A 100 años del nacimiento del Premio Nobel portugués
“Si una persona está moldeada por las circunstancias, las circunstancias deben moldearse humanamente. El capitalismo no hace eso, no nació para esto. Y mejor sería que reconociéramos que el socialismo tampoco lo hizo. Las circunstancias en las que viven millones de personas no son humanas, nunca lo han sido, y parece que no lo serán”.
José Saramago
En 1998, el Premio Nobel de Literatura fue otorgado por primera vez a un escritor portugués, José Saramago. Nacido en Azinhaga (1922), una pequeña aldea portuguesa de la antigua provincia de Ribatejo, al noreste de Lisboa, fue hijo de un trabajador agrícola, convertido después en Policía, y de una mujer analfabeta. José Saramago, que en realidad se llamaba José de Sousa, no pudo —por falta de dinero— asistir ni siquiera al a escuela secundaria. De joven trabajó como mecánico automotriz, empleado de una aseguradora y de una editorial; este último empleo, lo llevó a hacer traducciones y a interesarse por la literatura. Además, no sólo en ese tiempo, sino en épocas posteriores, fue un entusiasta traductor. Tradujo al portugués obras de autores como Baudelaire, Colette, Maupassant y Tolstoi. Su segunda esposa, Pilar del Río —misma que lo acompañó hasta sus últimos días— , fue la traductora de la obra de Saramago del portugués al español.
“Si pudiera repetir mi infancia, la repetiría exactamente como fue, con la pobreza, con el frío, la poca comida, con las moscas y los cerdos, todo eso”.
José Saramago (niño)
Con la escritura de su primera novela, Tierra de pecado, que escribió con 25 años y en la que se nota una importante influencia de escritores portugueses como Eça de Queirós, hizo sus primeros intentos literarios. En la década de 1940, publicó algunos poemas y artículos periodísticos.
En 1969, Saramago se afilió al Partido Comunista, que en aquella época era ilegal en su país. Ese mismo año también se divorció de su primera esposa, Ilda Reis.
Entre 1972-1973, fue editor, comentarista político y, durante varios meses, coordinador del boletín cultural Gazeta Lizbońska. En 1975 fue subdirector del diario Noticias. Ese mismo año perdió su empleo y tuvo que decidir entre buscar otro o hacer de la escritura su profesión.
No fue sino hasta 1977, con 55 años cuando —ya convertido en un escritor profesional— , publicó su novela, Manual de pintura y caligrafía. Con asiduidad le preguntaban por qué se había tardado tanto en escribir de manera profesional, a lo que respondía que el motivo era que, antes de eso, no había tenido nada importante que decir. A partir de esta decisión se convirtió en uno de los escritores más prolíficos y versátiles de la literatura moderna. La decisión de ser escritor de tiempo completo sería decisiva para la literatura portuguesa y definiría a uno de los futuros ganadores del Nobel de literatura. Sus libros han sido traducidos a más de 40 idiomas. En su obra aborda temas que transmiten la desesperanza del vacío que provoca la imperfección del mundo. En su obra abordó tanto el realismo, como el realismo mágico.
Después de que cayese el régimen del dictador fascista António de Oliveira Salazar, tras la denominada Revolución de los claveles —cuyo régimen Saramago había combatido desde su pequeña trinchera, el periodismo, a través de la publicación de artículos donde expresaba sus ideas de izquierda, operando en la clandestinidad, luchando a favor de la libertad de expresión— , en 1974, empezó a trabajar para el Ministerio de Comunicaciones y, poco tiempo después, fue nombrado subdirector de un periódico.
En 1980, con su novela, Levantados del suelo, Saramago hizo una proeza literaria que lo puso en los reflectores más exigentes. En esta obra narrativa mezcló la poesía con el realismo más crudo, hablando de una de las regiones más áridas de Portugal, el Alentejo, el Mau-Tempo (Malos Tiempos) donde, entre sudor y sangre, retrataba cómo los campesinos trabajaban la tierra y se alimentaban de leyendas para sostener la explotación y vivir en la miseria en la que estaban obligados a vivir.
A esta novela le siguieron muchas más —más de 40— , entre las que destacan El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), Ensayo sobre la ceguera (1995), que fue llevada al cine y que marcó un antes y un después en su obra y El Evangelio según Jesucristo (1991). Su discurso durante la entrega del Nobel es uno de los más poderosos que se han hecho en la literatura.
Ateo y comunista, Saramago fue duramente criticado por El Vaticano, que lo consideraba un escritor anticlerical. La publicación de El Evangelio según Jesucristo le trajo enemigos poderosos en el gobierno portugués que, en el marco del Premio Literario Europeo, censuró su novela, motivo por el que decidió trasladarse a vivir a la isla de Lanzarote, dentro del archipiélago de las Islas Canarias, en España, donde vivió en una villa llamada “A casa”, lugar en el que encontró la paz y la serenidad que buscaba. Más adelante dijo que no se había exiliado del todo, puesto que siempre tuvo un departamento en Lisboa y que nunca dejó de pagar sus impuestos al gobierno portugués. Con las islas Canarias mantuvo una estrecha relación, ganándose entre la población el mote de “lanzaroteño”, como suele conocerse a los habitantes originarios de la isla de Lanzarote. Con frecuencia, las Canarias fue el tema de sus textos.
En este momento, cabe detenerse un momento para conocer la opinión que el mismo Saramago tenía de su novela más controvertida, El Evangelio según Jesucristo. Por una parte, Saramago se percató de que la crítica feroz de la derecha conservadora había conseguido incrementar las ventas del libro y también constató que ciertos católicos, a los que consideraba más inteligentes que a los del ala radical, les había gustado el libro. Para el escritor lusitano, que no creía en Dios, Jesús había sido un hombre común y corriente, pero con la particularidad de que Dios había creído en él, para que llevase a cabo la misión que le encomendó, misma que lo llevó a la muerte.
Saramago fue siempre un escritor muy comprometido con sus ideas políticas. Afirmó que no habría podido escribir sin incorporar en sus textos los temas sociales y humanos que le preocupaban. Se mostró muy interesado por la defensa de los derechos humanos, los problemas ambientales y, de manera especial, con el asunto del calentamiento global. Atacó sin piedad al imperialismo, al capitalismo rampante y a la corrupción política en todas sus formas. Pensaba que los procesos de globalización económica, que por aquella época cobraban más fuerza en Europa, eran una forma de totalitarismo. Creía que el hombre contemporáneo no tenía nuevas ideas políticas que pudiesen mejorar al mundo. Le dolía que los sindicatos hubiesen perdido fuerza y que el mundo hablara de democracia, cuando lo que existía —por el solo hecho de que el poder económico no puede ser democrático— , no era una verdadera democracia. Por otra parte, también hizo importantes críticas a los movimientos de izquierda de todo el mundo. Consideraba que la necesidad de pragmatismo de la izquierda la había desvirtuado, hasta convertirla en otra cosa, pero no en una izquierda como la que él defendía.
Un gran número de políticos de la izquierda socialista de América Latina incorporaron las ideas de Saramago en sus postulados. Particularmente, el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Venezuela y el Partido de los Trabajadores de Brasil.
Con ochenta años, Saramago publicó un diario en Internet en el que daba rienda suelta a sus convicciones políticas. Entre otras cosas, en este diario, atacaba al estado de Israel, al que comparaba con el régimen Nazi, lo cual le trajo una importante cantidad de enemigos.
En Las pequeñas memorias (1996), un libro de escritura fragmentaria escribió pasajes de su infancia en los que citaba a su abuelo, que alguna vez le había dicho: “El mundo es tan hermoso y es una pena que tenga que morir”. En el discurso del Premio Nobel atribuyó la frase a su abuela y después habló de lo caprichosa que puede ser la memoria. La memoria es una parte sustancial de su obra. Como también lo son las distopías, donde reflejó su visión sombría e irónica del mundo. Al respecto, dijo: “No soy un pesimista, solo un optimista bien informado”. Y en el antes citado discurso del Premio Nobel agregó: “Todos estamos en la mierda. Solo puedes ser optimista si eres insensible, estúpido o millonario. El mundo es un infierno: Millones de personas nacen para sufrir. A casi nadie le importa”.
Sus libros están dirigidos a un público selecto. Saramago desarrolló una técnica narrativa única desde el punto de vista gramatical. El estilo derivado de esta técnica no es siempre el mismo, sino que lo adecuó en función al contenido y a la finalidad del mensaje que quería transmitir. Por su forma y concisión, su estilo es la combinación de un escritor literario y de un periodista. Sus obras demandan de un importante esfuerzo por parte del lector. Saramago creía que la literatura que solo entretiene es necesaria, pero que la literatura que te hace pensar y razonar es indispensable. En sus libros, Saramago cuestiona frecuentemente al lector y lo involucra en la solución de la tensión que ha creado. Su lenguaje es impecable y sus obras están siempre muy documentadas. Sus novelas están repletas de una invención deslumbrante en las que abundan acontecimientos impredecibles, maravillosos e irreales, que sirven de punto de partida para la trama, pero en los que oculta sus verdaderas intenciones, con el propósito de que el lector las descubra. Saramago fue un maestro de la intertextualidad y eso ha dificultado sus traducciones. Sus textos están colmados de citas bíblicas y de proverbios.
Saramago inventó una nueva forma de escribir. Un ejemplo de esto es su célebre novela Ensayo sobre la ceguera, que es casi un experimento de laboratorio, en cuya trama aborda una historia en la que un hombre se queda ciego de repente, dando inicio a una epidemia que se extiende por todo el país. En cuarentena, privados de todo punto de referencia, las hordas de ciegos tratan de sobrevivir a toda costa. Sólo una mujer no se ha dejado impresionar por la blancura brillante. ¿Será ella capaz de guiar a los demás fuera de esta oscuridad? Esta novela es una alegoría de lo que representan la pérdida de la moral en la sociedad y la deshumanización de los individuos que la componen.
Cuando le preguntaron acerca de su particular forma de escribir respondió: “Probablemente no soy un novelista; probablemente soy un ensayista que tiene que escribir novelas porque no puede escribir ensayos”.
José Saramago murió el 18 de junio en Lanzarote, tenía 87 años.
Hasta sus últimos días, Saramago mantuvo la misma visión acerca del futuro, una visión que, según él, no era optimista ni pesimista. Sin embargo, no esperaba ningún cambio favorable en los años por venir. Criticaba que más de 1,500 millones de personas viviesen en el mundo con menos de un dólar al día. Aseguraba que la infelicidad de las personas era mayor que en años anteriores y criticaba los ejercicios verbales de los políticos, que se habían convertido en mediocres comisarios del poder económico. Le dolían el individualismo y los valores que exhortaban al éxito, aun a pesar de corromperse o de destruir a los demás.
Libros de José Saramago
La viuda, 2021
Alabardas, 2014
El silencio del agua, 2014
Claraboya, 2012
El último cuaderno, 2011
El autor se explica, 2010
José Saramago en sus palabras, 2010
Caín, 2009
El cuaderno de Saramago, 2009
El viaje del elefante, 2008 (2015)
Las pequeñas memorias, 2007
Las intermitencias de la muerte, 2005
Poesía completa, 2005
Ensayo sobre la lucidez, 2004
El hombre duplicado, 2003
Todos los nombres, 2001
La caverna, 2001
Piedra de Luna. 59 poemas y un madrigal, 1999
El cuento de la isla desconocida, 1998
Cuadernos de Lanzarote II, 1997
Cuadernos de Lanzarote I,, 1997
Ensayo sobre la ceguera 1995
El Evangelio según Jesucristo 1991,
In nómine Dei, 1991
Historia del cerco de Lisboa, 1989
La segunda muerte de Francisco de Asís, 1987
La balsa de piedra, 1986
El año de la muerte de Ricardo Reis, 1984
Memorial del convento, 1982
Viaje a Portugal, 1981
Levantado del suelo, 1980
¿Qué haré con este libro?, 1980
La noche, 1979
Casi un objeto, 1978
Manual de pintura y caligrafía, 1977
Apuntes, 1976
El año de 1993 1975
Las opiniones que tiene DL, 1974
El equipaje del viajante, 1973
De este mundo y del otro, 1971
Probablemente alegría, 1970
Poemas posibles, 1966
Tierra de pecado, 1947