Manuel Maples Arce y el estridentismo

El estridentismo no es una escuela, ni una tendencia, ni una mafia intelectual, como las que aquí se estila; el estridentismo es una razón de estrategia. Un gesto. Una irrupción.

Durante muchos años se han forjado diversos mitos alrededor del Movimiento Estridentista y de su fundador Manuel Maples Arce. Uno de ellos, el más frecuente, ha sido aquel que afirma que Xalapa, la capital veracruzana, fue donde se inició dicha vanguardia artística. Otro tiene que ver con la creencia de que el Estridentismo es un estilo o una tendencia estética, inclusive, hoy mismo vemos que han abierto fondas y restaurantes gourmet que ofrecen café y comida estriden-tista. De Manuel Maples Arce encontramos biografías donde, con insistencia se dice que nació en 1898 en Papantla o en Tuxpan o en el Puerto de Veracruz o en la Ciudad de México. Pero, el peor de todos estos mitos, ha sido aquel que afirma que el Movimiento Estridentista es una copia del Futurismo, vanguardia que fundó y desarrolló en Italia el poeta Filippo Tommaso Marinetti a principios del siglo veinte. Como si los mexicanos fuésemos incapaces de generar un movimiento artístico con ideas propias. ¡Vaya manera de despreciarnos!

Todas estas leyendas urbanas están muy lejos de la realidad de los acontecimientos históricos. Primero, cabe aclarar que después de leer sus tres libros biográficos, me atrevería a decir que Manuel Maples Arce es un tuxpeño nacido en Papantla el 1º. de mayo de 1900, y que a los 21 años estaba fundando en la Ciudad de México el Movimiento Estridentista en el momento que redacta, pega en las paredes y distribuye su manifiesto titulado: ACTUAL–No. 1 HOJA DE VANGUARDIA COMPRIMIDO ESTRIDENTISTA. DE MANUEL MAPLES ARCE.

Manifiesto Estridentista, 1921.

En relación al estilo estridentista, Maples Arce publica en 1922 una declaración que define perfectamente qué es el Estridentismo, a través del periódico el Universal. Porque un año después de publicado el primer manifiesto y a punto de aparecer el segundo en la Ciudad de Puebla, Maples Arce realiza un balance de sus actividades en un artículo titulado «El movimiento estridentista en 1922», que aparece en el número 294 del suplemento El Universal Ilustrado correspondiente a diciembre de 1922. Reconoce que apenas fueron 3 o 4 personas las que leyeron su proclama, sin embargo, mantiene firme su esperanza porque considera que muy pronto todo mundo será estridentista. En este primer recuento, Maples Arce, concluye con una proclama pertinente porque reafirma la esencia del movimiento de vanguardia:


     El estridentismo no es una escuela, ni una tendencia, ni una mafia intelectual, como las que aquí se estila; el estridentismo es una razón de estrategia. Un gesto. Una irrupción.


En Xalapa Ramón Alva de la Canal, Germán List Azubide,Manuel Maples Arce, Arqueles Vela y Leopoldo Méndez.

Así quedaría claro, desde 1922, que esta vanguardia mexicana no compartía el mismo interés de las vanguardias europeas por desarrollar un estilo insuperable. Porque, finalmente, debemos decirle a los que aseguran que el Estridentismo es una copia del Futurismo, que sería suficiente con leer y comparar los dos manifiestos y, en ningún momento, el Estridentismo comparte la postura fascista del Futurismo, ya que esta tendencia italiana estaba a favor de la limpieza étnica y de la supremacía racial, eso sin contar su acendrada postura misógina. Eso sí, compartía su visión a favor del progreso y del desarrollo de la tecnología como base del desarrollo social, pero en un sentido humanista. Porque, sin duda alguna, para muchos estudiosos, el socialismo tiene un sentido humanista y los estridentistas profesaban las ideas socialistas emanadas del marxismo. 

Lo que no se ha dicho del Estridentismo es que, desde un principio, impulsa un arte colectivo y para la colectividad, así como la generación de un arte multidisciplinario. Es muy claro que, al leer su poesía, vemos en el Estridentismo contenido el mundo moderno, las ciudades y los automóviles surcando veloces los aires de libertad. También estará presente el bullicio de la transgresión, la fuerza de las máquinas y, de manera particular, habrán de predominar los edificios ultramodernos en muchos de sus grabados, pinturas y fotografías. 

Es importante mencionar que los estridentistas compartían con las vanguardias europeas el optimismo sustentado en el desarrollo científico, en la innovación tecnológica y en el impulso de la industria, por lo que su producción artística adquirió esos tonos resplandecientes y esa proliferación de líneas semejantes a la repetición geometrizada de las imágenes a la manera de un caleidoscopio o al movimiento de una hélice de avión. Un ejemplo lo observamos en el famoso cuadro «El café de Nadie» que pintara en 1924 Ramón Alva de la Canal y que, más tarde, en 1926, realizará una segunda versión en Xalapa.

«Café de Nadie», pintura al óleo de Ramón Alva de la Canal, 1926.

También, cabe mencionar, que un ingrediente importante en el Estri-dentismo fue el humor y el sarcasmo impregnado de mexicanidad, ejemplo de ello son las frases lapidarias como ¡Muera el cura Hidalgo! ¡Chopin a la silla eléctrica! ¡El cliché es la soga de las ideas! o ¡Viva el mole de guajolote! A simple vista se trata de ocurrencia que convocan a la risa espontánea y desmedida, pero en el fondo de estas frases existe una postura iconoclasta, transgresoras, ya que es una manera de manifestarse contra la historia oficial, la academia, el pre-juicio de las ideas que se repiten incansablemente hasta que no dicen nada, y, al mismo tiempo, se trata de una crítica a la exaltación por el nacionalismo chauvinista. Ese humor jamás lo podremos encontrar en las vanguardias europeas ni en las posvanguardias norteameri-canas porque las falta el sabor del trópico y la tradición de nuestros sabores nacidos de lo profundo de nuestra tierra.

Tertulia literaria en el Café de Nadie. Ciudad de México, 1923.

Y así fue como el Movimiento Estridentista tuvo dos grandes momentos: cuando se fundó en la Ciudad de México en 1921 y se continuó hasta 1925 en el Café de Nadie y cuando emigró a la ciudad de Xalapa, contando con el apoyo de Heriberto Jara Corona, gobernador del Estado de Veracruz. Este fue un momento coyuntural que les permitió luchar contra los políticos corruptos que habían vendido el petróleo a los norteamericanos, además de desarrollar un programa educativo sustentado en su visión vanguardista y de sustento socia lista.

Heriberto Jara Corona y Manuel Maples Arce en 1926.

Dejemos de generar mitos nocivos o leyendas urbanas que nos alejan por completo de las grandes aportaciones que heredamos de este movimiento, único e irrepetible en México y en América Latina, para conocer nuestra esencia, porque ocultando parte de nuestro pasado solamente nos permite conocernos de manera fragmentada, como si se tratara de un rostro mutilado. Reconozcamos de qué estamos hechos, porque, sin duda, el Movimiento Estridentista, ha sido y es uno de los fundamentos del arte contemporáneo y de nuestra identidad actual. 


Manuel Maples Arce en 1921.

Máscara de metal de Germán Cueto, 1924.
Portada del primer número de la revista Horizonte.

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Lic. en Antropología Social por la Universidad Veracruzana con maestría en Literatura Mexicana por el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la UNAM y estudios de posgrado en Arte Mexicano por la Universidad Iberoamericana. Premio Nacional de Periodismo Cultural (1987) como parte del consejo editorial de El Istmo en la Cultura; y Premio Estatal de Periodismo Cultural (1989) como fundador y editor del suplemento cultural Caligrama del semanario La Crónica. Catedrático de Historia y Filosofía del Arte en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Profesor de Iconografía Prehispánica e Iconografía Novohispana en la Maestría en Arquitectura y Restauración de Bienes Culturales de la Universidad Veracruzana. Editor de Antología de Arte Latinoamericano y Arte Mexicano (2017) y Antología de Arte Contemporáneo (2018). Autor de Entre la tragedia y la comedia siempre la máscara (Ed. Tinta Indeleble, 2018), y Memoria gráfica de una vanguardia en Jalapa: el estridentismo (Ed. Tinta Indeleble, 2018). Q.E.P.D.