Ilan Dana: la pintura que nos lleva de vuelta al origen

Ha expuesto su obra en más de 50 muestras en diversas partes del mundo, ha publicado cuatro libros acerca su trabajo y tiene como proyecto principal del 2019 lanzar uno nuevo.

Adriana Sánchez Meyer

Con más de cincuenta exposiciones en diversas partes del mundo, cuatro libros publicados y otro en camino, Ilan Dana mantiene una búsqueda que va más allá de los lienzos. Su formación pictórica lo ha llevado a centrarse en un trabajo muy personal que busca tocar las fibras de la espontaneidad y crudeza humana. Quizá esa sea la razón principal por la que su trayectoria se ha regido por intuición propia y por una exploración estética incorruptible, lejos de seguir un camino impuesto por la industria cultural.

“Me interesa que se pueda percibir mi obra desde su nivel energético, emocional, y no únicamente desde una mirada superficial”

¿Cuál es para ti la función de arte hoy en día?

Comencé aceptando los parámetros y las exigencias de mi industria que dictan que la función del arte es transmitir o expresar algo, aunque esta definición me conflictuaba. Mi trabajo ha pasado por una constante presión de mi inconformidad con lo que el mundo exige del arte. He logrado definirlo mucho más satisfactoriamente como un proceso personal donde se dilatan partes de mi existencia y personalidad original, de tal modo que puedo tener acceso a ellas. Mi obra se ha redefinido como un portal de juego en donde se abre un proceso personal que busco documentar en un producto pictórico para compartir con el espectador algo con lo que pueda resonar.

¿Este proceso personal persigue una meta? Es decir, ¿hay algún resultado que hayas podido medir a través de tu obra?

Hasta este momento mi búsqueda va orientada hacia el descubrimiento de mi frescura infantil, mi composición semiolvidada, la interpretación de quién soy. Es un proceso que puede no tener final, pero los resultados van siendo constantes y valiosos, cada uno de ellos es en sí mismo un objetivo. ¿Cómo describirías tu proceso de creación? Creo que si la referencia más constante que tienes es la de tu propio trabajo, entonces empiezas a moldearlo en comparación con lo que descubriste en el anterior. Se vuelve un proceso un poco más personal y menos contaminado por lo que la industria está pidiendo. A veces he llegado a la conclusión de que en una etapa de creación determinada es mejor no ver obra, no ir a los museos, no leer nada y dejar que sea un proceso tan fresco como si estuvieras reinventando la rueda. Es difícil abstraerse del contexto actual en el que estás viviendo, pero el proceso de creación, cuanto más puro, implica una manera de abordar el tema que no tiene que ver con lo que “se sabe” del arte.

¿En donde encajaría la técnica en este olvido del conocimiento previo a la hora de crear una obra?

La técnica es un método, el que sea, que tienes que perfeccionar para llegar a una meta. Cuando se ha definido el enfoque y objetivo de la obra, hay muchas técnicas que se podrían utilizar como válidas. Con esto no quiero decir que la teoría y la técnica no sean necesarias, definitivamente entre más madure un pintor diversas técnicas, más herramientas va a tener para crear. Pero una vez que todo lo que sabes se vuelve parte de ti, hay que dejar la mecánica un poco de lado para no contaminar el proceso de creación de una obra.

“Mi obra se ha redefinido como un portal de juego en donde se abre un proceso personal que busco documentar en un producto pictórico para compartir con el espectador algo con lo que pueda resonar.”

Se dice que la obra de arte debe hablar por sí misma, sin necesidad de la intervención del autor, pero en ocasiones la mirada de quien creó esa obra puede orientar de algún modo al espectador. ¿De qué manera crees que funcionaría en tu caso?

Si pudiera pedirle algo al espectador de mi obra sería que se permita entrar sin prejuicios ante la pieza, al menos momentáneamente. Eso significa que se habrá dado la oportunidad de convivir con la obra y entenderla en su estética procesual. Me interesa que se pueda percibir mi obra desde su nivel energético, emocional, y no únicamente desde una mirada superficial.

¿Cuál dirías que es el siguiente paso en tu carrera profesional?

Voy a continuar ampliando mi cuerpo de obra y llevar mi trabajo a espacios de arte donde busco envolver al público en una experiencia multisensorial para sumergirlo e impactarlo de manera más íntima. Quiero desarrollar proyectos de arte interactivos que incorporan olores, sabores, sonidos, texturas y un entorno completo. Espero poder hacer un primer lanzamiento este año. A partir de tu experiencia, ¿qué les dirías a los artistas jóvenes que buscan “abrirse puertas” en el camino del arte? No me parece que un artista tenga que ir a abrir puertas porque eso significaría ir a pedir permiso a la galería para que aplauda su obra. Creo que la clave está en ser completamente fiel a sí mismo, confiar en su trabajo, trabajar duro en desarrollarlo. No debe uno atorarse en la arrogancia pensando que su culminación de talento ocurrió temprano en su carrera sino abordar el tema humildemente, sabiendo que incluso habiendo logrado suficiente exposición va a tener que continuar puliendo la profundidad, pureza y valor técnico de su obra.


SEMBLANZA DEL ARTISTA:

Ilan Dana

Nació en México, en 1989. Después de vivir 12 años en Estados Unidos, regresó a México a para comenzar su carrera artística. Siendo autodidacta, pasó por diferentes etapas de exploración antes de desarrollar su iconografía única y original. Ha expuesto su obra en más de 50 muestras en diversas partes del mundo, ha publicado cuatro libros acerca su trabajo y tiene como proyecto principal del 2019 lanzar uno nuevo.


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