. Si el dolor ha rebasado ciertos límites a causa de un trauma psicológico o en el marco de extrema vulnerabilidad, ocurre entonces el efecto contrario, la persona se vuelve insensible. También puede ocurrir, que quien no ha experimentado el sufrimiento o en mínima medida lo ha experimentado, también lo padezca. Es decir su ignorancia afectiva por Sánchez Edith., (2017) https://lamenteesmaravillosa.com/insensible-al-sufrimiento-los-demas/ Otero, J., Sociedad Española de Neurología (SEN) en Sánchez Edith., (2017) desconocimiento, lo hace que no logre atribuirle el significado real al sufrimiento de otros. Otros casos se dan en las personas que se vuelven insensibles como mecanismo de defensa, es decir, el ser resistentes al sufrimiento incluso adoptando un carácter rígido en extremo con los demás, se vuelve una estrategia inconsciente de evitar la vulnerabilidad frente a otros.

En el caso de los adictos al alcohol o las drogas, el consumo incrementa la barrera de la insensibilidad frente al sufrimiento de otros. Es un bloqueo emocional que actúa como aislante, porque a través de ello, ya no logra percibir el sufrimiento de otros –que sufren por causa del adicto–, evitando así éste que ello le genere culpas y así pueda continuar consumiendo. O bien pueden existir etapas sensibles o insensibles en las personas. Por ejemplo: personas que estén pasando por una etapa de sufrimiento extremo, seguramente no tendrá la energía suficiente para empatizar con el sufrimiento de otros. Pero para enfrentar dichos problemas, no sólo basta la recomendación o el consejo, dependiendo el caso, si este es grave o crítico, se requiere necesariamente la ayuda psicológica o psiquiátrica para salir adelante. Por eso como forma preventiva debemos atacar el problema desde la familia, la escuela y la sociedad.

La práctica cotidiana de actos genuinos de solidaridad, bondad y respeto, permitirán formar generaciones con valores, con sentimientos y emociones.

Desde la familia. Si las personas insensibles toman sus modelos desde el hogar quiere decir que algo está fallando en el mismo. Y tiene que ver en el cómo están siendo educados sus integrantes a través de las etapas de desarrollo. La génesis está en los estilos de educación de padres altamente: a) destructivos, b) sobreprotectores o c) tolerantes en extremo. En el primer caso los padres castigadores en extremo refuerzan la rebeldía de sus hijos a tal grado que llegará a suceder el que no les importe lo que piensen sus progenitores con tal de hacer su absoluta voluntad. Generalmente un padre destructivo es altamente agresivo e insensible y el modelo se trasmite. En el segundo caso, los padres sobreprotectores, que no dan libertad de acción y de decisión a los hijos o que caen en el extremo de la castración –término clínico– sólo generan en ellos coraje, ira, odio y tarde o temprano se desquitarán con los demás adoptando una actitud de rigidez, agresión contra los más débiles o vulnerables, como una forma de obtener revancha por lo que ellos han sufrido. Como sucede también con los padres tolerantes al extremo que no generan limites en los comportamientos de sus hijos, que cumplen todos sus caprichos, que no castigan socialmente las conductas inadecuadas y dejan que los hijos abusen de su libertad en su hogar y fuera de éste.

En función del sistema escolar. El no percibir a tiempo en el sistema escolar de analizar los casos de agresión física, psicológica y emocional de algunos estudiantes contra otros, hace que se fortalezcan las conductas inadecuadas de algunos, lo que obliga a los responsables del sistema, a tomar muy en serio el promover programas contra el bullying, o contra la violencia entre los integrantes del mismo. Además de lograr programas contra las adicciones y orientación a padres para que cooperen en la disciplina que se requiere fomentar desde los hogares y sobre todo el manejo adecuado de valores y principios morales que toda persona debe asimilar desde las primeras etapas del desarrollo. Los maestros deben estar en permanente comunicación con los padres y estos últimos deben aceptar las quejas o sugerencias que el sistema escolar les hace para cooperar en la adaptación o readaptación conductual adecuada de sus hijos.

En el medio social. La adquisición y uso indiscriminado de los videojuegos, han sido considerados como la principal causa de que los niños y jóvenes no sepan distinguir el dolor y el sufrimiento de otros, porque basta con apretar un botón en estos aparatos para que maten o hagan sufrir a un personaje ficticio, haciendo que vean como cosa natural la destrucción, la violencia y muerte–aunque se trate en personajes irreales—. De esta manera, es como se construyen personalidades agresivas, violentas o insensibles al dolor ajeno. Es decir la insensibilidad se adquiere por repetición de imágenes violentas. Lo mismo sucede con las imágenes que diariamente vemos en los medios en donde la los homicidios, agresiones, transgresiones a la ley etc., se generalizan en el subconsciente colectivo a tal grado de verlo como algo sencillo-que ya no asombra- al que nos acostumbramos y lo aceptamos como parte de nuestras vidas. Luego entonces, es importante generar límites en los medios respecto al abuso de imágenes y noticias toxicas, para que la sociedad no salga afectada.


Promover la visión de la solidaridad y el respeto. Si la solidaridad es lo contrario a la insensibilidad, en ello tenemos la respuesta para hacerle frente. Generar el espíritu de cooperación y respeto desde el hogar, la escuela y la sociedad, especialmente ante el más necesitado o el que está en estado de indefensión o vulnerabilidad, permitirá crear nuevas generaciones que no sólo se amen a sí mismos, sino que amen a su prójimo motivando en ellos el sentimiento de apoyo y de bondad ante la necesidad humana, poniéndose en el lugar de el de enfrente, y enseñándoles principalmente a que en ello se encuentra la satisfacción personal y la verdadera felicidad.

Gracias y hasta la próxima.


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Licenciada en Psicología por la Universidad Veracruzana, con Maestría en Tecnología Educativa (enfoque sistemas a distancia), Universidad Autónoma de Tamaulipas y Doctora en Ciencia Política y Administración Pública por El Colegio de Veracruz. Laboró en la Universidad Veracruzana (UV) por más de 35 años. Fue funcionaria en la Unidad Central de la Rectoría, entre 1973 a 1981, en los siguientes cargos: Subjefe de Personal, Jefa del Departamento de Recursos Humanos y Directora de Relaciones Públicas. Fue docente en la UV desde 1979 hasta 2013 en diferentes entidades académicas: Facultad de Psicología en Xalapa, Facultad de Comercio en Tuxpan, Sistema de Enseñanza Abierta en Poza Rica y Facultad de Psicología Campus Poza Rica. En esta facultad se desempeñó como Directora durante 9 años. Formó parte del cuerpo docente del Área de Elección Libre (AFEL) y fue investigadora honoraria por Convenio Interinstitucional entre la Universidad Veracruzana y El Colegio de Veracruz, de 2008 a 2013. A partir del 2 de enero de 2013, goza de su jubilación. Ha ocupado cargos de representación popular tales como: Síndico del Ayuntamiento de Poza Rica, Ver. (1992-1993) y Diputada Federal LVI Legislatura del Congreso de la Unión (1994-1997).