México representa una gran diversidad de pueblos indígenas, de acuerdo al Sistema de Información Cultural del Gobierno Federal, el territorio nacional cuenta con 71 pueblos indígenas. El Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), arrojó que en el país residen 7 millones 364 mil 645 personas que hablan alguna lengua indígena, en comparación con 2010, el número de hablantes de lengua indígena se incrementó en 451 mil personas. Sin embargo, en términos porcentuales, las personas que hablan lengua indígena disminuyeron de 6.6 a 6.1 por ciento.

Este sector sigue siendo de los más vulnerables no solo de México sino del mundo, debido a factores como la marginación, discriminación, violencia, despojo de tierras, falta de acceso a viviendas dignas, servicios públicos de salud y educación.

Ante este panorama, la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 17 de febrero de 1995 mediante su resolución A/RES/49/214 decide que el 9 de agosto de cada año se celebre el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.

Con la conmemoración de este día, la ONU busca obtener el mayor respaldo de los gobiernos y todos los sectores de la sociedad para hallar juntos la solución de los problemas con que se enfrentan las comunidades indígenas en esferas como los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud.

En las últimas décadas, hombres y mujeres indígenas han alzado la voz e incluso, les ha costado la vida por defender sus tradiciones, derechos, valores, lenguas y costumbres.

Tal es el caso de Rigoberta Menchú Tum, quien el 10 de diciembre de 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose así en la primera indígena y en la más joven en obtenerlo.

Fue el pasado 18 de marzo de 2022, en el marco del festival Cumbre Tajín que albergó por primera vez a un Premio Nobel de la Paz, donde la activista guatemalteca rindió tributo a la cultura totonaca, honró el protagonismo de la mujer indígena en la construcción del futuro en la sociedad, se pronunció por el rescate de las lenguas indígenas, pero, sobre todo, exigió a los pueblos originarios a no permitir que la sagrada cultura ancestral se convierta en un folclore.

La activista y defensora de la paz, la justicia social y los derechos humanos de los pueblos indígenas, inició su visita en tierras papantecas recorriendo la zona arqueológica El Tajín.

  • Salutación lideres tradicionales totonacos.

A su arribo al Parque Takilhsukut,  Menchú Tum se dirigió a la Casa de Kantiyán, espacio del Consejo de Abuelos encabezado por Gerardo Cruz Espinoza, quienes en una ceremonia tradicional se dieron la salutación.

En este lugar sagrado, la también embajadora de buena voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), reconoció la labor de las abuelas y abuelos totonacos al transmitir sus conocimientos ancestrales a las nuevas generaciones.

  • Defensa de la sagrada cultura ancestral.

Desde el salón “Juan Simbrón”, Rigoberta Menchú Tum, exhortó a las y los totonacos a no permitir que la sagrada cultura ancestral se convierta en un folclore, “estamos cansados del folclorismo”, sentenció.

La población indígena señaló tiene su propio sistema jurídico y debe respetarse su forma de entender las normas, leyes, códigos de vida, identidad y cultura, “hoy ya tenemos un sistema jurídico y científico de acuerdo a nuestras abuelas y abuelos, al tiempo y saberes que compartir”. 

Destacó que es muy importante sentirse orgullosos de sus raíces, que los conflictos sociales como la migración, la violencia y la represión no rompan sus principios y valores en la familia y la sociedad.

“Nuestra vida es una universidad que compartir con los demás, es otra manera de dignificar a nuestros ancestros”.

  • Reconocimiento y lucha de las mujeres.

“Las mujeres durante muchas décadas lucharon para pedir igualdad, porque la mujer siempre se dejaba atrás, no se le permitía hablar ni votar, no tenían un salario ni prestaciones. Hace años se formaron muchas organizaciones de mujeres y eso es lo que hoy homenajeamos, su lucha, su empeño, coraje, su poder de organización y su valentía”, externó Rogoberta Menchú durante su mensaje en el conversatorio “Protagonismo de la Mujer Indígena en la Construcción del Futuro”.

Ponderó a las abuelas totonacas, mayas, aztecas y de todos los pueblos indígenas. “Desde hace 103 años se ha visibilizado la lucha de las mujeres, menos las de las mujeres indígenas, como a las comadronas, nuestras madres medicinales o a nuestras lideresas de los pueblos indígenas que tuvieron el valor y lucharon contra el racismo, la discriminación, las burlas y las barreras del idioma.

Mencionó que no se debe suprimir a esas mujeres silenciadas y olvidadas por el resto de la humanidad, que no se debe de confrontar con el mismo género, “las mujeres tenemos que ser amigas y cómplices de la esperanza, de la alegría y la felicidad, una mujer tiene mucho dolor en su historia, pero tiene mucho coraje, la solidaridad entre las mujeres es muy importante”.  

  • “No pierdo la esperanza de un mundo pacífico”.

Rigoberta Menchú Tum durante su infancia y juventud sufrió pobreza, discriminación racial y la violencia que durante décadas ha padecido la población indígena, creció en un país afectado por un conflicto armado entre el gobierno y una guerrilla reivindicadora de justicia social y mejores condiciones de vida. Su lucha le costó muy cara, su madre y su hermano mayor fueron torturados y asesinados por los militares y su padre quemado vivo durante una protesta.

Ese dolor lo recordó en su estancia, “¿vale la pena la lucha? es algo que me eh preguntado, yo nací en una guerra en Guatemala que me marcó, y cuando veo la guerra entre Ucrania y Rusia, me sigo preguntando ¿qué ha aprendido la humanidad? veo que ahí están las armas, las armas nucleares, ¿y quiénes son las víctimas? quizá una niña como yo que vivió eso, que también en 40 años va a juzgar esos crímenes. 

“No pierdo la esperanza de un mundo pacifico, si yo pierdo esa esperanza seria como estar a favor de la guerra”.

  • Rescate de las lenguas indígenas.

En el marco del Decenio de las Lenguas Indígenas, hizo un llamado a las nuevas generaciones a rescatar y transmitir de forma oral y escrita las lenguas que reflejen las ideas y valores de los pueblos indígenas.

“Pido a los jóvenes a usar la tecnología que tienen en sus manos para promover valores y principios, la poesía, los cantos y la memoria colectiva de sus pueblos”. 

Indicó que los hermanos y hermanas totonacas son ejemplo que se puede ilustrar una cultura milenaria en estos tiempos contemporáneos.

Rigoberta Menchú Tum en cada foro, conferencia o entrevista se ha pronunciado por la defensa de los derechos indígenas como lo pronunció en su discurso en la aceptación y conferencia del Premio Nobel de la Paz en 1992. 

“Considero este premio, no como un galardón hacia mí en lo personal, sino como una de las conquistas más grandes de la lucha por la paz, por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas, que a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación”.

También lo ha hecho cada 9 de agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, expresando que la celebración de este día ha sido el resultado de décadas de trabajo de dirigentes y lideresas, no solo por definir sus derechos, sino por ejercer el respeto a los mismos.

“Celebrar este día es recordar a nuestros héroes, nuestras batallas, nuestras luchas, especialmente la de nuestros ancestros, si seguimos sus enseñanzas, si seguimos los métodos comunitarios, los derechos colectivos e individuales, si seguimos trabajando y viviendo con los valores y principios de solidaridad, colaboración y reciprocidad entre nuestros pueblos, vamos a seguir adelante y seguir celebrando este día por la dignificación de nuestra existencia en todo el planeta”. 

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