La visión renovadora y mediadora que Aurora Reyes imprimió en su producción pictórica, muralística, literaria y educativa impactó definitivamente en la historia de su época porque varios de sus programas y actividades se convirtieron en estatutos de libertad y expresión para las mujeres, y los cambios estructurales que fue instaurando dentro del muralismo mexicano abrieron un camino bajo la estrategia que instigó, y que sigue todavía vigente en la actualidad.

            La escritora debatió la ideología del poder dominante, modificó los conceptos patriarcales, combatió con coraje los prejuicios sexuales, de clase y raciales, y definió una propuesta feminista revolucionaria y un plan novedoso por un México más igualitario. Reyes articuló en la práctica corporativa los ejes de su labor estableciendo una relación directa y compleja entre la educación, el trabajo y una existencia digna de las mujeres. Exigió los derechos de expresión para las mujeres, impulsó un código de los derechos  de las maestras en su pintura y con sus poemas, cartas y empresas socioeducativas hizo tambalear los cimientos de un sistema patriarcal que marginaba a mujeres, obreros, niños y capas indígenas.

Constructores de la cultura nacional

            Aurora Reyes forma parte de ese primer grupo antecesor de mujeres poetas nacidas en la primera década del siglo XX, ella, junto con algunas otras mujeres fueron abrieron un camino inexplorado y emprendieron la búsqueda en el pensamiento y en la palabra para desarrollar una obra diferente de acuerdo a sus formaciones académicas y sociales y en base a la idiosincrasia de cada una de ellas. Los caminos de sus biografías las guiaron por rumbos diferentes dentro de una nueva autonomía.

Atentado a las maestras rurales

            Aurora Reyes trabajó en 1927 en la Secretaría de Educación Pública, quien le otorgó el nombramiento de profesora en Artes Plásticas, de esta manera ella pudo trabajar en escuelas primarias impartiendo esta asignatura. Esta profesión constituyó, a partir de ese momento, su principal fuente de ingresos hasta su jubilación en 1964, situación que fue determinante para Reyes, pues pudo tener esa habitación propia de la que nos habla Virginia Wolf, en donde es la independencia económica la que le da libertad para poder desarrollarse en el muralismo libremente y en la literatura. Además el ejercicio de Aurora Reyes en el ámbito de la docencia fue primordial para conformar una visión crítica de la circunstancia política y social del país. Una gran parte de sus inquietudes nacionales emergieron en esta época y  asintieron a relacionar la enseñanza del arte con la formación de conciencias social.

            Desde el comienzo de su trabajo como maestra articuló su misión de educadora a los movimientos artísticos que se desarrollaban en México. En 1935, Reyes participó en la “Primera exposición colectiva de carteles y fotomontajes” llevada a cabo por las profesoras de artes plásticas en la ex iglesia de Corpus Christi. A esta muestra se le ha considerado un acontecimiento relevante en la “revolución plástica” y provocaría que en los años sucesivos esta novedosa práctica iconográfica de uso político, favoreciera la divulgación del discurso ideológico posrevolucionario.

            La mayor parte de las artistas de esa época trabajaron también en las aulas; en relación con los niños y jóvenes y desde ahí ejercían una gran influencia de pensamiento nacionalista en la educación.

            La obra literaria de Aurora Reyes está hermanada vivencialmente a su oficio en las artes plásticas, ve el mundo y lo describe, lo siente y lo nombre. Poesía y pintura unifican un todo que puede analizarse por sus correspondencias pues, como ella misma comentó, creaba “poesía con colores y pintaba basada en palabras”. Este carácter interdisciplinario confiere una especial singularidad a su trabajo, aunque cabe mencionar que en ocasiones la colocó en circunstancias de poco reconocimiento por parte de la comunidad artística, en vista de que los pintores la veían como poeta y los poetas la consideraban pintora.

Presencia del maestro en los movimientos históricos de la patria

            A ese momento germinal le sucederán años de formación y de primeras experiencias con la escritura. Años en los que tendrán un importante papel dos intelectuales mexicanos con los que ella convivió y entramó una amistad como es el caso de Frida quien también compartía su visión crítica de nuestra realidad histórica Su obra poética consta de alrededor de 28 poemas –aunque algunos conjuntan varios en un solo título– que fueron publicados, en hojas murales, en plaquettes, en revistas y recogidos en tres volúmenes distintos:

            Humanos paisajes (1953), Palabras al desierto, en el colectivo 3 poetas mexicanos (1974) y Espiral en retorno (1981), que reúne la producción completa y agrega el poema “Cosecha estelar”.

            Aurora consideraba al ritmo como un detonador del lado oscuro e instintivo del hombre. Lo contraponía a la luz de la prosa que pertenecía, según sus apreciaciones, a la parte consciente y racional del ser humano, su prosa está colmada de luz al exterior, como la conciencia misma. Sus múltiples vías pueden impresionar como lo podemos observar en el poema Brindis intermedio, dónde Reyes une elementos de una tangilidad con onirismo.


Toma Muerte esta copa vacía
de tormenta, de sed y distancia.
Hallarás el sabor de una lágrima.
Esta gota solidificada
que en tu boca será diluida
es la suma integral de mi nada
(1- 6. Brindis intermedio)


            Lo cierto es que su convivencia habitual con los materiales propios del artista plástico estimuló la fuerza de lo determinado en su imaginación, esta condición le asintió a edificar una poética de amplias repercusiones sensoriales a través de una profusión de imágenes que exploran, por un lado, la materialidad de los cuatro elementos; y, por el otro, expresan el anhelo del yo poético por fundirse en esos componentes fundamentales del cosmos y alcanzar un estadio que ella denomina el “infinito”, en el pulso del sueño en que recae su pensamiento:


¡Cómo desordenaste los fantasmas del tiempo!
¡Cómo caíste sombra sobre sombra
y poblaste de selva mi desierto!
Te conocí en la música del agua,
en la verde sonrisa de la tierra,
en el sabor metálico del aire.
Rodaron hasta el fondo de mis ojos
imágenes caricias
en vencido columpio de hoja seca.
(20- 28. Pulso de sueño)
(Humanos paisajes, 1953)


            El período histórico que vivió Reyes le permitió sumergirse en el enriquecido ambiente de la vanguardia literaria mexicana justo en los días en que los creadores rompían con los afanes preciosistas del modernismo, de esta forma pudo aprender y asirse a varias fuentes de tendencias de los grupos que participaban en la escena cultural desde los años veinte.

            Es posible observar también en Reyes la profunda fundamentación en la mitología prehispánica que describe su obra. Las frecuentes alusiones y referencias a puntos básicos de la filosofía y religión azteca han sido consideradas parte de la preocupación nacionalista heredada de la Escuela Mexicana de Pintura.

            Para Reyes las palabras de libertad y de tierra son una base de su pintura y de su poética, son la base principal de su sentir y su expresión en el arte, un afán por libertad que se va enraizando dentro de las palabras  como si  fueran una evocación, expande las raíces de sus palabras en esa tierra que le ha dado la patria y las bases de su autonomía en la naturaleza mientras el héroe va ascendiendo, como un árbol, con una efigie luminosa que lo sacraliza:


Estancias en el desierto

Ardiente, nueva luz abre mis ojos.
Renace adulta la infantil mirada.
Crecen los ecos de tu poblada
ausencia, presente y encendida en la distancia.
A la espalda del cielo se desnudan las sombras.
Brota su lirio el día.
Huérfana sonrisa camina sobre el alba.
Hay una casa gris,
una carreta,
una última calle de ceniza.
Escucho cómo el sueño desliza su silencio.
Ya siento las corrientes de sed
hasta mis huesos.
(1- 14 Estancias en el desierto)


            La escritura de Aurora Reyes consigue, como pocas, hallar esa figura armoniosa, la desconocida fractalidad de lo vivo, su numérico y abstracto dibujo, el misterio es, escondido y en bastidor entre las vertiginosas protuberancias de lo real, entre el sonido amorfo del mundo ella delimita sus formas poéticas.


Escucha cómo crecen las tinieblas del odio,
oye cómo caminan los desiertos del hambre,
cómo construye firmes paraísos la fiebre
y murmura cuchillos la prisión de la sangre.
Ven a ver cómo lloran las escuelas.
¡Qué cielos de amargura filtran las vecindades!
Las mujeres con alma de montaña
amasan en su rostro silencios vegetales.
Ven a cumplir tu entero destino, sombra clara;
te invocamos anónimo y auténtico,
hermano sin ayer y sin mañana.
¡Ven a morirte, Hombre de México!
(canto III. Hombre de México)
(Humanos paisajes, 1953)


            Verdad y enigma son también dos características de la poesía de Aurora Reyes, dos características importantes. De ahí que, aún sin contener más que un atisbo, por ejemplo, yo misma me atreva a hablar de signos, sus movimientos y su ritmo. Por otra parte, varias cosas aproximan la poesía a la materia elemental de las formas y los componentes minerales, concretamente a las horas bajo su tierra, el aire y su estancia. Una de dichas cosas es precisamente el trayecto. Intuyo que un poema se desarrolla como un camino y lleva a una dirección buscada por la autora, una dirección que sólo ella conoce y que va desarrollando en su quehacer poético. Puede incluir diversas maneras de ver el mundo, con elementos conocidos, sus cifrar, y universos desconocidos en sus incógnitas. Por lo mismo, el pensamiento, en apariencia tan claro, está también cargado de misterio. Pero la poesía es una forma de comunicación muy originaria, si no ¿cómo se explica que muchos maestros en las ciencias escriban versos?


Prólogo y oración a la palabra

Vengo desde tus labios a mi presencia pura.
Inescrutable viaje subterráneo
al abismo del rostro sin edades.
Recóndito universo palpitante y cerrado,
perdido en el secreto de la tierra desnuda,
constelado de símbolos nocturnos,
de tactos germinales.
Retorno a mi figura,
como al contorno hueco de un ahogado en sí mismo
que avanza lentamente hacia la superficie
renaciendo en la muerte de otra vida,
emergiendo en el llanto del nuevo nacimiento.
Recobrando su espacio solitario.
Este sol de ceniza me lastima los ojos.
He caído en un río de claridad creciente,
ciega y atropellada entre vidrios cortados.
(1-16. Prólogo y oración a la palabra)
(Palabras al desierto, 1974)


            Es  necesario trascender las vinculaciones temáticas que podemos observar en Reyes, es cierto que la presencia velardiana se revela nítidamente en el poema “Epístola a Fuensanta” y sirve de fondo en la inminente pérdida de los valores auténticos del país en “Hombre de México”, pero los motivos velardianos sólo son referentes literarios que no penetran el estilo de Aurora, su visión solar en cada uno de los paisajes distintos proviene de los destellos que determinaron sus ideales desde la infancia, esa visión de su tierra y su sentir para la gente, eso lo podemos observar claramente el poema: “Hombre de México”


Algo oscuro ha pasado por el cielo de México.

Está herida la tierra
y en los labios del viento
silba el agudo filo de antigua profecía.
El horizonte ahoga un paisaje de alas
ceñido en ondulantes anillos de serpiente.
¡Águila deshojada!
Un sueño de poetas llora un sueño de héroes.
(Canto I. Hombre de México)
(Humanos paisajes, 1953).


            Podemos analizar también una analogía en el acercamiento a las fuerzas incontrolables de la naturaleza y de sus elementos, pero existirá una emoción tácita en la seducción de la escritora cuando, en vez de los ríos amplios o profundos y los boscajes de verdes intensos, aparezca la permanencia del agua sólo como ausencia, ella misma se refiere a la seducción que le incitaban los poetas que “fueron el torbellino de México” como ella lo refiere cuando comenta que se  congregaban en la Academia de San Carlos para “entonar la melodía del infinito”,  y es a partir de ese infinito en que Reyes se instaura y quiere revivir y pertenecer en el que va buscando frecuentemente el paisaje del mar y del desierto, el remolino y muchas más configuraciones que la señalan reiteradamente a lo primitivo.

Aurora Reyes: la primera muralista de origen mexicano - México Desconocido

            Aurora Reyes es también una constelación. Por la penetración e inteligencia de su mirada y su visión integral, su poesía se lanza a girar en torno al lector ampliando y ampliando sus espacios. Ella, se convierte en una delegada línea al infinito. Sus poemas son obras que se asientan en un sustrato nítido, limpios de todo adorno o máscara, que se mueven entre lo más próximo o lo inalcanzable.

            Van del México que le toca vivir, a las sustancias más nítidas y extensas del agua, al árbol, al cristal o  al vuelo de la iridiscencia de una gota de metal sobre un desierto que simboliza a la lengua propia, a la traducción, es decir, insisten en la importancia de la palabra:


Cuando tomo en mis manos un puñado de tierra
y resbalan sombríos planetas por mi tacto,
me ahoga una ternura dolorosa de niebla,
derrúmbense los arcos de mi nombre
y ruedo hasta los últimos paisajes
de la tierra que sube por mis labios.
(C.U. Madre nuestra tierra)
(Palabras al desierto, 1974).


            Para Reyes el surrealismo poético es un verdadero onirismo, ella desplegó en su visión introspectiva el imaginario extenso y silencioso en  la percepción de una realidad. Imágenes como


Espiral, espiral,
flor infinita…
¡Cuántas estrellas desprendidas,
cuántas!
No interrogues al cardo,
no te asomes al río,
no llames al secreto
(Recóndita espiral)
(Palabras al desierto, 1974).


la vinculan a percepciones más cercanas a los mundos que esta corriente se propuso alcanzar y es a través de imágenes terrenales y francas en que la Aura Reyes nos muestra un sinfín de posibilidades estéticas y discursivas propias.

            Es en esas imágenes de tierra y nacionalismo donde, Aurora llega a pertenecer al cuenco de la poesía. Su obra comienza como una búsqueda a través del desarrollo de una sentencia de la realidad histórica y social del país, pero a pasos agigantados anticipa los rumbos de la recuperación de lo primitivo por medio de las imágenes primordiales de la materia terrestre y humana.  

A partir de ellas Reyes establece un sistema de alegorías que simbolizan el origen y el destino del ser, el nacer y la muerte de lo eterno. Para Reyes contiene al hombre que se observa, por decirlo de otra manera, para ella no hay paisaje sin hombre, sin tierra, sin los elementos de una naturaleza explicita e implícita. Por ello, para ella el concepto de paisajismo como acción pictórica parece ligera si la representación no capta el hondo significado humano que el objeto observado ostenta. Así, Reyes logra fundirse en el paisaje, en su primera etapa poética, Reyes desarrolló el ensayo heroico dentro de su obra como respuesta a sus preocupaciones sociales y hondos sentimientos patrióticos.

            Tres títulos resultaron de esta preocupación: “Astro en camino”, “Teogonía campesina” y “Hombre de México”.

          

Aurora Reyes fue la primera muralista mexicana

  En la poeta existe ya desde antes esa intuición donde prevalece una sonoridad intuitiva que no se inquieta por encasillarse en patrones métricos o melódicos. Aurora participa ya desde este temprano período, en una poética de muy alta firmeza la cual se instaura en la fuerza material de los elementos generadores del cosmos, como es posible observarlo en el poema: “Astro en camino” que es un poema extenso dividido en siete partes donde la Revolución Mexicana se presenta como un personaje materno alegórico que esgrime los caminos para acarrear a sus hijos hacia la conquista de la libertad. La revolución es un lucero, un astro enorme y brillante que se levanta para servirles de guía.

En Reyes el hombre-tierra está adherido a la fuerza de los otros elementos; al fuego, a través del sol; al aire, mediante los vientos; y al agua por acción de la lluvia, a la madera y al humo, como ese desprender de la forma hacia el espíritu, ese liberarse de la materia del barro, como es posible observarlo en el poema: “Códice del olvido”


Penumbra de órbitas azules trajo mirada de barro,
de madera, de humo.
Acá, desde la tierra –piel amada–
descubrí los espejos de opuestas diagonales
en la geometría dualidad del principio.
Verte fue comprenderlo todo;
los iniciales reinos del asombro,
la noche giratoria danzar medusa y liquen
y caracol y grito,
el áspero latido de la roca
y el vértigo, el polvo… y el olvido.
Viaja mi amor los filtros de la vida
y proyecta la esfera de frutos cardinales,
la herencia vegetal de la semilla abierta
en rosas de diamante y fuego,
por la estrella que adivinó su casa,
por el ídolo niño, bisexuado y eterno.
(1-20. Códice del olvido)
(Palabras al desierto, 1974).


            Para Aurora Reyes el orden del imaginario es una distinción, indaga en la vitalidad del cosmos para situar al hombre en los diversos espacios concéntricos del tiempo. Ella fundamenta la noción del proceso de significación desde la materialidad avasalladora de los elementos, en la vehemente conciencia de su ser terrenal, donde el habitante del universo ansía ser uno con el infinito para componer, él mismo, un elemento de la espiral en retorno que proyecta el acontecer.

            Es preciso resaltar su talento inagotable porque con curiosidad y rigor, pero sin talento, no tendríamos, como tenemos, a una auténtica creadora, a alguien que domina el lenguaje, percibe esa materia esencial y la plasma, con alta temperatura, en el idioma. La esencia del lenguaje que marca a algunos seres desde la infancia y continúa siempre ya abierta.

Aurora Reyes: La primera muralista mexicana que merece reconocimiento |  Fahrenheit Magazine

            En el primer plano de la poesía está el lenguaje como un símbolo, el lenguaje que observamos como un paisaje, ese es el tema, lo que sacude en Reyes a escribirlo es la búsqueda de lo que ya no se va a dar, es una cita gozosa, en paradoja casi mística, porque es infinita, como el universo, la escritura es una indagación inquebrantable, un círculo de revelaciones incesantes, con una combinatoria inacabable, con posibilidades siempre nuevas y eso aporta un placer intenso al escritor, a la escritora en ese caso.

            El mundo de Aurora Reyes gira en torno a la palabra y al hallazgo de su justeza, de la máxima precisión y originalidad en esa combinatoria. Las palabras quedan vibrando como saetas recién lanzadas, y allí, en la vibración misma el texto se disipa, y resucita la palabra, en su poesía lo crucial es para ella la magia verbal y la exactitud, esa constante indagación verbal, fruto de la naturaleza esencial, de la cercanía al color y a la materia, de la exactitud de formas y símbolos de un nacionalismo formidable tiene sus privilegios y de esos privilegios se ciñe Aurora Reyes, de ese sentir vital de la naturaleza y de las formas.


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Maestra en letras por la Universitat de Barcelona, España. Es escritora, investigadora, poeta, ensayista y académica. Doctorada por el Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia (2018). Codirectora de la Editorial Floricanto, A.C. y directora de La Casa Estudio de Crítica Literaria CDMX. Autora de 8 libros de poesía y un libro de ensayo, Anatomía del Erotismo en Griselda Álvarez. Dirige el Taller de Creación Literaria “Alicia Reyes” en la Capilla Alfonsina (INBAL), y es directora del ciclo de conferencias “La poética de la inteligencia” en el Museo de la Mujer (UNAM). Es miembro de la Asociación Universitaria de estudios de las mujeres (Audem) España. Directora del centro de estudios de la mujer en la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG) y es directora del festival La mujer en las letras de la ANHG UNAM. Coordina el programa poéticas de la inteligencia en “mujeres a la tribuna” IMER y coordina la cápsula literaria en ASTL.TV. Autora de artículos sobre literatura hispanoamericana en revistas y periódicos nacionales y extranjeros.

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