Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias
[…]
Ten siempre, a Ítaca en tu pensamiento
tu llegada, allí es tu destino:
mas no apresures nunca el viaje,
mejor que dure muchos años
[…]
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

[K. Kavafis]

I

Mil años después del Gilgamesh, obra épica cumbre de la civilización babilonia, la Ilíada y la Odisea, atribuidas al poeta griego Homero, que después dieron origen a la Eneida, ese otro gran poema épico escrito por el poeta romano Virgilio, fueron las dos epopeyas que engendraron, no sólo la literatura occidental, sino la cosmovisión europea.

La Ilíada y la Odisea, aunque fueron escritas hace 3000 años para el hombre antiguo, siguen hablando con la misma fuerza al hombre moderno. Nuestra forma de entender el mundo y todo lo que nos rodea ha cambiado, pero en la parte más profunda, en nuestra esencia, seguimos siendo igual que los antiguos. Había una parte dentro del guerrero troyano que se mantiene inamovible dentro del ejecutivo de una empresa moderna o dentro del conductor de un Uber.

Es por ello, por lo que las pasiones de los dioses y de los héroes de la mitología griega no sólo nos fascinan, sino que nos resultan familiares. Los dioses griegos tenían poderes divinos, pero también compartían con los humanos muchas de sus debilidades, y eso los acerca más a nosotros, porque nos permite identificarnos con ellos.

La Ilíada es una narración sobre la maldición de la guerra y, la Odisea, (con el regreso de Ulises a Ítaca), es el relato de una aventura interior y, al mismo tiempo, de la restauración del orden que se había roto.

II

Aparecidos en el tiempo en el que surgió el sistema de la escritura griega, la Ilíada y la Odisea, narran algunas de las más hermosas aventuras de los grandes héroes de la Grecia Antigua. Como ocurre con todos los mitos, es imposible saber cuanto de lo que sucede en estos mitos proviene de la historia y cuanto de la fantasía. Muchos de los rituales que se narran eran los mismos que los griegos de la Grecia Antigua hacían en sus vidas cotidianas, de manera que, de acuerdo con su cosmología, muchos de los aspectos que para nosotros son fantásticos, para ellos no lo eran. Es importante considerar que la ciencia moderna nació hasta el siglo XVII, de manera que ellos buscaban, en los mitos, la explicación de los fenómenos que les rodeaban. 

Homero, poeta griego del siglo IX a.C. Detalle del cuadro de Jean-Baptiste Auguste Leloir (1809-1892) Museo del Louvre.

No se conoce con exactitud el tiempo en el que la Ilíada y la Odisea fueron escritas, sin embargo, de acuerdo con la importancia que tenía la ciudad de Micenas en la época en la que Homero ubicó las narraciones y su menor importancia en el tiempo que el poeta vivió, así como a los materiales con los que Homero narró que estaban construidas algunas de las armas, se piensa que fue escrita alrededor del 700 a. de C., aunque los sucesos que en ellos se relatan pudieron haber ocurrido 500 años antes.

Durante mucho tiempo no estuvo claro si la Guerra de Troya y la ciudad de Troya realmente existieron. Hoy existe un enorme consenso entre los arqueólogos, acerca de la enorme cantidad de aspectos históricos que contienen estas dos grandes obras de la literatura. Numerosos arqueólogos pasaron mucho tiempo buscando la ciudad de Troya y las islas en las que Ulises, héroe principal de la Odisea estuvo. Heinrich Schliemann encontró una ciudad enorme que fue devastada al final de la Edad de Bronce (3000-1200 a. de C.). Fue primer arqueólogo en excavar las ruinas de lo que fuera Troya. Schliemann excavó Troya y Micenas para demostrar que Homero estaba describiendo un mundo real. Hasta mediados del siglo XX, las ideas de Schliemann fueron dominantes. Alrededor de 1950, los estudiosos se dieron cuenta de que había una gran diferencia entre el mundo micénico y el homérico (por ejemplo, la economía micénica no correspondía con la homérica). Además, los micénicos hacían la guerra esencialmente con carros, mientras que en Homero el carro juega un papel mal entendido por el poeta. Homero esencialmente describió el mundo griego alrededor del 800-750 a. de C., un mundo griego donde los fenicios comerciaban, un mundo griego donde la ciudad estaba naciendo. Homero conservaba recuerdos del período micénico que afectaron al campo del armamento y el predominio de Micenas, que se había vuelto irrelevante al final del período geométrico.

III

Heródoto (484-420 a. de C.), considerado el Padre de la Historia, afirmaba que Homero había vivido 400 años antes que él. La palabra Homero (en griego antiguo Ὅμηρος, Hómêros) significa “rehén”, lo que hace pensar a algunos historiadores que Homero fue alguna vez mantenido como rehén en el occidente de Turquía o en alguna de las islas cercanas. En todo caso, para muchos de esos estudiosos, Homero es, como tal, el primer ciudadano del mundo. Multitud de ciudades reclaman ser su tierra natal. Se decía que nació en Esmirna, pero también que podía haber nacido en Jonia o en Quíos hacia el año 850 a. de C. Se piensa que era ciego que dictaba a su hija. Los griegos antiguos creían que recibía inspiración divina. Se calcula que murió alrededor del año 800 a.C. Sin embargo, no hay documentos que acrediten su existencia y todo lo que la rodea está repleto de imprecisiones.

IV

Durante mucho tiempo, fue debatida la procedencia de estas dos obras. Por un lado, estaban los que pensaban que habían sido creadas por un solo individuo. Un genio, similar a los genios que vinieron muchos siglos después: Shakespeare, Cervantes, Mozart o Beethoven. Y ese hombre había sido Homero.

Despedida de Hector y Andrómaca

Otra teoría es que la Ilíada y la Odisea fueron escritas durante un largo período de tiempo, por un grupo de poetas conocido como los “Analistas” y, según esta teoría, uno de ellos habría sido Homero, a saber, el que había dictado la versión final de las obras, hecho por el que se había llevado todo el crédito. Según ellos, estos poetas recolectaron los relatos orales que, durante muchos años, en aquél entonces, se hacían, narraciones repletas de dioses y diosas, héroes y heroínas y simples mortales, y los fueron pasando a esta forma de poesía, junto con la fórmula de escritura para que los poemas tuviesen una coherencia poética y narrativa. Conforme se escribían y pasaba el tiempo, se les fueron cambiando o agregando elementos para hacerlos más modernos. Así, una espada que antes era de bronce, después pasaba a ser de hierro. Frédéric Wolf (1759-1824) fue el primero en decir que Homero fue un invento y que la Ilíada y la Odisea fueron creados (al menos) por cuatro poetas distintos.

A mediados del siglo XX, esta teoría era la más aceptada y perduró de esta manera hasta la década de 1950, cuando se desarrolló la escuela de los Unitaristas, que volvió a la teoría que tenían los antiguos griegos, según la cuál, estas dos epopeyas fueron escritas por un solo hombre y que este hombre fue Homero.

Aquiles en el Prado. Parada V

A diferencia de lo que ocurre con la poesía moderna, muchos de los versos de la Ilíada y la Odisea fueron escritos mediante el uso del hexámetro (versos de 6 compases), una forma de métrica poética o esquema rítmico que les otorgan una musicalidad muy particular. Esta forma de rimar, que 500 años después se utilizaba en la poesía muestra que, en términos poéticos, Homero estaba muy adelantado para su tiempo. Por otra parte, los poemas fueron escritos en una mezcla de jónico y eólico, dos dialectos de la época.

V

La Guerra de Troya (conflicto fundamental para entender los poemas homéricos), tuvo lugar en el siglo XII o XIII a. de C. El detonante fue el secuestro de Helena de Troya, hija de Zeus. Estaba casada con el rey de Esparta, cuyo nombre era Menelao. París, el hijo del rey troyano, y Helena, se enamoraron. Entonces París secuestró a su amada de Esparta a Troya. Dado que Esparta era parte de Grecia en ese momento, un ejército griego marchó a Troya para recuperar a Helena. Los griegos sitiaron Troya. El rumbo de la batalla cambiaba con frecuencia, sin que ninguno de los bandos ganase. Entonces, al Odiseo griego (Ulises) se le ocurrió una brillante idea. Los griegos construyeron un enorme caballo de madera en el que se escondían los mejores soldados. Dejaron al caballo de Troya en el campo de batalla, frente a la ciudad. Los griegos fingieron su partida. Los troyanos pensaron que el caballo era un regalo y lo llevaron a su ciudad. Por la noche, cuando todos dormían, los griegos salieron del caballo y abrieron la puerta de la ciudad a sus tropas. De esa manera, los griegos conquistaron Troya.

VI

La Ilíada

La Ilíada relata algunos de los hechos que sucedieron en la Guerra de Troya (Ilión es el nombre en griego de Troya), en la que se enfrentaron muchas ciudades griegas entre sí. La ira de Aquiles se sitúa al final del asedio de la ciudad.

“El rapto de Helena – Colección – Museo Nacional del Prado”

Odiseo o Ulises (hijo de Leartes y Anticlea, rey de Ítaca, esposo de Penélope y padre de Telémaco), aparece como personaje de la Ilíada, y es el protagonista y da nombre a la Odisea.

Este poema, con 15.000 versos y veinticuatro cantos, es más largo que la Odisea y fue escrito alrededor del 750 a. de C. La Ilíada fue pensado para ser recitado ante un auditorio de guerreros y es, esencialmente, una epopeya militar, donde las escenas de combate y la exaltación del coraje individual y colectivo son fundamentales. Ciertas escenas, sin embargo (la aparición de Helena en las murallas de Troya, la despedida de Héctor de Andrómaca, las lágrimas de Príamo), introducen una nota conmovedora y lírica a la historia. La intervención de los dioses, mezclada con los combatientes, siendo animados por todas las pasiones humanas, muestra el papel que desempeñan estos dioses en el curso del destino humano.

Para la importante filósofa francesa Simone Weill (1909-1943), el verdadero tema central de la Ilíada es la violencia. “La violencia perpetrada por las personas, la violencia que somete a las personas, la violencia que encoge la carne de las personas […]. Para quien reconozca que la violencia, hoy como ayer, es el centro de toda historia humana, encontrará en la Ilíada su más bello, su más puro espejo. Todo lo que está lejos de la guerra, todo lo que la guerra destruye o amenaza, la Ilíada lo glorifica. Los vencedores y vencidos no son admirados, ni despreciados, ni odiados. El poema está impregnado por la idea de justicia, sin que ésta interfiera nunca; la violencia siempre aparece, con su fría aspereza […]”.


“. . . los caballos dejaron
los carros vacíos resonando en los caminos de la guerra,
de luto por sus impecables conductores tendidos en el suelo,
ahora más queridos por los buitres que por sus amadas esposas”


En la Ilíada los soldados están deseosos de volver a casa, pero el regreso, como se cuenta más adelante en la Odisea, no resultará nada fácil. Una parte de las dificultades son impuestas por los mismos dioses, que intervienen de manera constante a favor de uno u otro de los bandos, como ocurre en una de las partes capitales de la narración, cuando el héroe griego Aquiles se enfrenta al troyano Héctor, luego de que el último abatiese en combate a Patroclo, íntimo amigo de Aquiles. En la Ilíada vemos, por primera vez, un aspecto inaudito, la compasión que sienten los que han triunfado sobre los derrotados. Después de matar a Héctor, Aquiles siente dolor frente al cadáver y llora.

Al leer la Ilíada nos damos cuenta, al igual que al leer Guerra y Paz, de Tolstoi, que las guerras no han cambiado, sino en la tecnología que se utiliza para llevarlas a cabo. Las motivaciones internas que hay en el ser humano son las mismas. Tanto en la visión de Homero como en la de Tolstoi, ninguno de los honores a los héroes caídos restituye la pérdida de sus vidas. A diferencia de Guerra y Paz, que es una novela antibelicista, la Ilíada no es una obra que esté a favor o en contra de la guerra. Homero muestra a la guerra como una parte de la vida humana y por eso se refiere a ella con brutal sinceridad.

Para Homero no hay nada peor en los hombres que hacen la guerra que creerse invencibles, por lo que no deben nunca soñar con la victoria, como le ocurrió a Vladimir Putin recientemente, cuando pensó que arrasaría con Ucrania en tan sólo unas cuántas semanas.

Caroline Alexander, traductora de la Ilíada al inglés, dijo: “Un soldado moderno puede leer la Ilíada y descubrir, punto por punto, una descripción de su propia experiencia. Creo que su grandeza está en que demuestra la tragedia de cualquier guerra, la ineptitud de los mandos, la pérdida de vidas; el dolor nunca cambia”.

VII

La Odisea

La Odisea está dedicada al regreso de Odiseo a Ítaca, después de enfrentarse, durante veinte años de exilio, a múltiples peligros en tierra y mar, circulando entre islas, buscando alguna escapatoria. El poema narra una aventura individual y eterna. Los últimos días del viaje de Ulises constituyen la parte central del poema. Los eventos de los diez años anteriores son evocados por flashbacks. La historia no se cuenta de manera lineal, sino a través de una compleja estructura. El larguísimo poema se presenta como una novela de aventuras que muestra a su héroe en países fabulosos, donde episodios terroríficos se mezclan con otros maravillosos.

Ulises el regreso a Itaca

Los únicos recursos con los que cuenta Ulises son su inteligencia y su astucia para escapar de la crueldad del cíclope Polifemo o de las peligrosas seducciones de Circe. Estas tierras misteriosas, en las que los historiadores modernos han reconocido diferentes países del Mediterráneo, representan, en realidad, las diversas etapas de un viaje iniciático. Del viaje iniciático por excelencia.

De esta manera, la Odisea es una epopeya, pero no bélica y heroica como la de la Ilíada, sino totalmente humana. Ulises es a la vez fiel y voluble. Su carácter ha sido endurecido, en medio de su lucha contra la adversidad y las fuerzas de la naturaleza.

VIII

Leer a Homero en nuestro tiempo

La lectura de los autores clásicos nos debería hacer seres más críticos con nosotros mismos, con nuestros gobernantes y con la sociedad. Los clásicos están mucho más cerca de nosotros de lo que podríamos llegar a suponer. En ese sentido, textos como la Ilíada nos ponen de frente a la realidad.

Seguimos viviendo en el mundo tiempos difíciles y violentos. En la Ilíada aprendemos que la fuerza, la hibris (concepto griego que puede traducirse como la desmesura del orgullo y la arrogancia), el destino, la guerra, siguen presentes en el hombre contemporáneo.

De la Odisea y, de Ulises en particular, aprendemos la importancia del viaje, como metáfora de nuestras vidas. Aprendemos a valorar la patria y el hogar. A jamás querer ponernos por encima de nuestros dioses. A desarrollar la paciencia, la ecuanimidad y la persistencia. De Ulises y Penélope, su mujer, aprendemos a apreciar el amor y la fidelidad, a pesar de las tentaciones. De Ulises y Telémaco, a fortalecer nuestros lazos familiares.

De la Odisea, aprendemos a reconocer, sobre todo que, de cada viaje que emprendemos en la vida, salimos fortalecidos y transformados.

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Nació en la ciudad de México en 1971. Es tuxpeño por adopción. Sobrino-nieto de Enrique Rodríguez-Cano, durante su adolescencia, vivió en el puerto de Tuxpan, donde estudió parte de la secundaria y de la preparatoria, y donde también trabajó en los ranchos ganaderos, “Los Rodríguez” y “Los Higos”. Más adelante, estudió la licenciatura en administración, una maestría en administración pública y ciencias políticas y cursó, parcialmente, el doctorado en letras modernas. Tiene cursos y diplomados en economía, finanzas bursátiles, creación literaria y guion cinematográfico. Ha dividido su carrera profesional entre el sector bursátil, la literatura, la fotografía documental, la fotografía de retratos y la fotografía urbana, y la docencia. Entre 2005 y 2006 colaboró como promotor cultural en el gobierno municipal de Tuxpan. Ha publicado cinco novelas cortas y un libro de cuentos (con los pseudónimos Juan Saravia y Juan Rodríguez-Cano). Ha publicado más de treinta relatos cortos en diversas revistas especializadas y más de un centenar de artículos. Ha ganado diversos premios literarios, entre ellos, el «XIV Premio de Narrativa Tirant lo Blanc, 2014», del Orfeó Català de Mèxic. Su novela «Diario de un loco enfermo de cordura», publicada por Ediciones Felou, en 2003, recibió una crítica muy favorable por parte de la doctora Susana Arroyo-Furphy, de la Universidad de Queensland, Australia, y su novela «El tiempo suspendido» fue elogiada por la actriz mexicana, Diana Bracho. Su novela anterior y la novela «La sinfonía interior», publicada por Ediciones Scribere, en Alicante, fueron traducidas al francés y publicadas en Paris, Francia. Ha sido colaborador del diario Ruíz-Healy Times (México), El Diario de Galicia (España), Revista Praxis (Tuxpan, México), Diario Siglo XXI (Valencia, España), Revista Primera Página (México), El coloquio de los perros (Cartagena, España), Revista Nagari (España), Revue Traversees (Luxemburgo-Bélgica), y otros medios. Desde hace 11 años vive en Bélgica, donde es profesor de español (titular de la maestría, por parte del Departamento de Idiomas), orientado a estudiantes de ciencias políticas, ciencias de gestión y ciencias humanas, en la Universidad Católica de Lovaina.