Desde 1941, Elena Garro se convirtió en una pionera al revelar la desigualdad de género y las atrocidades cometidas en contra de las niñas y jóvenes en su reportaje “Mujeres perdidas”.
La mágica conjunción de la historia y la literatura ha permitido que feministas en diversas latitudes rescatemos relatos de mujeres en el pasado. La escritura de las mujeres ha sido un lugar de encuentro en el que muchas hemos conocido la genealogía de un pensamiento que habla de la experiencia como el principal lugar desde donde se conoce.
Libros escritos por mujeres hartas de la narrativa machista combada de héroes y heroínas elegidos a conveniencia, libros que, mediante el ensayo, el cuento, la novela o la poesía han decidido denunciar injusticias y violencias de las que hemos sido objeto, libros con propuestas a otras realidades más amables, merecen ser leídos y, sobre todo, conocidos porque nos invitan al pensamiento crítico.
Se expondrán diferentes marcas de café y se ofrecerá una degustación gratuita; también se realizarán actividades didácticas para dar una percepción más amplia del café de nuestro estado.
La calidad de las actuaciones y la entrega de cada uno de los participantes en este proyecto, sin lugar a duda, fue lo que hizo de esta presentación un rotundo éxito.
Debemos recordar que el ayuntamiento de Pánuco, una vez más, deberá reconsiderar con ahínco su pasado. Con la meta intrínseca de estar a la altura de estos tiempos de incertidumbre y, finalmente continuar fungiendo como un remanso huasteco. Dentro de un escenario conformado por una serie de elementos que fortalecen cada día su sentido vital; dentro de una vorágine donde sus ejes de supervivencia se han visto reflejados en su río, su mar y naturaleza pródiga.
De marzo de 1524 a diciembre de 1525 Guzmán se hallaba de nuevo en la corte, con residencias en Valladolid, Madrid y Toledo. Fue el 4 de noviembre de 1525 cuando recibió el nombramiento de gobernador de Pánuco en la Nueva España.
No era raro que en aquella época los europeos recurrieran a México como destino para encontrar fortuna. Nuestro país era visto como símbolo de prosperidad y riqueza natural.
Hombre formado en el derecho, la economía y la historia; estudioso de la teoría política de todos los tiempos, del liberalismo social mexicano y de la Revolución mexicana; político hecho en la empresa pública, la militancia y la administración, hoy quiero recordar al Reyes Heroles modernizador político, creador de instituciones, reformador del Estado mexicano, humanista en el más amplio, noble y generoso sentido de la palabra.
Este foro de expresión que nació en 1989 sigue vivo, producto de las diversas manifestaciones culturales, al apoyo de los tres niveles de gobierno y a los artífices ausentes y presentes que hicieron y han hecho que la Fiesta Anual del Huapango “Encuentro de las Huastecas” de Amatlán cada año se consolide.
El discurso cinematográfico del director Gan Bi (Kaili, China, 1989) se basa en la construcción poética de un estado mental que se sobrepone a cualquier viso de eficacia narrativa.
Según Ixtlixóchitl (1985), Netzahualcóyotl conquistó las provincias de Tochpan y Tziuhcoac y nombró a sus mayordomos; aunque las fuentes tenochcas la atribuyen a Moctezuma Ilhuicamina además de la de Tamapachco.
De una historia falsa, impuesta como verdadera, resurge el emperador azteca y la gran Tenochtitlán, para reivindicar su nombre y lo heroico de su defensa, no la entrega.
Una historia relegada la del mundo indígena en nuestro país, guste o no; hay infinidad de pruebas de su ausencia de incorporación al país: bastaría con decir que son la mayoría de pobres en los censos nacionales que hablan de pobreza extrema.
En “La culpa es de los tlaxcaltecas” (La semana de colores, 1964), Elena Garro no sólo abordó el tema de la caída del imperio azteca, sino que renovó la cuentística en lengua española mediante el manejo del tiempo, la construcción narrativa anticonvencional y el rescate de la mitología prehispánica.
Según Alva Ixtlilxóchitl, Cempoala habría tenido compromisos y alianzas con Texcoco y le habría ayudado en su lucha contra Azcapotzalco. Al momento de la irrupción española, el altépetl era tributario de Tlacopan, aunque habría sido sometido por Tenochtitlan, más mediante las amenazas que por la guerra