Ensayo ganador de mención honorífica “Certamen de Ensayo los 100 de Jesús Reyes Heroles” convocado por la Revista Praxis y la Universidad Veracruzana


Como historiador, Jesús Reyes Heroles es conocido principalmente por su obra maestra El liberalismo mexicano, editada en tres volúmenes y elaborada en ocasión del centenario de la constitución de 1857[i]. Se trata de una brillante exposición del pensamiento liberal que aún sigue siendo trascendental y cuya tesis principal es la importante herencia del liberalismo mexicano del siglo XIX y su continuidad en el siglo XX[ii].

Pocos conocen que el autor de El liberalismo mexicano se dedicó con vivo interés, en los últimos años de su vida, a un personaje controvertido de la historia mexicana y que, en cierto modo, representa todavía un tabú, al estar ligado a un pasado que aún irrita: José María Gutiérrez de Estrada (1800-1867). Este campechano publicó en 1840 la denominada Carta monárquica, en la que promovía la instauración de una monarquía a cargo de un príncipe extranjero; proyecto que fue retomado alrededor de seis años después por Lucas Alamán y por el grupo que gravitaba entorno al periódico “El Tiempo”, y que se concretó con el ofrecimiento en 1863 de la corona del trono mexicano a Maximiliano de Habsburgo, ofrecimiento que el mismo Gutiérrez de Estrada presidió en Miramar.

Es muy llamativo que Jesús Reyes Heroles, autor que consagró a los liberales del siglo XIX y a sus ideas, se interesara en este personaje secundario de la “Reacción”. Dentro de la que era entonces la línea historiográfica preeminente, oficial y liberal, que perduró en el ámbito académico hasta los años 90[iii] y que aún no parece del todo superada, prevalecía una visión simplista y limitada del pasado decimonónico, entendido como una lucha entre liberales y conservadores, unos héroes, otros villanos, y concibiendo los años del Segundo Imperio de Maximiliano como un paréntesis, una anomalía en el camino histórico mexicano. En Jesús Reyes Heroles no desaparece esta visión polarizada, pero entendió y puso en práctica, antes que otros, que para comprender en profundidad la realidad mexicana y sus problemas no podía prescindirse de un pasado y de unas ideas que también forman parte de la historia mexicana. Para entender y observar este “otro” pasado, Reyes Heroles se vale de José María Gutiérrez de Estrada.

La idea de dedicarse a estudiar a Gutiérrez de Estrada coincide y se concreta con la salida de Reyes Heroles de la Secretaría de Gobernación en 1979, durante la presidencia de López Portillo, y su posterior decisión de dedicarse a la investigación en la Universidad Nacional Autónoma de México, contratado por la Coordinación de Humanidades[iv]. Dos fueron los temas propuestos por Reyes Heroles a la UNAM. Uno fue la razón de Estado, sobre la que publicó un fascículo En busca de la razón de Estado, trabajo presentado en 1981 en ocasión del otorgamiento del doctorado Honoris Causa de la Universidad de Alcalá de Henares. El otro fue un estudio sobre José María Gutiérrez de Estrada. Su proyecto sobre el monarquista mexicano tenía como finalidad publicar una biografía, dando a conocer sus manifiestos, memorias y correspondencia; esta intención la declara el propio Reyes Heroles en el primer texto que le dedicó[v].

Desafortunadamente, el proyecto sobre Gutiérrez de Estrada se vio truncado: inicialmente se ralentizó por el nombramiento de Reyes Heroles como Secretario de Educación en diciembre de 1982 y luego, en marzo de 1985, se clausuró, con su muerte. Reyes Heroles escribió cuatro, o quizás cinco[vi], capítulos sobre Gutiérrez de Estrada, relativos a los años 1835 y 1840-1841: “José María Gutiérrez de Estrada, gobernante”, “Notas sobre Gutiérrez de Estrada. El contexto del proyecto monárquico 1840”, “Gutiérrez de Estrada, 1840. El proyecto monárquico” y “Gutiérrez de Estrada. La reacción, 1840-1841”. De estos, solamente el primero se publicó estando Reyes Heroles con vida, en Sábado, suplemento de la revista Unomásuno en julio de 1981. Los otros tres fueron publicados póstumamente por Eugenia Meyer[vii].

Ambos temas propuestos a la UNAM, la razón de Estado y Gutiérrez de Estrada están, en cierto modo, correlacionados. Reyes Heroles era un estudioso de la figura del Estado, le interesaba su consolidación, su funcionamiento y sus transformaciones socioeconómicas. Para comprenderla era necesario entender a profundidad la realidad del país y sus problemas, mirando desde perspectivas diversas. Gutiérrez de Estrada representaba uno de los instrumentos para entender a fondo México, su composición y sus problemas. Como escribe Reyes Heroles:

Las repercusiones que las ideas de Gutiérrez de Estrada tuvieron en nuestra vida política; la preeminencia que adquirieron en las filas conservadoras hace que ellas, al mismo tiempo que constituyen una anticipación de las que acarrearon la intervención, nos ayuden a conocer, junto con las que les suceden en las propias filas, la otra cara de la evolución política mexicana[viii].

El campechano le interesa y atrae por su lucidez, agudeza y diagnóstico de la realidad política mexicana decimonónica. Además de haber sido profético, en 1840, en lo que respecta a las relaciones de México con Estados Unidos, en lo que insiste Reyes Heroles es que Gutiérrez de Estrada había entendido la composición de la realidad mexicana, aquella que el tuxpeño, en una expresión recurrente en sus textos, llama “sociedad fluctuante”. La presencia, por tanto, de dos órdenes, uno colonial que no se desvanece con la Independencia y otro que podría definirse como moderno[ix]. Esta coexistencia provocaba un choque de intereses colectivos, ideas y principios políticos: Gutiérrez de Estrada lo había entendido. La radiografía que hace sobre el país es acertada, el problema de Gutiérrez de Estrada estaba en la solución propuesta, solución de la que Reyes Heroles en más de una ocasión se distancia, juzgándola como anacrónica.

Podríamos preguntarnos las causas que lo llevaron a la elección de un personaje considerado de segundo plano, ¿Por qué Reyes Heroles no optó por estudiar una figura más influyente como Lucas Alamán? Además de haber anticipado en 1840 la propuesta monárquica con un príncipe extranjero, Gutiérrez de Estrada es un personaje que está al margen del escenario político mexicano y esto, a los ojos de Reyes Heroles, lo hace más objetivo, por lo tanto, más interesante, pues le permite comprender mejor el “otro” México: Gutiérrez de Estrada «no es instrumento de nadie», llega a la idea monárquica por convicción propia. Este punto lo encontramos repetidamente en los textos de Reyes Heroles: «[Gutiérrez de Estrada] Se coloca, y de hecho lo está, por encima de los partidos o, al menos, al margen»[x].

El hecho de que posteriormente un sector de conservadores promoviese y se adhiriese al proyecto monárquico hizo que Gutiérrez de Estrada coincidiese con ellos, pero el campechano llegó a la idea monárquica a través de caminos distintos de aquellos por los que llegó la mayoría de los conservadores. A partir de la comprensión de la realidad mexicana, su «obsesión» por la paz y la voluntad de recomponer la máquina social para resolver los problemas de México, y asegurar la supervivencia y la estabilidad, Gutiérrez de Estrada considera y madura como mejor solución la monarquía. Reyes Heroles está interesando en entender cómo evolucionaron sus ideas políticas y por qué este personaje, que estaba al margen de los partidos, llega con convicción a proponer una monarquía.

Gutiérrez de Estrada era un liberal ilustrado, había tenido una larga experiencia en Europa y originariamente tenía fe en la Federación; en el primer artículo que le dedica Reyes Heroles lo identifica, retomando a José María Luis Mora, como escocés. El punto de partida de Reyes Heroles para estudiar a Gutiérrez de Estrada es justamente Mora y, en particular, sus Obras sueltas de 1837, de donde emerge una descripción positiva del campechano, que Reyes Heroles retoma y comparte: «El señor Gutiérrez de Estrada fue uno de los pocos que permanecieron firmes en sus ideas y sobre todo en sus compromisos políticos»[xi]. La cita hace referencia a 1835, cuando Gutiérrez de Estrada ocupaba el cargo de ministro de Relaciones Interiores y Exteriores en el gobierno que surge del Plan de Cuernavaca; cargo que unos meses después dejó por estar contra la forma centralista que se quería imponer. Reyes Heroles no compartía las ideas de Gutiérrez de Estrada y, además, fue crítico de la profunda falta de confianza que inspiraban al campechano los mexicanos de su generación[xii], pero veía en él un hombre concienzudo, coherente con sus ideas y principios.

Mucha de la información proporcionada por Reyes Heroles en sus cuatro textos sobre Gutiérrez de Estrada es hoy, en buena parte, conocida por los estudiosos del siglo XIX. Un aspecto que, en cambio, merecería retomarse es la insistencia de Reyes Heroles en evidenciar el bustamantismo de Gutiérrez de Estrada, que define «de fondo» y, por el contrario, su antisantannismo, que según lo sugerido por Reyes Heroles condicionó en parte sus ideas políticas.

Para entender la entidad del interés de Reyes Heroles por el controvertido monarquista, basta echar un vistazo a su archivo personal, depositado en el Centro de Estudios Históricos CARSO. En éste se halla una innumerable cantidad de folletos y cartas de y para Gutiérrez de Estrada. Este material, recogido por Reyes Heroles en los últimos años de su vida, constituye hoy una valiosísima recopilación para los interesados en la figura de Gutiérrez de Estrada, que carece aún de una biografía completa y definitiva, así como en la evolución y realización del proyecto monárquico. El material recopilado por Reyes Heroles constituye un ventajoso punto de partida porque contiene mucha documentación inédita relacionada con el monarquista mexicano. La tarea de recopilar tal cantidad de material no fue sencilla. No existe un archivo personal de Gutiérrez de Estrada y habiéndose mudado éste a Europa después de las duras polémicas que siguieron a la publicación de la Carta monárquica, Reyes Heroles tuvo que hacer una búsqueda minuciosa de sus cartas y textos, lográndolo en buena parte y encontrándolos principalmente en archivos y bibliotecas europeos: Viena, Roma y París. Del análisis de la documentación conservada en su archivo, es evidente la voluntad de Reyes Heroles de realizar un estudio sistemático y completo de Gutiérrez de Estrada, recogiendo cualquier tipo de documento vinculado con él: su correspondencia, folletos, artículos, etc. Poca era la información sobre Gutiérrez de Estrada y la poca disponible Reyes Heroles la leyó, tomó nota y la conservó. Se trata principalmente de noticias extraídas de diccionarios, pero también consultó la obra de José María Valdés Acosta, “A través de las centurias”[xiii]. No hay rastro, en cambio, de la breve biografía realizada por José C. Valadés en los años ’40, aunque debe considerarse que Reyes Heroles seguramente la leyó, siendo uno de los poquísimos ensayos científicos de la época, sino el único, dedicado a Gutiérrez de Estrada[xiv].

Las cartas y demás documentos relacionados con Gutiérrez de Estrada y conservados en los archivos y bibliotecas europeos Reyes Heroles los obtuvo a través de sus contactos transoceánicos. Fueron centrales sus contactos con la embajada mexicana en Viena, a través de la cual obtuvo copias de importantes documentos y cartas de Gutiérrez de Estrada que se conservaban en el Archivo Estatal de Austria en Viena y relativos principalmente a los primeros años 60 del siglo XIX, pero no solo eso. La tarea de recopilar la documentación relacionada con el monarquista mexicano y conservada en el Archivo del Estado Austríaco no fue fácil; como lo señalaba el entonces embajador Roberto de Rosenzweig-Díaz:

la correspondencia solicitada se encuentra dispersa en 180 cajas de la colección “Maximilian von Mexiko Archiv”, razón por la cual su localización y copiado tomará 3 meses más. Por lo cual, esta Embajada ha reiterado al Archivo de Estado Austríaco el gran interés de México en obtener, a la brevedad posible, el mayor número de cartas intercambiadas entre Gutiérrez de Estrada y Maximiliano de Habsburgo[xv].

Los primeros documentos que recibió Reyes Heroles fueron las copias de 13 cartas de Gutiérrez de Estrada a Maximiliano de 1861, más otras copias de documentación relacionada con la realización del proyecto monárquico, entre ella también un documento sobre la deuda externa, sumando un total de 93 páginas. A estos primeros materiales siguieron muchos más recopilados en varios volúmenes titulados “Archivo del Estado Austríaco. Archivo Particular de Maximiliano de Habsburgo, previo a la aceptación de la Corona. Correspondencia de José María Gutiérrez de Estrada”, para un total de más de 600 páginas[xvi]. Principalmente se trata de cartas fechadas entre 1860-1864, pero también hay otras cartas importantes de años precedentes. Entre los documentos vieneses que le hicieron llegar a Reyes Heroles también hay una copia de la carta del 28 octubre 1840 del entonces ministro francés en México, Alley de Ciprey, a Gutiérrez de Estrada, en la que comenta la Carta monárquica y concuerda con la solución propuesta. El contenido de la carta del ministro francés fue utilizado por Reyes Heroles en el capítulo dedicado a la reacción a la Carta monárquica, señalándola entre las opiniones a favor del escrito del campechano[xvii]. También se encuentra la copia de la importante carta de julio de 1854 en la que Santa Anna confería a Gutiérrez de Estrada plenos poderes para entrar en arreglos con las Cortes de París, Madrid y Viena para establecer una monarquía en México, que desafortunadamente Reyes Heroles no alcanzó a utilizar en sus textos, que como dijimos llegan hasta 1840-41[xviii].

No solamente hay documentación proveniente de Viena. A través de Luis Weckmann y Roberto Gómez Ciriza, respectivamente Embajador y Agregado en la Embajada de México en Italia, unidos por el interés por la historia, Reyes Heroles obtuvo información sobre Gutiérrez de Estrada en Roma. Weckmann pondrá en contacto a Reyes Heroles y Gómez Ciriza[xix]. Este último, unos años atrás, en 1977, había publicado México ante la diplomacia vaticana, todavía una obra de referencia para las relaciones entre México y la Santa Sede en los años 20 y 30 del siglo XIX, fruto de una búsqueda exhaustiva en los archivos vaticanos. Gómez Ciriza conocía bien las fuentes vaticanas del Archivo Apostólico Vaticano y del Archivo histórico de la Sección para las Relaciones con los Estados. A él, Reyes Heroles pidió «que me enviara algunos documentos sobre la representación diplomática en Roma en la época que le menciono, sobre todo los relacionados con el personaje en cuestión»[xx]. Los documentos que Gómez Ciriza manda a Reyes Heroles y que éste conserva, ponen en evidencia los contactos de Gutiérrez de Estrada con importantes miembros de la Curia romana.

A través de Gómez Ciriza, Reyes Heroles supo también en dónde vivía Gutiérrez de Estrada en Roma en los años 50 del siglo XIX, mucho antes de la compra del Palacio Marescotti, de su propiedad en los años de la intervención francesa en México. Se trata del Palacio Sinibaldi, no muy lejos de San Pedro, del cual Reyes Heroles conserva las fotos que le fueron enviadas por Gómez Ciriza y están ahora preservadas en el Fondo Jesús Reyes Heroles en CARSO.

También en lo que concierne a los documentos conservados en la Bibliothèque Nationale de France, se valió de sus contactos dentro y fuera de la embajada[xxi].

La correspondencia intercambiada entre Reyes Heroles y sus conocidos en Europa es, a su vez, interesante porque describe la amplia red de contactos de este importante político e intelectual del siglo XX.

El amplio y rico material recopilado por Reyes Heroles y conservado ahora en CARSO merece reconocimiento porque contiene fuentes preciosas e inéditas y porque facilita a los investigadores mexicanos el estudio de documentos que, de otra manera, sin el esfuerzo de Reyes Heroles y de sus contactos en Europa, no serían tan fácilmente aprovechables.

Es muy interesante y merece atención que Jesús Reyes Heroles, quien reconstruyó la genealogía liberal del estado posrevolucionario y que no compartía las ideas de Gutiérrez de Estrada, estuviera tan interesado en un reaccionario, un monarquista considerado de segundo plano. Reyes Heroles entendió que detrás de Gutiérrez de Estrada había algo en el fondo que iba más allá de su propuesta monárquica y que tenía que ver con la energía de este personaje, que construyó una importante red de contactos mexicanos y europeos, para encontrar una solución a los problemas de supervivencia y estabilidad del Estado mexicano. Sus esfuerzos no se limitaron a la propuesta monárquica ni al ofrecimiento de la corona del trono mexicano a Maximiliano, sino que duraron más de veinte años, adaptándose y cambiando con el paso del tiempo, pero que siempre tuvieron como referente los problemas de México. Estos permiten hoy esclarecer y profundizar en el conocimiento de lo que era la realidad mexicana del siglo XIX, no circunscrita a sus fronteras nacionales, sino inserta en un contexto atlántico. Reyes Heroles no se detiene en los prejuicios sobre este monarquista mexicano, va más allá, tratando de entender los por qués y los cómos de sus conclusiones. No comparte sus ideas, pero eso no le impide interesarse de ellas, consciente de los aportes que puedan hacer al conocimiento de la realidad, problemas y dinámicas del México del siglo XIX.


[i] J. Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, Universidad Nacional de México, Facultad de Derecho, México, 1957-1961, 3 vols.

[ii] Para un análisis crítico de la obra véase C. A. Hale, “Examen de Libros. Liberalismo mexicano”, en Historia mexicana, vol. 12, n. 3, 1963, pp. 457-463.

[iii] En este sentido centrales fueron los trabajos de W. Fowler y H. Morales (coords.), El conservadurismo mexicano en el siglo XIX (1810-1910), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 1999; E. Pani, Para mexicanizar el Segundo Imperio. El imaginario político de los imperialistas, El Colegio de México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, D.F., 2001.

[iv] Agradezco a Federico Reyes Heroles por haberme aclarado este pasaje. Véase también F. Reyes Heroles, Orfandad. El padre y el político, Penguin Random House Grupo Editorial, México, D.F., 2015, en particular pp. 66, 87-89, 103-105.

[v] “José María Gutiérrez de Estrada, gobernante”, Sábado, 11 de julio de 1981/192, p. 2, en CARSO, Fondo Jesús Reyes Heroles (en adelante DCXIX), 61.42.

[vi] En el Fondo Jesús Reyes Heroles en CARSO se conservan cuatro textos de Reyes Heroles sobre Gutiérrez de Estrada, recogidos por Eugenia Meyer en J. Reyes Heroles, Obras Completas, vol. IV, Asociación de Estudios Históricos y Políticos Jesús Reyes Heroles, A.C., Secretaría de Educación Pública, Fondo de Cultura Económica, México, 1997. Sin embargo, en una entrevista de 1983, Reyes Heroles habla de cinco capítulos realizados, véase J. Reyes Heroles, Obras Completas, vol. VIII, p. 412.

[vii] J. Reyes Heroles, Obras Completas, vol. IV, op. cit.

[viii] J. Reyes Heroles, “Las ideas conservadoras en el siglo XIX”, en E. de la Torre Villar, Lecturas Históricas Mexicanas, tomo V, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1998, pp. 405-406.

[ix] Para la definición de “sociedad fluctuante” véase Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, tomo II, p. XII.

[x] J. Reyes Heroles, Obras Completas, vol. IV, op. cit., p. 681.

[xi] Ibidem, p. 643

[xii] «No cree en los hombres de su generación, terrible decepción que sea una de las causas fundamentales de su gran equivoco», Ibidem, p. 689.

[xiii] De estas notas hay trazabilidad en DCXIX.1.54.

[xiv] J. C. Valadés, “José María Gutiérrez de Estrada (1800-1867)”, en Enciclopedia yucatanense, Ed. Oficial de Yucatán, México, 1944-1947, vol. 7.

[xv] Carta de R. de Rosenzweig-Díaz al Secretario de Relaciones Exteriores, Viena, 4 de junio de 1982, en DCXIX.1.68.

[xvi] El índice general de las cartas conservadas por Reyes Heroles y provenientes del Archivo del Estado Austríaco se encuentra en DCXIX.1.66.

[xvii] J. Reyes Heroles, Obras Completas, vol. IV, op. cit., p. 723. La transcripción de la carta se conserva en CARSO, DCXIX.1.73

[xviii] La transcripción de la carta se encuentra en DCXIX.1.73.

[xix] Carta de R. Gómez Ciriza a J. Reyes Heroles, Roma, 16 de diciembre de 1982, en DCXIX.50.12.

[xx] Carta de J. Reyes Heroles a R. Gómez Ciriza, México, D. F., 24 de enero de 1983, en Ibidem.

[xxi] Véanse DCXIX.1.30 y DCXIX.75.47.