Aun cuando en rigor no debería llamarse ciudad a todo asentamiento,  y una ciudad debería clasificarse como tal por su tamaño, población, comercio y asiento  de autoridades locales, se utiliza en general el término para designar a una comunidad que tiene alguna importancia. En México la nombramos, según su tamaño, como congregación, villa, o ciudad, aunque no fue así durante el período de ocupación española.

   El nombre de Tampico fue dado, desde tiempos precortesianos, a una región, a un río y a una laguna. El nombre, en lengua teének o huasteca, ha sido motivo de muchas interpretaciones, que aquí no se discutirán. Pero, según constancia del religioso franciscano Fray Andrés de Olmos, quien visitó la zona de la Huasteca en el siglo XVI, “ya se llamaba así” desde antaño. Esta zona, en el actual noreste de la República Mexicana, vecina al Golfo de México, se halla bañada por los ríos Pánuco y Tamesí, que desembocan conjuntamente en el citado Golfo. . El último río, que en teének significa lugar del maíz (tam-idhidh), ha conservado su antiguo nombre, y tal vez el otro, el Pánuco, se llamara anteriormente “de Tampico”.

Muelle Fiscal" en el puerto de Tampico | Mediateca INAH
Muelle Fiscal” en el puerto de Tampico

   Fray Andrés halló un pueblo de indios en la ribera, que se ignora su nombre, y levantó cerca de allí, en su margen derecha, antes de la desembocadura, un convento y una villa que nombró “villa de San Luis de Tampico, obispo de Tolosa” (un santo franciscano español), con vecinos españoles de la cercana villa de Pánuco. Se señala su fundación el 26 de abril de 1554. Este primer Tampico fue sede de la cabecera de la custodia franciscana, de la que dependieron varios otros conventos erigidos posteriormente en la Huasteca. Durante la ocupación española fue utilizado como puerto, y desde allí partían barcos hacia la Habana y Campeche, según se tiene noticia. Era también ocupado como puerto de auxilio en el Golfo de México, donde recalaban náufragos de algunas expediciones que trataban de conquistar tierras en el norte del continente. Se trataba de un puerto fluvial, al que su entrada quedaba a veces obstruida por una barra de arena. Las naves anclaban en mar abierto y entraban sus mercancías y pasajeros por medio de lanchas.

José de Escandón

   Como puerto fluvial, fue también visitado por los piratas extranjeros que merodeaban las costas, no en busca de riquezas, que muy pocas había, sino para abastecerse de agua fresca, ganado y gallinas, y hasta de algunas mujeres. Se tiene noticia de dos invasiones importantes, siendo la segunda en 1737, cuando fue quemada la población, y sus habitantes se dispersaron por la zona. Algunas familias se refugiaron en Altamira, Tamaulipas, otras en una hondonada o “Joya” (hoya); otro grupo quedó en la antigua villa de Tampico a causa de la pesca a la que se dedicaba la mayor parte de la gente. El estado de dispersión fue comunicado al virrey y al arzobispo, por lo que se pidió al Coronel José de Escandón, quien colonizaba el Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), que arreglara la situación. El grupo de La Joya había permanecido durante 17 años en un mal sitio, y un ciclón había destruido la choza que usaban como convento, y todos deseaban un arreglo definitivo.  El coronel Escandón citó a los grupos del hoy estado de Veracruz, a una votación. Había cercano otro grupo perteneciente al batallón de Pardos y Mulatos Libres que custodiaban las costas, que habitaban como a 14 Km. tierra adentro, en unas Lomas o Ranchos, y que era la agrupación más numerosa. El número mayor ganó la votación, y siendo el sitio del agrado de Escandón, refundó la villa con el nombre de Villa de San Luis de Tampico,  el 15 de enero de 1754, refundándolo “según leales ordenanzas” en los llamados Ranchos.

   Hay que hacer notar que el antiguo Tampico no quedó despoblado del todo a causa de las labores de pesquería, por lo que, ya sin título, la gente lo nombraba “el Pueblo Viejo de Tampico”. El segundo Tampico sirvió de puerto mientras tanto, y así permaneció durante muchos años, hasta que los aconteceres de nuestra historia motivaron nuevos cambios. Las luchas por la independencia casi cerraron el camino de México a Veracruz, por lo que el gobernador Santianés, del Nuevo Santander, ordenó la apertura de una aduana en el Viejo Tampico, situado en la ribera del río Pánuco, para poder sacar la plata proveniente de las minas del norte. Esto motivó que se repoblara la antigua villa vecina a la laguna y al río.

Pueblo Viejo

   La villa de Altamira, situada en el Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), al norte, tenía problemas porque la aduana, situada al sur del río Pánuco, como a 25 Km. de distancia, debía de cobrar impuestos al trasladar las mercancías hacia el norte. Queriendo arreglar la situación a su favor, y aprovechando el paso del general Antonio López de Santa Anna con su ejército combatiendo a don Agustín de Iturbide, le solicitó al mismo un permiso para “repoblar” un antiguo Tampico que nunca estuvo en la ribera norte del río. Es cierto que había algunas aldeas de pescadores en algunos puntos de la ribera norte, pero sin título alguno. Para lograr el permiso, le propusieron llamar a la nueva población “Santa Anna de Tamaulipas” o bien “Tampico de las Tamaulipas”. Conseguida la autorización, fundaron una población del lado del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), el 12 de abril de 1823.

   Como la independencia de nuestro país, efectuada dos años antes, en 1821, permitió la entrada de extranjeros a México, totalmente prohibida durante el virreinato, éstos llegaron a raudales en busca de las celebradas riquezas de México que se publicaban en el extranjero, El nuevo Tampico les ofreció terrenos para construir sus casas y facilidades para su transporte al interior del país, motivando la casi despoblación de las dos antiguas villas ya nombradas y el éxito de la nueva.

   La existencia de tres poblados denominados Tampico volvía un poco confusa la situación. Decidieron entonces, según lo relata un viajero inglés de 1826, añadir una explicación al nombre de las mismas. Así llamaron al primer  Tampico “Tampico el Viejo”, al refundado en Los Ranchos: “Tampico el Alto”, y al último “Tampico el Nuevo”. Trasladada la Aduana al nuevo poblado, y manejando el puerto desde este nuevo lugar, más adecuado, las otras dos villas decayeron poco a poco.

La antigua Aduana de Tampico

¡No Firio Tuxpan No!

   Ya designado como puerto de altura, y cambiada la situación política de México, en tiempos del Gral. Porfirio Díaz Mori, se analizó la situación de los puertos del Golfo de México. Notaron que el puerto de Túxpan  al sur, era el más cercano a la Cd. de México en todo el país, y el Gral. Díaz se propuso habilitarlo para ser uno de los principales puertos por la comodidad de su cercanía.

   El general había contraído matrimonio hacía poco con la Srita. Carmen Romero Rubio – Castelló, de familia originaria de Tampico. Su mamá, doña Agustina Castelló, era suegra y amiga de don Porfirio y casi contemporánea, por lo que decidió convencerlo para que no hiciera lo anterior. Dicen que le comentó: “No Firio, no lo hagas, porque vas a hundir a mi pueblo (Tampico).” El resultado ya lo sabemos: se habilitó el Tampico de Tamaulipas con muelles y un hermoso edificio aduanal y fue terminal del incipiente ferrocarril para manejar las mercancías.

   Tuxpan siguió como puerto ,pero sin tener la importancia de Tampico o Veracruz, hasta que en esta época se vuelve a tomar en cuenta por su cercanía con la capital y hay proyectos para hacerlo competitivo internacionalmente y generar el desarrollo que merece y al que siempre ha aspirado.

    Así han seguido los vaivenes de nuestra historia, rica en aconteceres, buscando siempre lo mejor para nuestro país.

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